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¡Relájate amigo! La violencia al volante no te convierte en el rey de la pista

¡Relájate amigo! La violencia al volante no te convierte en el rey de la pista
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Violencia vial, conducción agresiva, perder los papeles... Existen muchas formas de llamar al comportamiento que muchos tenemos al volante cuando la situación nos supera y nos dejamos llevar por la ira. Actitudes que no sólo no nos sirve para resolver nuestro problema o llegar antes a nuestro destino, sino que además nos puede causar momentos desagradables e incluso graves situaciones de seguridad vial para nosotros y otras personas.

¿De verdad no somos conductores violentos?

¿Te reconoces en alguno de estos vídeos?

Vale, puede ser que no te veas golpeando el coche de otra persona o agrediéndola con algún tipo de arma blanca. Dirás que eres una persona pacífica pero, ¿tampoco te ves bajando del coche o insultarle a través de la ventanilla?

Porque no hace falta cometer violencia física o verbal para ser un conductor agresivo. Realizar gestos obscenos, tocar la bocina insistentemente, circular pegado al culo de otro vehículo o amagar con atropellar a alguien con acelerones son también formas de violencia vial.

Los verdaderos motivos de la ira al volante

Violencia Al Volante 03

Se dice que el coche nos transforma. Son muchos los casos de personas aparentemente pacíficas en su vida normal que al volante se convierten en auténticos ogros. Se podría decir que detrás de una conducta agresiva se esconde un perfil violento o un problema de egocentrismo. Pero lo cierto es que (casi) todos nos hemos sentido alguna vez presa de la ira al volante, sin que ello quiera decir que seamos personas violentas. ¿A qué son debidos estos episodios?

Estos arranques se producen generalmente ante determinadas situaciones del tráfico, sobre todo cuando se ralentiza o interrumpe nuestra marcha (por un atasco, por un peatón cruzando por el paso de peatones, por otro coche que se nos cruza…). Estas situaciones nos generan un sentimiento de especialmente impaciencia o incluso estrés que, si bien no justifica nuestro comportamiento, puede ser el desencadenante de nuestra actitud agresiva combinada con otros factores.

Estos factores están principalmente relacionados con nuestro vehículo. Éste nos ofrece cierta sensación de protección ante las reacciones de terceros, y de cierta privacidad que nos permite “explayarnos” con total libertad. Todo ello combinado con los lazos afectivos que llegamos a entablar con nuestro vehículo, y que hace que cualquier tipo de amenaza a nuestro coche la podamos sentir como propia.

Keep calm y conduce seguro

Violencia Al Volante 01

Para tratar de evitar una actitud agresiva al volante y poder conducir con toda la calma necesaria, podríamos empezar a trabajar sobre el desencadenante de dicha actitud. Si hemos dicho que estos episodios pueden producirse ante situaciones de estrés, vamos a tratar de reducir o evitar ese estrés. MAPFRE nos recomienda para ello tomarnos unos minutos y relajarnos antes de empezar a conducir. Podemos aprovechar para ello la tranquilidad y aislamiento que nos confiere nuestro vehículo (especialmente si estamos en un garaje) o realizar alguna actividad superflua que nos ocupe la mente, como buscar una emisora en la radio, comprar algo de picar en la gasolinera o consultar el tiempo.

Si lo que nos impacienta es que llegamos tarde a algún sitio, ni que decir tiene que la mejor solución es adelantar nuestro horario de salida y asumir que vamos a perder ese tiempo. La agresividad al volante es directamente proporcional a la velocidad a la que circulemos, por lo que si llevamos una marcha tranquila es más fácil que asumamos las “interrupciones” en el camino.

Finalmente, tenemos que tener en cuenta que nuestro modelo de conducta en líneas generales es algo que se forja desde que somos pequeños. Por eso es importante la educación vial en los colegios, en los que se trabaje el civismo y la tolerancia como valores que primen en la conducción. Ni que decir tiene que los niños aprenden por imitación, y que probablemente repetiremos lo que hemos visto en nuestros padres. Por ello es igualmente importante contar con buenos ejemplos de conducta en nuestro entorno familiar.

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