Cuando hablamos de los filtros principales de un vehículos, nos referimos a cuatro elementos básicos que afectan a la combustión y la calidad del aire en el habitáculo. ¿Cuáles son y qué mantenimientos tienen?
Los filtros cumplen una función higiénica de la que se beneficia nuestro motor, nuestros pulmones y, dado el caso, también los de los demás usuarios de la vía. Su revisión y sustitución es una de las oraciones obligatorias dentro de la liturgia del mantenimiento de un vehículo. Este dependerá de forma directa del tipo de vehículo y de las especificaciones relacionadas que aporte el fabricante.
Condiciones externas y ambientales también pueden tener un impacto relativo en el funcionamiento de los filtros. Por ejemplo, los episodios de calima y polvo africano que hemos vivido recientemente inciden en la respiración de los motores.
Los cuatro filtros principales de un coche
En un automóvil nos topamos con cuatro filtros destacados:
- El filtro del aire.
- El filtro del combustible.
- El filtro del aceite.
- El filtro del habitáculo.
Su misión resulta similar a la naturaleza de cualquier otro filtro. No es otra que impedir el paso de partículas o residuos en los flujos que viajan hacia el interior (y exterior) del coche.
Filtros relacionados con la combustión
Podríamos comparar la fisonomía humana con la mecánica. Nuestro cuerpo refina aire y alimentos para alcanzar la mezcla ideal entre oxígeno y azúcares que deriva en la energía del movimiento y resto de funciones fisiológicas.
Antes de que el oxígeno recale en el torrente sanguíneo, el sistema respiratorio realiza una exhaustiva labor de filtrado en diferentes fases, por ejemplo, en la nariz unos pelos conocidos como fimbrias atrapan las partículas más toscas. En una fase posterior, los llamados cilios de la tráquea expulsan los deshechos no filtrados.
¿Nos suena de algo? Los filtros del aparato respiratorio y el digestivo de un vehículo purifican la mezcla entre carburante y aire para que la reacción oxígeno y combustible resulte la adecuada y obtengamos una quema completa. De ahí que descuidar el mantenimiento de los filtros, por los motivos que sean, puede acarrear riesgos, como un mal funcionamiento de la motorización o, incluso, daños mecánicos.
El filtro del aire para eliminar impurezas
Antes de llegar al propulsor, el aire absorbido ha de traspasar la frontera del filtro del aire. Este margina las impurezas y, al mismo tiempo, cuida de que el flujo necesario no decaiga. De este modo, las partículas no terminan en el cámara de combustión.
¿Qué ocurre si no se sustituye el filtro de aire?
Dado el caso de que el filtro del aire se ateste y no se revise y sustituya, puede generar un impacto grave. Al superar esta barrera, el polvo puede deteriorar los pistones o las paredes de los cilindros.
Otro efecto de circular con un filtro del aire saturado es el desequilibrio en la mezcla entre combustible y aire. Un flujo más irregular afecta a la quema, pudiendo provocar un incremento de los gases contaminantes. El mismo fenómeno también repercute en nuestros bolsillos, pues el consumo tenderá a elevarse.
Uno de los síntomas que nos hará percatarnos de esta "dolencia" es la disminución de la entrega al acelerar y el oscurecimiento del humo de escape. Como se puede comprobar, el daño producido podría resultar mucho más penoso y costoso que el de un sencillo reemplazo.
¿Cuánto cuesta el filtro de aire?
La sustitución del filtro del aire no presenta grandes dificultades para los profesionales del taller. En función de cada modelo, puede estar un precio de entre 10 y 50 euros.
¿Cuándo se cambia el filtro de aire?
Para la sustitución de este como del resto de filtros, hay que atenerse a las instrucciones dadas por el fabricante para cada vehículo. Eso sí, hay factores ambientales que pueden provocar un reemplazo prematuro, por ejemplo, transitar a menudo por terrenos como pistas o caminos muy polvorientos.
Filtro del aceite, que todo fluya bien
El filtro del aceite tiene la misión de recolectar las impurezas metálicas, manteniendo una mínima protección del lubricante en el inicio del circuito de engrase del motor.
¿Qué ocurre si no se sustituye el filtro del aceite?
La falta de este mantenimiento provoca que los restos metálicos ataquen algunas piezas clave como los pistones, los rodamientos o los cojinetes. En el peor de los casos, la saturación total podría llevar a sobrecalentar el bloque y causar una avería muy grave por falta de lubricación.
