
Europa prohibirá de facto la venta de coches nuevos con motor de combustión interna en 2035, pudiendo casi exclusivamente comprar sólo coches eléctricos. Europa, no está sóla. Japón o California tienen la misma idea. Pero si nos atenemos a los resultados de un estudio, millones de ciudadanos no notarán el impacto del coche eléctrico hasta mediados de siglo.
Según un estudio de S&P Global, los propietarios de coches de combustión tienden a conservarlos cada vez más tiempo, a diferencia de los que poseen un coche eléctrico, a pesar de su coste generalmente más elevado.
El dueño de un coche eléctrico cambia de coche cada cuatro años de media
La Unión Europa prohibirá la venta de coches gasolina y diésel a partir de 2035, a excepción de los que funcionen con carburantes sintéticos, los e-fuels. Esa prohibición se revisará, o confirmará, en 2026. El Reino Unido hará lo propio en 2030, Japón lo hará en 2035, al igual que California, el principal mercado en el seno de los Estados Unidos. El problema es que se tardarán varias décadas en ver el impacto realmente notable de esta medida porque a ambos lados del Atlántico, la edad media del parque móvil roza los 13 años.
S&P Global, es una consultora especializada en análisis económicos (son los del índice S&P 500, por ejemplo) y ha estudiado el tiempo que los propietarios de vehículos llevan con sus coches. El estudio revela grandes disparidades entre los coches con motor de combustión interna y los eléctricos, debido a una serie de factores identificables.
Realizado en Estados Unidos, el estudio revela que los conductores conservan sus vehículos durante más tiempo que nunca, una tendencia especialmente marcada en el caso de los modelos de combustión interna. De media, un vehículo se conserva 12,5 años, cifra que se eleva a 13,6 años en el caso de los turismos.
En el caso de España, la edad media del parque móvil es de 14,2 años, según los datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC). España continúa teniendo uno de los parques más envejecidos de Europa superando la media de edad del continente de 12,3 años.
Varios factores explican la mayor vida útil de los coches gasolina y diésel. Uno de ellos es la fiabilidad percibida de estos modelos para los viajes largos. Muchos hogares conservan al menos un coche de combustión, aunque se conduzca con menos frecuencia, para asegurarse una autonomía sin restricciones, sobre todo en trayectos largos.
La inflación, que lógicamente afecta tanto a los modelos de combustión como a los eléctricos, también influye. Por ejemplo, en España, entre 2020 y 2023, la inflación ha sido del 15,2 %. Así, un coche que costaba 25.000 euros en 2020 pasó a costar casi 29.000 euros tres años más tarde.
En cambio, los coches eléctricos se renuevan en general más rápidamente. S&P Global calcula que se renuevan cada 3,6 años. Esta renovación frecuente se explica, en particular, por su mayor coste de adquisición, que atrae a clientes con mayor poder adquisitivo dispuestos a cambiar de modelo con regularidad y que optan sobre todo por las modalidades de leasing (alquiler con opción a compra) o renting (alquiler de larga duración) con una duración media de los contratos de cuatro años.
En 2024, casi el 80% de los coches eléctricos nuevos matriculados en Estados Unidos lo fueron mediante alguna de las dos modalidades de alquiler, según datos de Edmunds citados por The Wall Street Journal. En Europa, la situación es similar, aunque varía mucho de un país a otro de la Unión.
El 60% de las matriculaciones de coches nuevos, sea cual sea su energía, son vía operaciones de renting o leasing, según cálculos del grupo de presión Transport & Environment basados en datos de Dataforce. En el caso de los coches eléctricos, la proporción se estima en un 80%.
El por qué de una mayor proporción de renting en el mercado de los coches eléctricos se explica también por el medio a tener un coche con una batería de tracción que pueda perder autonomía a la larga o incluso fallar. Y como el coste de sustitución de una batería de este tipo es desorbitado, de 7.000 euros a 15.000 euros según la marca, los clientes prefieren pasar ese riesgo a la empresa de renting.
Por supuesto, esto tiene un impacto en el mercado de segunda mano, cuando esos coches eléctricos procedentes del renting llegan al mercado de segunda mano. El último estudio de iSeeCars muestra que los precios de los coches eléctricos usados cayeron un 15,1% durante el año pasado en Estados Unidos. En Europa, el precio medio del eléctrico usado cayó un notable 8,1% interanual, según datos de la plataforma Autoscout24.
Por último, conviene señalar que el mercado de los vehículos eléctricos está en plena mutación. Cada año llegan al mercado nuevos modelos, más eficientes e innovadores, que animan a los automovilistas a dar el paso. Marcas como Tesla y BYD contribuyen a ese cambio. Una vez convertidos a la movilidad eléctrica, la gran mayoría de los conductores se mantienen fieles a este tipo de motorización.
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