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Noticias de Renault Mégane en Motorpasión
La gente de Renault ha aprendido bastante, pues ha resucitado su superventas por encima de las expectativas. He quedado gratamente sorprendido con la evolución que ha experimentado el Mégane, y seguro que más de uno alucinará según vaya leyendo la prueba. Para empezar no es una simple versión “3 puertas”, está diferenciado.
Posteriormente hablaré de su comportamiento con el segundo motor diesel, el 1.5 dCi de 105 CV. Ahora vamos a desmenuzarlo por dentro y por fuera en su acabado Dynamique, el más completo posible con esta motorización. La galería tiene 60 fotos, espero que sean suficientes.
Exterior
Las apariencias pueden engañar, el nuevo Mégane Coupé es más largo, más alto y más ancho que el modelo precedente. Ahora tiene más batalla y más ancho de vías. El diseño rompe completamente con la generación anterior, apostando por una carrocería más arriesgada, tanto que parece que le ha caído otro coche justo encima. Creo que ahora entra mucho mejor a los ojos de renaultofóbos.
El Mégane Coupé tiene una estética diferenciada de la versión de 5 puertas, y puede tener más diferenciación si cabe con un kit deportivo que cambia algunos elementos de la carrocería. Uno de los cambios que más me han gustado son las luces diurnas (DRL), que cumplen con la función de ser vistos en cualquier circunstancia, pero que no reemplazan a las de cruce para ver. Mi unidad tiene los faros opcionales bixenón.
De serie calza neumáticos de medidas 205/50 R17, concretamente unos Continental SportContact2, el modelo de llanta es “Schuss”. Estos neumáticos me gustan por su excelente agarre en seco y su comportamiento en mojado, sólo les falta ser menos rumorosas o contribuir a un consumo inferior. El tubo de escape está disimulado y no hay emblemas alusivos a la motorización.
Ahora el maletero no es tan cómodo como antes, la boca de carga queda en una posición un poco elevada, y hay un considerable desnivel hasta el piso. Hay que tener cuidado con el portón dada la altura que alcanza (ver detalle), estimo que está en torno a 1,90 metros, dato relevante para quien tenga un aparcamiento fijo pequeño.
Interior
La nueva generación ha cambiado mucho. La segunda generación estaba enfocada principalmente hacia la funcionalidad y el confort, pero descuidaba otros aspectos. La calidad es apreciable en la cantidad de plásticos acolchados y blanditos en la parte superior del salpicadero y puertas, aunque cojea en algún aspecto. Por ejemplo, los paneles de las puertas vibran con sonidos graves con un volumen nada exagerado.
Es ahora cuando hay más concesiones a los amantes de la conducción, pues con el Mégane Coupé se siente la carretera mejor. Es una historia completamente diferente, casi parece que ambos coches no tienen nada que ver. El puesto de conducción ha sido remodelado, ahora sí que mola. El volante se regula en altura y profundidad, y el asiento va en una posición baja.
Haciendo los pertinentes ajustes, podemos ir perfectamente embutidos para disfrutar de las aceleraciones laterales en las curvas, sin perder nada de comodidad y con el cuerpo perfectamente sujeto. De hecho, los asientos son mejores en este aspecto que los de la versión 5 puertas. Entrar y salir del coche en cuesta es complicado por el peso de las puertas, algo “normal” en un coupé.
No me ha gustado el tacto del volante, se supone que es de cuero, pero no es suave, es incluso áspero. Detrás del aro descubrimos las nuevas palancas de intermitentes/luces y limpiaparabrisas/lavaparabrisas, que ahora son más grandes y fáciles de manejar. Los intermitentes no tienen función autopista (tres pulsos de un sólo toque), a diferencia de multitud de modelos nuevos.
Un mando satélite controla el teléfono manos libres y el sistema de sonido, aunque hay que acostumbrarse a su tacto ya que no se ve bien. Los mandos del regulador/limitador están sobre el mismo volante. En mandos secundarios también se notan cambios.
No sé en qué estaban pensando los diseñadores de la generación anterior cuando pusieron el conmutador de regulador/limitador a la izquierda del volante, donde no se ve ni se acciona con comodidad. Ahora está situado delante del cofre central, donde igualmente no se ve, pero se maneja al tacto y mirando el tablero sabremos qué modo hemos escogido.
