Toyota ha tomado varios caminos muy interesantes en los últimos años. Por un lado, se ha dado la espalda a los motores diésel, la tecnología líder de ventas durante las últimas décadas en Europa, apostando todo por la hibridación. Al mismo tiempo, el consabido regreso a la deportividad que tanto se pedía desde la afición, retomando una senda que nunca debió dejar atrás. Y además, también sigue una senda que lleva a los concept car a convertirse en modelos de producción.
El Toyota Corolla se dio a conocer en formato concept. El Toyota GT86, hace ya unos años, hizo lo mismo. No olvidemos el Toyota Supra, pero tampoco olvidemos el nuevo Toyota RAV4, que se mostró al público como Toyota FT-AC Concept por estas mismas fechas, aproximadamente, en 2018.
Jack Hollis, vicepresidente y director general de Toyota en Estados Unidos, dijo en su momento que “el FT-AC es perfecto para los amantes del aire libre, que quieren disfrutar de la aventura de sus escapadas de fin de semana”. Unas palabras que nos vieron a la mente cuando estábamos recogiendo las llaves del nuevo RAV4 en la sede de prensa de la marca, sobre todo la parte de las escapadas de fin de semana.
La generación saliente del RAV4 sí nos dio la impresión, tras darle mucha caña un fin de semana, que era un coche perfecto para escapadas de fin de semana y soportó el mal trato que le dimos de una forma bastante notoria. Así que ya teníamos muy claro que íbamos a hacer con esta unidad que nos estábamos llevando a casa.
El Toyota RAV4 arrastra 25 años de vida y cinco generaciones, que han puesto en circulación más de nueve millones de unidades en todo el mundo, 105.000 de ellas en España. Está considerado como el pionero del segmento, aparecido en 1994 pero habiendo sufrido una brutal transformación con el paso de los años hasta llegar al coche que tenemos entre manos. Poco se parece, como se puede apreciar, la primera generación con esta última, pero tampoco se parece en nada con la anterior. Ha cambiado completamente tanto por dentro como por fuera y se nota, mucho, cuando se conduce.
Suavidad de marcha en todo momento
Cuando la marca nos deja un coche para ponerlo a prueba, siempre se nos ocurren ideas un tanto locas para hacer las cosas entretenidas. Una prueba ‘estándar’ ya la ofrecen otros, así que solemos buscar algo que se salga de lo normal o, al menos, que sea llamativo. Pero con el nuevo Toyota RAV4 queríamos hacer algo más formal, dejar las locuras a un lado y ofrecer una buena imagen de lo que ha sido tener el coche. Los cambios sufridos por el SUV son importantes y merece la pena analizarlos. Pero como siempre, nos ha resultado complicado, sobre todo al leer el dossier de prensa y ver que la marca ha decidido montar neumáticos de verano en lugar de los M+S que tenía la anterior generación. ¿Sería capaz este RAV4 se pasar por donde pasó el anterior?
Le dimo vueltas a estas ideas, y el coche nos sorprendió totalmente con una suavidad de rodadura muy por encima de la generación saliente. Ciertamente, la marca ha dado en el clavo en este aspecto. La comodidad de marcha es bastante elevada y la calidad de bacheo ha mejorado mucho respecto al anterior RAV4 hybrid que tuvimos. Por autopista puedes rodar a velocidad elevada sin que te des cuenta y la confianza a los mandos es total.
Te sientes seguro y lo notas todo bajo control. Además, hay otra serie de cambios que hacen todavía más agradable su conducción, como por ejemplo el acelerador ‘de compás’, que ofrece un tacto bastante bueno, con la dureza justa. Los espejos laterales siguen siendo grandes y puedes controlar totalmente la delantera ya que se puede ver el capó entero desde el puesto de conducción.
Mientras circulábamos por autopista, decidimos que antes de irnos a casa pasaríamos por nuestras ya acostumbradas carreteras secundarias para una primera toma de contacto más ‘emocionante’ que una aburrida autopista. Podríamos comprobar si los cambios en el bastidor y las buenas sensaciones que teníamos en carretera abierta se notaría también en un terreno menos favorable. Lo que más se nota es una mayor estabilidad incluso frenando ‘a saco’ o en curvas medias a ritmo fuerte.
Es evidente que el centro de gravedad más cerca del suelo y la mayor anchura tienen mucho que ver, pero los neumáticos de verano ponen su granito de arena y puedes ir ‘de rallye’ con bastante soltura. No vas a llevar el ritmo de un compacto, pero seguro que lo dejas atrás cuando el asfalto se rompe. Ahí, el RAV4 saca a relucir su condición de SUV y abre hueco a un ritmo muy elevado. Sorprende que vaya tan rápido. Nosotros fuimos hacia la estación espacial de la NASA en Madrid, en Robledo de Chavela, continuando esa carretera, la M531, hacia Colmenar de Arroyo, un tramo que ha vivido mejor días pero que resulta muy divertido (totalmente recomendable) y donde el RAV4 se comportó de primera.
Tres modos de conducción, con una notable mejora del modo ECO
Nos lo estábamos pasando bastante bien, así que ampliamos nuestra estancia por la zona para probar los tres modos que ofrece el coche: ECO, normal y Sport, que poca explicación necesitan. Debemos reconocer que nos sorprendió gratamente la mejora del modo ECO, pues no se tiene la sensación de ir ‘capado’. Las diferencias con el modo Normal se centran, básicamente, en que el sistema da prioridad total al motor eléctrico siempre que la batería tenga carga suficiente y en una dirección con una asistencia diferente.
