El pasado mes de julio, el mítico Volkswagen Beetle puso punto y final a su historia, cuyos inicios se remontan a 1938 con el Type 1, con la producción de una última unidad en colo gris que salió de la factoría de Puebla (México). No obstante, aún quedan románticos del icónico coche alemán decididos a alargar su sombra con creaciones de vehículos de lo más peculiares, como esta minimoto que hoy nos ocupa construida con partes de la carrocería de una unidad del Escarabajo.
El autor del característico vehículo es Brent Walter, un diseñador y constructor de variados artilugios que acostumbra a mostrar en su cuenta de Instagram, y en esta ocasión su ingeniosa creación se basa en una minibike sobre el que ha montado un cuerpo creado a partir de cuatro guardabarros extraídos de un Beetle antiguo, posteriormente cortados, soldados y pintados dando como fruto una moto retro con gran carga histórica.
La unidad con carrocería verde fue la primera unidad que creó, bautizada como Volkspod, y dotada de un manillar, un sillín y uno de los faros delanteros y traseros de la unidad del Beetle en cuestión, amén del chasis tubular que sustenta los guardabarros.
Bajo el mismo, monta un motor OHV de cuatro tiempos y 79 cc de cilindrada que, lejos de lograr unas prestaciones reseñables, sí cumple la misión de convertirlo en un vehículo funcional de lo más llamativo.
Una segunda unidad mejorada
Tras finalizar y testar con éxito su creación, Walter iteró el proceso para dar lugar a una segunda minibike, aunque en esta ocasión integrando un mejor chasis, neumáticos ligeramente más grandes (de 13") y un pequeño motor también de combustión de 6,5 CV y 212 cc, además de concederle mayor altura al suelo para poder circular sobre el césped, explica su autor.
Walter, que mostró en su cuenta de Instagram todo el proceso de evolución, apostó para su "versión 2.0", tal y como la denominó, por un color de carrocería azul con un manillar más elevado y niquelado en lugar de la tonalidad negra de la primera minibike, y un faro posterior de mayor tamaño. Asimismo, pulió detalles como los reposapiés añadiéndole el logo de Volkswagen.
Se trata, en suma, de dos unidades que no gozarán de la autenticidad ni el rodaje de aquel Volkswagen Beetle de 1967 con 560.000 kilómetros en el odómetro que restauró la firma alemana, si bien se postulan como probablemente el vestigio más original del emblemático Escarabajo.
Imágenes: Brent Walter
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