Una mirada rápida al tablero de instrumentos también revela cambios. El velocímetro pasa a ser digital y muy preciso (sólo +3 km/h de discrepancia con GPS), así como el testigo de temperatura del agua y del depósito de combustible. A los que tienen un par de chevrones les sonará muchísimo el diseño de las cifras: son iguales. El tacómetro sigue siendo de aguja, pero la posición más baja es mirando al suelo, un guiño a lo deportivo.
Cuando circulamos con el limitador de velocidad y queremos ir temporalmente más rápido, se iluminarán unas luces rojas alrededor del velocímetro para recordarnos que vamos por encima. Si usamos el regulador, también se pone en rojo cuando pisamos el acelerador por encima de la velocidad programada, pero si vamos a la velocidad normal entonces está rodeado de verde.
La visibilidad delantera es buena, y la lateral también. No se puede decir lo mismo de la trasera, pues los gruesos pilares C, con su gran inclinación, tapan mucho. Cuando salimos de un aparcamiento, más vale que hayamos mirado bien de otra forma si no queremos una sorpresa. Los retrovisores tienen un diseño más atractivo, el del conductor está deformado en la parte externa para reducir el ángulo muerto (ver detalle). Se pueden plegar automáticamente al cerrar el coche.
Pero sigamos hablando del interior. En las plazas delanteras es muy satisfactorio, pero en las traseras es otro cantar. La forma de la carrocería da muy poca luminosidad y sólo son cómodas las plazas para personas de estatura inferior a 1,70 metros. En esta imagen se aprecia cómo un servidor va rozando el techo con la cabeza, mido 1,72 metros. En la plaza central se va más encajonado aún, y el reposacabezas no queda en una posición adecuada, miradme lo embutido que voy.
Las plazas traseras dan suficiente espacio para las piernas, cuatro adultos de 1,70 metros viajan perfectamente bien. La plaza central es utilizable ya que no es más incómoda y hay sitio para colocar los pies. En los laterales es posible dejar objetos, así como entre los asientos delanteros, donde tenemos otro receptáculo y una toma de 12V. Se accede bien a estas plazas ya que los asientos delanteros tienen memoria de verdad.
La aerodinámica ha mejorado sustancialmente, no se puede decir que sea un coche ruidoso en este sentido, incluso pasados los 140 km/h. Se percibe más sonoridad por las ruedas y por el motor, que resulta un poco ruidoso en las fases de aceleración y en frío, pero no más que un 1.9 TDI de bomba-inyector. A 120 km/h en sexta el motor gira a 2.500 RPM, y a 3.000 RPM vamos rozando los 150 km/h.
El climatizador ahora es bizona, con distintos programas: suave, normal y fuerte. Su funcionamiento es totalmente satisfactorio. No es tan simple como el del Mégane II, hay que habituarse al tamaño pequeño de sus teclas. Llama la atención que la toma auxiliar de sonido es un doble RCA, cuando lo normal es usar un Jack 3’5 mm. La ranura de la tarjeta es simbólica si tenemos el modelo “manos libres”, no hace falta insertar nada ahí.
En cuanto a carácter práctico, los huecos de las puertas no son especialmente grandes, pero conductor y pasajero tienen bajo el piso un cofre con trampilla de tres litros de capacidad, para cosas que no sea necesario sacar en marcha. A la izquierda del conductor no hay una pequeña guantera, es la caja de los fusibles. El posavasos que detrás del cambio queda inutilizado si usamos el navegador tope de gama (Privilege), no es así con el que tiene el Dynamique.
Para ir finalizando, unos apuntes adicionales. El techo solar es muy bonito, pero no se abre, sólo se mueve la cortinilla. La pantalla del navegador, a diferencia con la generación previa, es fija y no se pliega. Por último el freno de mano vuelve a ser tradicional, podrían haber dejado las costuras en la parte no visible y ganaría algo más de presencia…
Pasemos a hablar ahora del maletero. Tiene 377 litros de capacidad, y se echa de menos alguna toma 12V (aunque tiene próxima una). Si retiramos el piso, encontramos un segundo nivel donde caben algunos objetos muy pequeños. Retirándolo accedemos al kit de reparación de pinchazos o la rueda de repuesto de tamaño normal (opcional sin coste).
Abatiendo la segunda fila de asientos no conseguimos una superficie plana, y encaja de forma complicada. No parece diseñado a tal fin, va demasiado justo. De esta forma conseguimos un volumen de carga de 991 litros, más que suficiente para multitud de necesidades. Podemos verlo de otra forma, es un coupé como los demás en ese aspecto.
En MotorPasión | Renault Mégane Coupé – Parte 2, Parte 3 y Parte 4