
Para los pocos afortunados que se lo pueden permitir, comprar un Bugatti Tourbillon no es sólo poseer uno de los coches más exclusivos del planeta. También implica sumergirse en un universo de lujo y personalización a otro nivel en el que cada detalle tiene un coste sorprendente: sólo sus ocho tubos de escape cuestan más que un piso.
Bugatti únicamente va a producir 250 unidades de esta rara belleza y ofrece la posibilidad a sus clientes de llevar su unicornio al extremo, pero a precios que desafían cualquier lógica. Ahora, ha salido a la luz cómo luce una unidad que lleva casi un millón de dólares en extras, con un acabado de pintura que cuesta más que un Ferrari nuevo.
Así es un Bugatti Tourbillon de 5,5 millones de dólares
El Bugatti Tourbillon tiene un precio base de 4,6 millones de dólares (unos 4,3 millones de euros) pero a medida que vas añadiendo opciones en el configurador, eso se queda muy corto.
Una hoja de pedido filtrada por la cuenta de Instagram @bugattitourbillon.registry (más tarde eliminada, pero recuperada por The Supercar Blog) revela una unidad que alcanza los 5,56 millones de dólares (5,15 millones de euros).
Entre las opciones disponibles, el acabado en fibra de carbono expuesta con pintura "Matte Vermillon Carbon" y "Matte Red" destaca por encima del resto. Solo esta combinación de colores cuesta la friolera de 360.000 dólares (333.711 euros), una cifra superior al precio base de un Ferrari 296 GTB. Pero la pintura no es el único extra llamativo.
El paquete ‘Equipe Pur Sang’ que, además de las mencionadas ocho salidas de escape en lugar de las cuatro estándar, añade una aerodinámica revisada, tiene el mismo precio que un Porsche 911 GT3 nuevo o que 16 Dacia Sandero a estrenar.
También se pueden añadir paneles de cristal en el techo ‘Sky View’ por 75.000 dólares (casi 70.000 euros) o unas llantas bitono por 20.000 dólares (más de 18.500 euros). Otros detalles, como un logo en el alerón trasero pintado en rojo italiano mate, tienen un coste de 15.000 dólares (unos 13.900 euros).
En el interior, la lista de opciones sigue la misma lógica. Un cuadro de instrumentos con detalles en oro rosa cuesta el equivalente a 60.000 euros, el paquete de fibra de carbono para el habitáculo suma otros 13.900, y un simple bordado del logotipo en los reposacabezas cuesta 9.269 euros. Incluso el juego de maletas a medida cuesta más de 33.000 euros.
A estas alturas, gastar 10.000 o 20.000 euros en extras para un Bugatti parece un simple redondeo de cifras, pero resulta impactante cuando se pone en perspectiva. ¿Imaginas cómo sería tu garaje ideal con el presupuesto de un sólo coche como este?
Más allá de los detalles estéticos, esta unidad no se diferencia en nada del resto a nivel técnico: lleva un corazón híbrido enchufable formado por un bloque gasolina V16 atmosférico de 8.3 l y tres motores eléctricos para desarrollar 1.800 CV. Así, esta joya puede acelerar de 0 a 100 km/h en 2,0 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 445 km/h, a pesar de que pesa 1.995 kg.
El Bugatti Tourbillon es un coche de cifras astronómicas en todos los sentidos, pero sus opciones de personalización llevan el concepto de exclusividad a un nivel insólito y desconocido para la gran mayoría de mortales. Al final, los clientes de este coche no sólo pagan por su diseño, su mecánica o sus acabados… sino por una declaración de poder y estatus.
Imágenes | Bugatti, The Supercar Blog, @bugattitourbillon.registry