El funcionamiento del coche en ECO es agradable al máximo, invita, como en otros híbridos de Toyota, conducir de forma suave y a mantener el económetro en la zona indicada como ‘ECO’, pero admite más carga de acelerador sin problemas. En otras ocasiones, el modo ECO lo hemos usado para probar su funcionamiento o para circular por ciudad, pero con el nuevo RAV4 estuvo activado gran parte de la prueba por su buen funcionamiento en todo momento. Apenas nos acordamos del modo Normal y el Sport lo aprovechamos para adelantamientos, para ‘jugar’ en carretera de curvas y poco más.
De hecho, ahora que se mencionan los adelantamientos nos damos cuenta que no hemos hablado del motor. El RAV4 ha cambiado mucho más de lo que parece. El bloque, aunque tiene la misma cilindrada de 2,5 litros y funciona en ciclo Atkinson, tienen menor diámetro de pistones y mayor carrera que antes entre otras cosas. El motor eléctrico también es nuevo, mucho más suave en su funcionamiento y más eficiente, que ayuda a, en nuestro caso, entregar 218 CV. Esto quiere decir que nuestra unidad era el tracción delantera.
El cambio e-CVT también se ha revisado y ha mejorado mucho su funcionamiento, ofreciendo una salida desde parado suave y cómodo mientras que permite hacer barbaridades mediante las levas en el volante. Un nuevo propulsor que empuja con ganas y con el pedal en la moqueta, permite hacer adelantamientos de cuatro en cuatro a poco que aparezca una recta.
El cambio, en automático, deja reducir marchas ayudando a frenar y a retener en bajadas, pero no hace ni caso cuando le pides que ponga una relación superior. En manual funciona bien, pero mantiene el típico sonido del variador y no sólo sabes que has subido de marcha por el indicador del cuadro de instrumentos. Nosotros acabamos usándolo en automático, aprovechando las reducciones al frenar y dejando que funcione por su cuenta al acelerar, de esta forma, puedes ir realmente rápido sin esfuerzo y te puedes divertir de lo lindo.
Los neumáticos de verano se notan también fuera de asfalto
De regreso a casa, algo más calmados y con la cabeza puesta en las próximas perrerías, nos dimos cuenta que los consumos, a pesar de la guerra que le habíamos dado, rondaban los 6,7 y 6,8 litros. Toyota anuncia 4,6 litros cada 100 kilómetros, una cifra que la verdad, no nos molestamos en intentar conseguir porque la cifra que nos mostraba el indicador, incluso habiendo despendolado por carretera de montaña, nos pareció bastante satisfactoria. Hay que tener en cuenta que es un coche grande, con un motor de 218 CV y un peso de 1.665 kilos. Gastar menos de siete litros en esas condiciones es de nota.
Buenas sensaciones generales en asfalto, mejoras en todos los apartados y buenos consumos. La prueba estaba saliendo bastante bien, pero quedaba una parte donde la generación anterior demostró ser un SUV muy competente: caminos de tierra con alguna zona rota y bacheada. Esta vez no fuimos tan lejos como en la anterior por la monta de neumáticos, no queríamos tener que llamar para que nos sacaran del embrollo. Y fue un acierto, porque los neumáticos de verano se notan, con alguna pérdida de tracción a poco que se complicaba el camino.
Evitando cuestas excesivas y agujeros grandes, el nuevo Toyota RAV4 demuestra que no le tiene miedo a la tierra, de hecho, esos neumáticos fueron parte de la diversión al permitir descolocar el coche con mucha facilidad sin perder el control de la situación. Puedes ganar velocidad, reducir con la leva izquierda y sortear las curvas jugando con los pesos. No conviene pasarse porque pierde agarre con facilidad si hacemos las cosas con brusquedad y si frenamos muy fuerte, haciendo saltar a los controles electrónicos.
Bachea bien, mantiene cierta comodidad y sortea roderas con alguna que otra derrapada. No presentó las mismas capacidades que la vez anterior, las gomas M+S se dejan notar bastante, pero la mayoría de los compradores del nuevo RAV4 no harán las mismas locuras que nosotros y con estas ruedas podrán ir, casi, hasta el fin del mundo. Nosotros pondríamos unas M+S en el primer cambio de ruedas sin dudarlo, el coche lo pide a gritos, pero la monta de serie es la más lógica para el uso final que se le dará al coche y lo pudimos comprobar en nuestra primera escapada con el coche.
Por caminos de tierra, volvimos a olvidarnos de los modos de conducción y el ECO fue la elección en el 90% de las situaciones. Con el modo Sport se pierde tracción con facilidad y el modo Normal no presenta apenas diferencias con el ECO. Además, como da prioridad al motor eléctrico, es muy fácil regular la potencia con el acelerador y podemos decir que hicimos excursiones sin contaminar más de la cuenta, que resulta otro punto favor de su motor híbrido.
Estamos seguros de que este buen comportamiento del RAV4 lejos del asfalto es solo el principio de todo lo que es capaz de hacer. Ya tenemos ganas de probar la versión AWD-i de tracción total inteligente, a la que no le queda demasiado para llegar al mercado.