Cuando empezó a extenderse el término 'coche conectado' en seguida se habló del coche que habla con la infraestructura, del coche que habla con el entorno, del coche que habla con el resto de coches... Lo cierto es que han ido pasando los años y el vehículo sí se ha conectado, pero más su propia tecnología (y qué tecnología).
Ahora Indra, Audi y Qualcomm Technologies han puesto en marcha un proyecto para impulsar la siguiente generación del sistema de pago de peajes mediante tecnología de vehículo conectado 'vehicle-to-everything' (C-V2X).
"Los coches se utilizarán para pagar todo"
"Sabemos desde hace tiempo que los coches se convertirán en los monederos de los conductores y se utilizarán para pagar todo, desde peajes y tarifas basadas en el uso de la carretera, hasta el estacionamiento, y otros servicios al consumidor", explica Raúl Ripio, director general de Mobility & Technology de Indra. Lo cierto es que ya podemos pagar parkings o en gasolineras gracias al Internet de las Cosas, pero el sistema de peajes de cada país es distinto.
El objetivo de este proyecto, que se desplegará primero en EEUU, será demostrar que los coches equipados con C-V2X pueden ayudar a la descongestión de las autopistas de peaje o estandarizar los pagos en el país en el que se implemente. ¿Cómo funcionará? El conductor, en vez de pagar en efectivo o con telepeaje, verá una notificación de peaje en la pantalla de su vehículo, lo que les permitirá revisar las tarifas y otros detalles y confirmar los pagos en tiempo real.
También simplificará la forma en la que trabajan los operadores de peaje, que actualmente recurren a los dispositivos electrónicos tradicionales y se enfrentan a procesos complejos en la gestión de estas transacciones, con distintas infraestructuras en carretera para detectar, identificar, clasificar y contabilizar las operaciones.
No es la primera vez que escuchamos hablar de este concepto de coche como monedero inteligente y como interlocutor entre el vehículo y la infraestructura. Ya en 2019 Jaguar Land Rover puso en marcha un proyecto piloto en el que los propietarios podían obtener créditos al permitir que sus vehículos informaran automáticamente de datos útiles sobre el estado de la carretera, atascos o baches a proveedores de navegación o autoridades locales.
Como premio, el emisor de la información podía obtener desde cafés hasta el pago de peajes, de aparcamiento e incluso recargar las baterías de un coche eléctrico. Todo con una tecnología de contabilidad distribuida de código abierto, cuyo objetivo es permitir de forma segura el intercambio de información y valor en el Internet de las Cosas.
De momento parece que seguiremos pagando los peajes a la antigua usanza.
