Una ciudad inteligente es, en esencia, aquella que busca una mejor calidad de vida para sus ciudadanos y se enfrenta a los retos actuales (y futuros) de la urbanización a través de la eficiencia energética, el desarrollo y la movilidad sostenible. Para ello, se ayuda de la tecnología más innovadora como herramienta estratégica.
Hoy en día, las denominadas Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), el Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés), el big data, las aplicaciones móviles o la industria 4.0 hacen posible que las “smart cities” ya sean algo más que un concepto futurista.
Algunas de las más avanzadas a nivel global se encuentran en Japón, pero no hay que irse tan lejos para encontrar ejemplos en forma de avance: en España ya tenemos varias ciudades inteligentes en marcha.
La tecnología como herramienta de gestión inteligente
Cada vez son más las instituciones públicas y privadas invirtiendo sumas millonarias en proyectos para promover que las ciudades de todo el mundo vayan acelerando su transformación hacia un futuro mejor para todos.
Aunque lo cierto es que el de las ciudades inteligentes no es un concepto nuevo: sus bases se sentaron cuando la informática empezaba a formar parte del conocimiento popular.
Aunque IBM acuñó el término por primera vez en 1990, podríamos remontarnos a 1974 para llegar a uno de los primeros esfuerzos a gran escala para modelar el entorno urbano a través de big data.
Hablamos del informe “El estado de la ciudad: un análisis de grupos de Los Ángeles”, publicado por la Oficina de Análisis de la Comunidad de Los Ángeles, EEUU. (CAB, por sus siglas en inglés). Mucho han cambiado las cosas desde entonces, aunque no su esencia.
Y es que a través de las cantidades ingentes de datos que se recogen, analizan y gestionan a través de las TICs se puede llegar a una toma de decisiones efectiva por parte de administraciones, empresas y los propios ciudadanos en pro de un fin común en materia de urbanismo.
En España, la Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI), que empezó a gestarse en junio de 2011 con la firma del ‘Manifiesto por las Ciudades Inteligentes. Innovación para el progreso’, ya alberga a 150 ciudades que utilizan la tecnología como potente herramienta de gestión en diversos procesos: desde la propia urbanización al turismo inteligente, pasando por el control remoto de servicios o la implantación de aplicaciones de utilidad para el ciudadano.
No solo ciudades, también tenemos ‘municipios inteligentes’ en España
Barcelona es una de las ciudades inteligentes españolas más avanzadas pues, por ejemplo, todos los municipios del área metropolitana utilizan la herramienta Smart AMB: una plataforma que se actualiza en tiempo real y permite planificar y gestionar de forma más eficaz el mantenimiento de las playas, el estado de la movilidad urbana o la gestión de los residuos (mediante monitorización digital de los contenedores).
Pero la ciudad ha implementado también las TIC en otros aspectos como el transporte público, el alumbrado o la gestión de tráfico.
La Comunidad de Madrid es otro ejemplo de ciudad inteligente en desarrollo. Actualmente está centrando sus esfuerzos sobre todo en el ámbito del transporte público, entre otras cosas, con cuatro nuevos intercambiadores de última tecnología en marcha, y una nueva línea automatizada de metro que se ubicará en Madrid Nuevo Norte, la joya de la corona del futuro “Madrid inteligente”.
Pero también hay en marcha iniciativas como farolas que dispongan de cargadores para drones, el uso de la geotermia como fuente de energía en varios edificios, la incorporación de técnicas de drenaje urbano sostenibles (para retener, almacenar y pretratar el agua de lluvia en origen) o la implantación de una nueva variedad de césped en las zonas verdes que requiera menos agua en su mantenimiento.
Incluso el municipio de Toro (Zamora), con menos de 10.000 habitantes, está implantando soluciones inteligentes en pro de la sostenibilidad. Es el caso de los más de 200 sensores inalámbricos de bajo consumo que se acaban de instalar y que servirán para la toma de decisiones en tiempo real.
Y es que están conectados a una red que recoge continuamente datos del alumbrado urbano, el ciclo integral del agua, la recogida de basuras, y también de vehículos de gestión municipal como los de mantenimiento urbano y de parques y jardines.
Así, estos sensores ayudan a decidir cuándo se encienden las luces o si es momento de recoger la basura, para evitar acumulaciones puntuales de residuos y olores, y también trayectos innecesarios.
Estos son solo algunos de los ejemplos que, a modo de punta de iceberg, nos muestran cómo poco a poco el concepto de ciudades inteligentes que lleva décadas sonando a japonés, se está convirtiendo en una realidad capaz de cambiar muchos aspectos en el día a día de las ciudades o municipios donde vivimos. Incluso muchos ya ven estas tecnologías como una oportunidad para repoblar la ‘España vaciada’.
En la carrera para hacer posible y real una contención de los efectos del cambio climático no solo entra en juego un cambio urgente de nuestro entorno, infraestructuras o forma de movernos, sino también un giro en nuestras prioridades, nuestras necesidades básicas y nuestra forma de entender la tecnología.
Ejemplo de ello es el modelo de la “ciudad de los 15 minutos” que en la actualidad se está trabajando para implantar en París.
Reorganizar nuestras ciudades, recuperar nuestro tiempo, acortar nuestros desplazamientos y poner el foco en nuevas formas de movilidad, va unido a un mayor sentimiento de comunidad colaborativa: el refuerzo de los barrios, de la educación y de una asistencia sanitaria cercana son algunas de nuestras nuevas prioridades como sociedad que mira hacia un futuro más sostenible.
En este tipo de nuevo modelo de ciudad, las tecnologías de vanguardia podrían jugar un papel determinante. Las TIC a nuestro alcance nos están demostrando que nos permiten gestionar, crear y mejorar los sistemas que componen los territorios como los espacios públicos, la infraestructura y el transporte. En este aspecto, en Asia nos siguen llevando años de ventaja.
