El presidente de los EEUU, Donald Trump, parece haber agotado su margen de presión sobre Pekín. Tras meses de tensiones, sanciones cruzadas y un bloqueo a los chips de inteligencia artificial más avanzados, la Casa Blanca ha dado un giro: NVIDIA, la gran perjudicada por estas restricciones, podrá volver a vender en China su GPU H20, un chip que tiene mucho que ver con la conducción autónoma y que se había convertido en un éxito inesperado en el país asiático.
El movimiento, adelantado por Financial Times, no es casual. La administración Trump busca evitar que el conflicto comercial escale justo antes de retomar negociaciones clave con China, e incluso prepara una posible reunión “cara a cara” entre Trump y Xi Jinping antes de final de año.
Un respiro para NVIDIA… y para la tensión comercial global
Durante el último ejercicio fiscal (cerrado en enero de 2025), China representó cerca del 13% de los ingresos de NVIDIA, unos 17.000 millones de dólares, según datos de la propia compañía. El veto estadounidense amenazaba con recortar 15.000 millones adicionales de su facturación este año, poniendo en riesgo su posición en el tercer mayor mercado de la empresa, solo por detrás de EEUU y Taiwán.
El GPU H20 fue la solución intermedia: menos potente que las versiones de gama alta de NVIDIA, pero diseñada para cumplir con los límites de exportación impuestos por Washington. Pese a sus restricciones técnicas, las ventas en China crecieron un 50 % trimestre a trimestre desde su llegada en 2024.
Sin embargo, en abril, el Departamento de Comercio endureció las normas y cortó el suministro. Las acciones de NVIDIA cayeron un 6 % en Bolsa, y gigantes como Tencent, Alibaba y ByteDance se quedaron sin sus pedidos.
La decisión de levantar parcialmente el veto no responde solo a la presión empresarial. Según Financial Times, la administración Trump quiere evitar que el pulso tecnológico con Pekín descarrile las negociaciones comerciales en marcha. La reciente reunión en Estocolmo entre el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el viceprimer ministro chino, He Lifeng, marca un intento de acercamiento tras meses de tensión.
Algunos asesores en la Casa Blanca siguen presionando para mantener un bloqueo férreo, temiendo que China acelere el desarrollo de chips propios para IA y reduzca su dependencia de EEUU. Aun así, el movimiento con NVIDIA sugiere que Washington sabe que un veto total tiene un coste demasiado alto para sus propias empresas y para la estabilidad de la cadena de suministro global de semiconductores.
Más allá del veto: cómo el H20 impulsa el coche autónomo
Aunque el H20 es un chip pensado para centros de datos y modelos de inteligencia artificial a gran escala, tiene un papel clave en el desarrollo de tecnologías para la automoción. No se instala en los vehículos, pero sí entrena y da forma al cerebro que conducirá el coche autónomo del futuro.
- Entrenamiento masivo de conducción autónoma: El H20 permite procesar millones de escenarios de tráfico simulados, acelerando la evolución de plataformas como NVIDIA DRIVE. Fabricantes como Mercedes-Benz, Tesla o Volvo utilizan estos sistemas para “enseñar” a sus coches a reconocer carreteras, peatones y situaciones límite antes de llevar esas decisiones a un vehículo real.
- Procesamiento avanzado para visión por computadora: Gracias a su potencia, puede analizar datos de cámaras, LiDAR y radares, fundamentales para mejorar los sistemas ADAS y de conducción autónoma que ya equipan coches de marcas como Volvo o Tesla.
- Simulación de entornos de prueba: Con plataformas como NVIDIA Omniverse, permite validar sistemas de seguridad y software de conducción en escenarios virtuales hiperrealistas, reduciendo costes y riesgos para los fabricantes.
- Optimización de software para hardware automotriz: El trabajo que se realiza con el H20 termina desplegándose en chips dedicados como NVIDIA DRIVE Thor u Orin, que sí viajan a bordo de vehículos autónomos o robotaxis.
En resumen, sin chips como el H20, el desarrollo de la conducción autónoma sería mucho más lento y costoso. Está en la “trastienda” de la revolución del coche sin conductor, alimentando las plataformas que usarán los vehículos de calle y las futuras flotas de robotaxis.
Un mercado clave y la sombra de la competencia china
Con la autorización recuperada, NVIDIA ha pedido a TSMC la fabricación de unas 300.000 unidades del H20 para satisfacer la demanda acumulada en China, según Reuters. Y ya prepara una nueva GPU, conocida internamente como B30, basada en la arquitectura Blackwell, diseñada específicamente para el mercado chino.
El objetivo, principalmente, es mantener a raya a competidores como Huawei o Moore Threads, que buscan aprovechar cada vacío para consolidar alternativas nacionales en el mercado de IA. El precio estimado del B30 oscilará entre 6.500 y 8.000 dólares (unos 5.900-7.300 euros), frente a los 10.000-12.000 dólares (unos 9.100-10.900 euros) del H20, buscando una oferta atractiva y “a prueba” de futuros vetos.
La guerra tecnológica entre EEUU y China está lejos de terminar, pero el caso NVIDIA demuestra que ni siquiera la primera potencia mundial puede permitirse un pulso sin límites con su mayor rival, especialmente cuando el futuro de la inteligencia artificial y del coche autónomo está en juego.
Imágenes | Mercedes, Tesla, NVIDIA
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