Si eres un extraterrestre que acabas de aterrizar en la tierra (ok, o si simplemente no te gustan porque rayan la pintura), puedes que no sepas cómo utilizar un túnel de lavado. No problem. Estas instalaciones para la higiene de tu vehículo son fáciles de utilizar e incluyen sencillas instrucciones para no cometer ningún error. ¿Seguro?
Antes de nada, ¿cómo funciona un túnel de lavado?
La modalidad de túnel de lavado más común en España es aquel en el que el vehículo es desplazado por el interior de la máquina a través de unos raíles. Existen otras modalidades donde el vehículo permanece quieto y es un puente de lavado el que va desplazándose de atrás hacia adelante.
Sin embargo, los túneles con raíles son más frecuentes porque permiten realizar recorridos más largos, con diferentes zonas y distintas fases. Generalmente estas fases consistirán en rociada de espuma, limpieza con los rodillos, enjuague y encerado (opcional) y secado con los ventiladores o secadores.
Para que tu vehículo pueda ser desplazado por los raíles, es necesario que lo pares en el punto indicado y lo pongas en punto muerto y sin el freno de mano, indicaciones que suelen estar claramente especificadas en las instrucciones de uso (primera norma: LEER BIEN LAS INSTRUCCIONES).
Otras indicaciones básicas que debemos seguir en el túnel de lavado son casi de cajón: cerrar bien las puertas y ventanas, plegar los retrovisores, desmontar la antena y general cualquier objeto sobresaliente (una bola de remolque, una rueda de repuesto trasera…) que pueda despistar al sensor. Este sensor es el que analiza la altura y longitud de tu vehículo para que los distintos elementos (mangueras, rodillos, secadores) puedan adaptarse a su forma.
Pero lo mejor es que repasemos estas sencillas instrucciones con unos ejemplos prácticos.
Fails: Ejemplos prácticos de cómo NO usar el túnel de lavado
Entra en el túnel despacio, sin prisas. Si tienes un mal día y llevas el tiempo pegado en el culo, mejor deja el lavado para otro día.
Sitúa tu vehículo en el lugar indicado: Sí, parece sencillo, pero no todo el mundo lo tiene claro. Lo mejor que nos puede pasar es que simplemente nuestro coche no se lave correctamente. Y da gracias.
Si te pasas del punto indicado en las instrucciones, no retrocedas. Simplemente sal del túnel y ponte de nuevo a la cola. La marcha atrás NUNCA es una buena idea.
Pon el punto muerto, quita el freno de mano y déjate guiar por los raíles. Y POR DIOS, nunca frenes. Recuerda que no estás solo en este mundo.
Cierra bien puertas y ventanas. PERO BIEN. No creas que lo peor que te pueda pasar son unas simples salpicaduras.
¿Recuerdas que los coches pueden ser de tres o cinco puertas? Eso es porque en la palabra “puertas” se incluyen al maletero. Así que, cuando te digan que cierres bien las puertas, también se refieren al maletero. No busques una limpieza interior gratuita.
Un básico: plega o quita la antena. Pero si por cualquier razón te la has dejado puesta, NO SALGAS del coche con el proceso en marcha. NUNCA. JAMÁS. La antena es menos valiosa que cualquier otra parte de tu coche (y que tu propia vida).
¿Ya te hemos dicho que nunca salgas del coche con el proceso en marcha? Por si aún no te ha quedado claro, te lo repetimos y en formato bien grande:
Bueno, puedes pensar que no todo el mundo conoce cómo funciona un túnel de lavado, y que un fallo lo tiene cualquiera. Por supuesto. E incluso aquellos que mejor conocen su funcionamiento pueden cometer tontos errores.
¿Crees que es un fake? ¿Un caso aislado? Nunca subestimes la estupidez humana.
Ante todos estos fails, quizás decidas evitar el túnel de lavado y limpiar tu coche de forma manual. Total, ¿quién la pifiaría con una simple manguera?
Vale, ¿y si el fallo no es mío?
Ahora nos ponemos un poco más serios. Imagina que a pesar de seguir todas las indicaciones, tu vehículo sufre algún desperfecto (daños en la carrocería, se rompe algún limpiaparabrisas, se estalla una luna…). Si tu vehículo estaba en perfectas condiciones antes de entrar, y has cumplido con todas las normas de uso, el propietario del túnel de lavado es el responsable del mal funcionamiento del mismo.
Aunque muchos túneles indican que la empresa no se hace responsable de los posibles daños ocasionados, lo cierto es que nos ampara el Artículo 147 de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios. En él se dice que “los propietarios de los túneles de lavado serán responsables de los daños y perjuicios causados a los consumidores y usuarios, salvo que prueben que han cumplido las exigencias y requisitos reglamentariamente establecidos y los demás cuidados y diligencias que exige la naturaleza del servicio”.
El proceso correcto si se da esta circunstancia de daños es avisar inmediatamente a la gerencia del túnel de lavado, después a tu compañía de seguros y, si finalmente no se ha llegado a un acuerdo amistoso, demandar a la propiedad de la instalación. Se han dado casos favorables al usuario en nuestro país, así que si te ocurre, no dudes en reclamar tu derecho.
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