China era un grave problema para la contaminación mundial; ahora quiere ser la solución

China era un grave problema para la contaminación mundial; ahora quiere ser la solución
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China avanza en el que acabará siendo el megaproyecto de placas solares más grande del mundo, que se ubica en el desierto de Kubuqui (Mongolia Interior) y que, según uno de sus dos principales constructores, China Three Gorges Group (de propiedad estatal), contará con una capacidad total de 16 GW y costará unos 11.500 millones de euros.

De momento en su fase inicial, cuando esté acabado contará con 8 GW de energía solar, 4 GW de energía eólica y 4 GW de capacidad mejorada de carbón. Así, podrá transmitir hasta 40.000 millones de kWh de electricidad al año (más de la mitad procedentes de energía limpia) a Pekín, Tianjin y la provincia de Hebei, según el medio Xinhua News.

Un proyecto clave para la transición energética de China

Solar Plant

El desierto de Kubuqi, ubicado en la meseta de Ordos (norte de China) tiene una superficie total de unos 18.000 km². Alguna vez fue totalmente estéril y era popularmente conocido como "mar de la muerte" por sus condiciones extremas. Y es que la mayor parte de las vastas praderas de Mongolia son vulnerables a la desertificación, lo que tiene consecuencias directas para los medios de subsistencia de la población de la zona y la economía.

Sin embargo, según medios locales en la actualidad el desierto ya tiene un área verde de más de 3.200 km² “gracias a los esfuerzos de la población local, las empresas y el gobierno” por revertir la situación.

En este sentido, uno de sus hitos es la planta solar de Junma (que en chino significa “caballo”, un animal muy vinculado a la región) que con 196.320 paneles, figura en el Libro Guinnes de los Récords desde 2019 como la mayor estación fotovoltaica del desierto de China.

Y esta solo es una parte de lo que acabará siendo el mastodóntico proyecto que tiene entre manos la empresa estatal china CTG en cooperación con el Grupo Mengneng (Mongolia Interior) y que en realidad lleva en marcha desde 2017, cuando el Gobierno Chino dio su aprobación.

Hasta ahora, el proyecto ha generado más de 2.312 millones de kWh de electricidad, “lo que equivale a ahorrar 760.000 toneladas de carbón estándar y reducir las emisiones de dióxido de carbono en 1,85 millones de toneladas”, según la constructora. Esta también apunta a que la energía generada por esta estación solar abastece principalmente la demanda de electricidad del parque industrial cercano, lo que reduce en gran medida la producción que necesitan las centrales eléctricas de carbón.

Para gestionar mejor el funcionamiento de la estación en el entorno desértico y ahorrar personal necesario in situ (según datos de la compañía solo dos personas trabajando en la sala de control principal pueden supervisar toda la situación de los equipos en la estación de Junma), se han adoptado soluciones fotovoltaicas inteligentes.

En su mayoría proporcionadas por compañías como Huawei, estas incluyen inversores solares, comunicación de portadora de potencia (PLC), diagnóstico inteligente, así como sistemas de gestión fotovoltaica inteligente.

Esta planta en expansión solo es un ejemplo de las prácticas más recientes que se están llevando a cabo en China para promover el impulso de energía limpia en las regiones más arenosas y rocosas del país, que busca cumplir cuanto antes con sus objetivos climáticos, y de paso, busca cómo liderar la transición mundial en materia de energías renovables.

Cuadro Energia
Fuente: Tang Tengfei/GT

China es el país más contaminante del mundo (responsable de hasta el 30 % de las emisiones nocivas) y la segunda potencia económica a nivel mundial, por lo que en los últimos años está llevando a cabo importantes macroproyectos basados en las renovables para llevar a cabo una necesaria transición energética.

Además, según los datos de la Agencia Internacional de la Energía, a pesar de seguir siendo el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo y del trabajo que tiene por hacer, China lleva décadas (sobre todo desde que fue sede Olímpica en 2008) trabajando para mejorar la calidad de sus ciudades.

Ya desde 2014, cuando el primer ministro chino Li Keqiang impuso políticas más severas, se han reducido las emisiones del país en un 40 %, según datos analizados recientemente por el Instituto de Política Energética de la Universidad de Chicago.

En este sentido, en los ambiciosos planes del gigante asiático está construir las instalaciones necesarias para lograr 450 GW de energías renovales (principalmente energía solar y eólica en zonas desérticas del interior como en el Desierto de Gobi). Según Bloomberg, China aspira a tener 1.200 GW de energía eólica y solar para 2030, año en que el país pretende alcanzar su pico de emisiones de carbono.

A finales de 2021, China ya había instalado 306 GW de capacidad de energía solar y 328 GW de turbinas eólicas, y la megaconstrucción de unos 100 GW de capacidad de energía solar en las regiones desérticas ya está en marcha.

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