¿Cuánto cuesta el filtro del aceite?
El componente en sí no posee un precio nada elevado. No suele superar los 20 euros. Ahora bien, hay que tener en cuenta, como en todo mantenimiento, mano de obra y, en este caso, la reposición del lubricante.
¿Cuándo se cambia el filtro del aceite?
De nuevo, según especificaciones del fabricante. La frecuencia más típica suele rondar los 20.000 kilómetros. Ahora bien, como este cambio va ligado al de aceite, la sustitución se tiende a adelantar para que ambos mantenimientos coincidan.
Filtro del combustible, la purificación
El último de los filtros que afectan a la motorización tiene que ver con la protección del sistema de inyección. Es decir, se encarga de extremar la purificación del combustible librándolo de posibles sedimentos o elementos indeseables.
¿Qué ocurre si no se sustituye el filtro del combustible?
Las consecuencias de obviar su buen estado son diversas y dependen del tipo de propulsor. Por ejemplo, en el caso de los motores diésel, el filtro se encarga de retener el agua presente en el gasoil, cuya composición tiende a ser más específica. De fallar en su labor, el agua termina por corroer los componentes metálicos.
La labor de este filtro suele relativizarse un grado en los motores de encendido provocado alimentados por gasolina. Incluso hay algunos que vienen desprovistos de este filtro.
¿Cuánto cuesta el filtro del combustible?
Como ocurre con el resto de filtros vistos hasta ahora, el precio de la pieza depende del tipo de motorización, pudiendo ser de entre 10 a 60 euros. A estos habría que añadir el resto de conceptos relacionados.
¿Cuándo se cambia el filtro del combustible?
Una vez más, hay que atenerse a las especiaciones oficiales. Por lo general, los modelos diésel presentan un amplio margen de sustitución que va desde los 40.000 hasta los 120.000 kilómetros. El intervalo de reemplazo es mucho más breve en el caso de los motores de gasolina.
Filtros para "aire de consumo humano"
Si nos alejamos del aire que respira un motor, existen dos filtros más que relevantes: el del habitáculo y, en los vehículos en los que se encuentra, el de partículas.
Filtro del habitáculo o del polen
Tiene la relevante labor de evitar que polen, polvo, microbios y resto de suciedad presentes en el aire no penetren en el interior del vehículo. No sustituirlo puede derivar en malos olores, dañar nuestra higiene respiratoria e, incluso, fugas y fallos en el circuito de climatización.
Su obstrucción, además, exige más esfuerzo a los sistemas de aire acondicionado y calefacción, lo que a su vez termina por incidir en la demanda sobre el motor y elevar el consumo. Un filtro del habitáculo sobrecargado también debilita la función de desempañado al penalizar el flujo en la recirculación del aire. Por eso, la recomendación suele ser reemplazarlo una vez al año.
Hay que decir que, en esta asignatura, los fabricantes se están volcando para elevar la calidad del aire que se respira en el habitáculo. Así, encontramos tecnologías punteras como la que monta el Toyota Mirai, centrada en depurar agentes como los óxidos de nitrógeno o las partículas en suspensión (PM).
Filtro de partículas
Relacionado con las anteriores, las motorizaciones diésel (y algunas alimentadas por gasolina) han atesorado la mala fama de liberar emisiones dañinas para la salud. Por eso, a partir de la norma Euro 5, fue obligatorio que todos estos propulsores montaran un filtro para evitar la liberación de las partículas en suspensión PM10 y PM 2,5. A su vez, el catalizador que montan, se encarga de atrapar químicamente los óxidos de nitrógeno.
Este tipo de filtros son más caros que cualquier otro (entre 300 y 2.000 euros), y su sustitución va en función del uso y recorridos del vehículo. Si transitamos en ciudad, en trayectos cortos y el motor en frío, la regeneración del filtro no se produce y tiende a degenerarse. Por eso, se suele recomendar circular a velocidades de autovía durante intervalos para paliar este efecto.
Como ventajas de los vehículos híbridos eléctricos, cabe decir que no necesitan este último filtro. Esto los libera de los quebraderos de cabeza asociados al filtro de partículas y, en gran cantidad de casos, simplifica el mantenimiento y sustitución de otros de los filtros enumerados.
