La nevada ha sido antológica. Cuánto más subíamos y nos acercábamos al puerto del Simplon (Suiza), más nieve había y apenas veíamos ya los límites de la carretera. “Como siga así, no llegamos a Ulrichen”, pensé. Después de nuestro paso, las autoridades cerraron el puerto y la única manera de acceder al valle de Goms, a los pies de los montes Furka y Nufenen, era subiendo el coche a un tren.
Al día siguiente, en Ulrichen, destino de nuestra prueba de neumáticos de invierno, volví al coche y salimos hacia el circuito de pruebas, una pista de aeródromo tapada por 50 cm de hielo y nieve. Y de repente, mi Subaru Forester parece que no va. Las vibraciones en el volante son enormes, y cuanto más acelero, más fuertes son. No hay ningún testigo de fallo motor o de lo que sea en el salpicadero. “¿Has limpiado las llantas?”, me dice Luca, el jefe de pruebas de Quattroruote. "Obviamente, no", pensé.
¿Neumáticos de invierno? Check. ¿Tracción integral? Check. ¿Llantas limpias? Esto…
Las llantas estaban completamente cubiertas de nieve por dentro. Tanto que había desequilibrado los neumáticos. Conducir ese coche era como si nunca hubiese hecho un equilibrado de las llantas o hubiese perdido los plomos. La solución fue tan sencilla como quitar la nieve que se había acumulado en las llantas y en los pasos de rueda tras el viaje del día anterior.
Si hoy te has despertado con mucha nieve y has notado que tu coche iba un poco inestable o simplemente raro de camino al trabajo, es muy probable que se haya acumulado nieve o un trozo de hielo en una llanta y no se derrita.
No hace falta mucho peso para desequilibrar una rueda. Cuando el mecánico monta los neumáticos sobre las llantas, añade unos contrapesos, o plomos, que utiliza para equilibrar la rueda, para que este gire…redondo, sin vibraciones. Esos plomos pueden ser tan ligeros como unos cinco o siete gramos. Es decir, es muy fácil desequilibrar una rueda.
La más mínima variación puede hacer porque ya no gire y sintamos vibraciones en el volante. Si se ha quedado nieve o un trozo de hielo de más peso atascado en una llanta, estará desequilibrada.
No se trata de una situación dramática, el coche no se va a romper. Sin embargo, tampoco es conveniente que las ruedas estén desequilibradas, especialmente cuando nieva. Es una situación en la que conducir ya es un poco más complicado de lo habitual, así que aunque sea sólo para nuestro confort y tranquilidad, mejor limpiar las llantas.
Y ya puestos, limpiar los pasos de rueda de la nieve o hielo que se pueda haber acumulado no viene de más. El hielo en los pasos de ruedas mientras conducimos puede provocar el desprendimiento de las conexiones de algunos sensores, como el del ABS. También puede provocar la rotura y caída de los revestimientos interiores de los guardabarros, que como en todos los coches sólo aguantan unos endebles clips de plástico.
Imágenes | Motorpasión
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