
El éxito del coche de Xiaomi ha sido meteórico. Pero cuanto más alto y rápido se sube, mayor puede ser la caída. Bien lo sabe Tesla, la marca de coches que más ha crecido en la última década pero que lleva meses de descalabro continuo.
El Xioami SU7 lleva poco más de un año en el mercado y Xiaomi Auto ahora se enfrenta a su primera crisis. En parte por ser nueva en esto de vender coches: hasta hace bien poco era una mera tecnológica. Lo está notando en sus ventas, pero también en críticas de sus clientes, a varias bandas. Se añade un accidente fatal de su berlina eléctrica con tres fallecidos en la ecuación.
Un coche eléctrico no es un teléfono móvil
En menos de un año de estar a la venta, el Xioami SU7 superó las 200.000 unidades vendidas. Ya cuando se lanzó el hype fue evidente: en sólo 24 horas firmó casi 90.000 reservas. Desde entonces hemos visto a su CEO, Lei Jun, tirar una sandía de un edificio para presumir de su irrompible batería o mofándose de Elon Musk en X, feudo del de Tesla, para celebrar sus hitos de producción.
Ahora Jun admite que abril ha sido el mes más complicado desde que fundara Xiaomi. Una marca esencialmente de móviles y tablets, recordemos. Pero un coche es un producto mucho más complejo y caro.
La mitad de pedidos. Según recoge Reuters, en abril el Xiaomi SU7 registró una caída en sus pedidos del 55 % respecto a marzo. Mayo no ha ido mejor: en estas dos primeras semanas ha firmado cerca de 13.500 pedidos. Casi 10.000 menos de los recibidos en las dos últimas de marzo.
En cuanto a ventas, en abril firmó más de 28.000 unidades y en marzo rondó las 30.000. Pero esta caída de pedidos supondrá una importante bajada en las matriculaciones las próximas semanas. De momento Xiaomi vende solo en China y tiene este único coche en cartera, así que sus cifras son más que notables. Además, el SU7 llevaba desde diciembre superando en ventas al Tesla Model 3 en la República Popular.
Accidente mortal. La drástica caída de pedidos tiene varios motivos. Quizá el más grave tiene que ver con el accidente que tuvo uno de los SU7, el primero que se saldó con fallecidos. Involucra su sistema de conducción semiautónoma: una tecnología similar al Autopilot de Tesla.
El SU7 circulaba con el control de crucero inteligente activado cuando chocó contra una barrera de cemento a casi 100 km/h: el coche eléctrico acabó incendiado y sus tres ocupantes murieron. Esto se ha traducido en que su tecnología ahora esté bajo lupa de las autoridades chinas, como recurrentemente le ha pasado a Tesla en EEUU. Xiaomi señaló que esa unidad en cuestión era la de acceso, así que equipaba el sistema menos avanzado de los dos que ofrece.
Publicidad engañosa. Por otro lado, Xiaomi Auto se ha enfrentado estos días a su primera demanda colectiva. Este mismo año ha lanzado el SU7 Ultra, la versión más bruta de su berlina eléctrica y que también ha triunfado: en dos horas ya tenía asignada toda la producción prevista para este año. Pero poco después de empezar a venderse se vio envuelta en una polémica: las unidades entregadas pasaron de los 1.548 CV a 900 CV por motivos de seguridad. Esto enfadó a los clientes que habían pagado por un coche mucho más potente, así que Xiaomi tuvo que recular actualización OTA mediante.
La guinda ha sido su capó aerodinámico opcional: un carísimo extra de 42.000 yuanes (unos 5.200 euros al cambio actual) y que no muestra diferencia alguna en el rendimiento pese a prometerlo. Más de 400 compradores, aún más enfadados, han demandado a Xiaomi por publicidad engañosa. Y al menos 300 exigen el reembolso total del coche: esta opción arranca en los 529.900 yuanes (cerca de 65.500 euros).
Crisis de credibilidad. Xiaomi ha recurrido a agresivas tácticas de marketing con sus dispositivos móviles y le ha ido estupendamente. Pero los analistas advierten que aplicar esto a los coches puede ser un error: un automóvil no es un teléfono, y exige mayor transparencia y credibilidad a largo plazo.
"A diferencia de los productos de consumo digitales, el automóvil implica procesos de toma de decisiones de compra más largos y una mayor inversión por parte de los consumidores, que tendrán mayores exigencias sobre la capacidad de la marca para cumplir promesas y su credibilidad a largo plazo", señalan analistas de la consultora china LandRoads a Reuters.
Y es que por ejemplo, otro de las críticas que se ha llevado Xiaomi es que sobreestima ampliamente los tiempos de entrega: los clientes están recibiendo los coches mucho antes de lo esperado, cuando en la web se indica un plazo de entre seis y 11 meses. Hay quien acusa de que la firma lo hace para crear la sensación de una escasez que no existe y así acuciar la demanda.
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Imágenes | Xiaomi, Lei Jun en X, Motorpasión