
El gran apagón del 28 de abril de 2025 dejó a toda la península Ibérica sin suministro eléctrico durante horas y puso en evidencia las debilidades del sistema. Ahora, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha decidido tomar las riendas actualizando, por fin, una normativa clave que llevaba más de dos décadas sin revisarse en profundidad.
Con esta medida, el organismo pretende evitar que se repitan incidentes como el ocurrido, modernizando los mecanismos de control de tensión en la red y repartiendo responsabilidades entre las eléctricas tradicionales, renovables y empresas privadas.
La norma que se quedó vieja y el apagón que lo cambió todo
El apagón que paralizó España y Portugal el pasado 28 de abril ha sido un punto de inflexión. El último informe del Gobierno en busca de responsables señala una cadena de errores: falta de previsión del operador del sistema, Red Eléctrica (REE); desconexiones indebidas de plantas; instalaciones que no respondieron como debían; y, sobre todo, un sistema mal preparado para gestionar las tensiones de una red donde la generación renovable ya es protagonista.
Aunque no se descarta que acabe en los tribunales, la CNMC ya ha reaccionado. El organismo que preside Cani Fernández ha actualizado por completo el Procedimiento de Operación 7.4 (PO 7.4), una pieza esencial del engranaje normativo que regula cómo se controla la tensión en la red eléctrica. Esta norma, nacida en el año 2000 y ligeramente retocada en 2014, llevaba años obsoleta.
Desde 2019 estaba en proceso de revisión, pero la tramitación se había estancado entre pruebas técnicas y burocracia. Tras el apagón, la CNMC ha acelerado los plazos y ha aprobado una nueva versión con efecto inmediato.
#Energía| La CNMC revisa las normas de detalle técnico que regulan el servicio de control de tensión.
— CNMC (@CNMC_ES) June 19, 2025
📃NP: https://t.co/PjQrBj3BV2 pic.twitter.com/zutejmzW0a
Hasta ahora, el control dinámico de la tensión, clave para evitar sobrecargas que acaben colapsando la red, recaía casi exclusivamente en la generación síncrona, es decir, térmica, nuclear o hidráulica. Las energías renovables, en su mayoría asíncronas como la solar y la eólica, no tenían capacidad real para actuar como colchón del sistema en tiempo real, simplemente porque no se había desarrollado una normativa que lo permitiera.
Con el nuevo PO 7.4, esto cambia. Por primera vez, las renovables y otros actores podrán participar activamente en la regulación de la tensión, a través de mecanismos de mercado. Así, se crearán mercados locales donde podrán ofrecer esta capacidad a cambio de una retribución económica. Esto no sólo diversifica los recursos disponibles para estabilizar la red, sino que busca introducir más competencia y eficiencia en el sistema eléctrico.
Además, se amplía la responsabilidad: ya no bastará con que grandes eléctricas como Iberdrola, Endesa o Naturgy asuman el control de la tensión. La norma ahora también obliga a que otros productores y grandes consumidores eléctricos contribuyan, ampliando la base de recursos disponibles para evitar futuros colapsos.
Este cambio normativo se alinea con la legislación europea y su reforma más reciente (Reglamentos 2019/943 y 2019/944), que buscan armonizar los mercados energéticos en todo el continente. La CNMC espera que esta aumente la estabilidad del sistema y de paso lo haga más transparente, competitivo y adaptado a la realidad actual, donde las renovables ya son una pieza clave del mix energético.
Imágenes | Unsplash