Son varias las empresas que se dedican a convertir un coche gasolina o diésel en eléctrico. Es una forma de dar una segunda vida a los automóviles con corazón de combustión para seguir utilizándolos al margen de cualquier tipo de restricción.
Como te contamos, este fascinante arte de tomar un vehículo usado con mecánica de combustión y convertirlo a una tecnología moderna se llama retrofit. Primero lo vimos en los coches y ahora llega al sector de los autobuses.
Reciclaje aplicado a los vehículos
Convertir un coche con motor ICE (internal combustion engine) en eléctrico es la alternativa por la que algunos conductores están optando para saltarse las restricciones de contaminación con su vehículo clásico, como demostró este Renault 4L eléctrico por las calles de Madrid.
Otros eligen este camino por motivos de eficiencia, simplemente porque disfrutan de un coche antiguo, pero les interesa hacerlo de una forma más sostenible. También hay de casos en los que esta conversión sirve para sustituir una mecánica térmica averiada y reutilizar el vehículo.
Por supuesto, también es una forma de tener un automóvil eléctrico gastando menos dinero que en la compra de uno nuevo. De media, una conversión de este tipo cuesta alrededor de 15.000 euros, sin incluir el precio del coche original. Lo mejor es cualquier modelo sirve para convertirse en eléctrico.
Sea como sea, cambiar las tripas de combustión por otras eléctricas es una alternativa que representa muchas ventajas para ciertas personas, más allá de que algunos pueden considerarlo un sacrilegio.
Sin embargo, hay pocas empresas que se dediquen a ello y el número de coches transformados es más bien testimonial, en España sobre todo, donde la verdadera dificultad es homologar la conversión para que sea legal.
Fuera de nuestro país, los retrofit son más populares, incluso hay fabricantes de coches que se lo están tomando muy en serio, como Renault, que se ha propuesto convertir cada año 100.000 coches usados en coches eléctricos.
Autobuses usados que renuncian a las emisiones
La idea también ha llegado al sector del transporte para electrificar camiones y autobuses, como propone el fabricante del coche eléctrico solar Sono Sion. En el caso de la empresa alemana Sono, la electrificación consiste en instalar paneles solares, pero hay una compañía que pretende ir más allá.
Se llama Kleanbus, es británica y su objetivo es convertir un autobús diésel o gasolina en un autobús completamente eléctrico. Para conseguirlo han desarrollado una plataforma modular (incluye el motor eléctrico y el conjunto de baterías) que se puede acoplar al chasis de cualquier autobús, incluso a los de dos pisos.
La modificación simplemente consiste en extraer la mecánica de combustión y todos los componentes asociados (sistema de escape, depósito de gasoil, etc.), crear un diseño digital para que la plataforma se adapte a ese vehículo en concreto, adaptarla e instalarla. Después se prueba, se homologa y el resultado es un ‘nuevo’ autobús eléctrico.
Kleanbus asegura que el precio de la transformación es mucho más asequible que comprar un autobús eléctrico nuevo, que en el caso de un modelo urbano como el Volvo 7900 Electric Bus puede costar aproximadamente un millón de euros.
La compañía no ha desvelado el precio de la conversión, que también dependerá del tipo de autobús y de la batería por la que opte cada cliente. Sin embargo, habla de que modificar un autobús cuesta la quinta parte que comprar uno nuevo, por lo que, tomando como referencia el precio del Volvo, el retrofit debería costar unos 200.000 euros.
Además, Kleanbus dice que la principal ventaja, más allá del precio, es la rapidez. Con esta modificación no hay que esperar a que ningún autobús termine su ciclo de vida para comprar otro nuevo y se puede utilizar durante mucho más tiempo.
Además, el coste de utilización es más bajo, tanto por el precio del combustible comparado con el de la electricidad (al menos de momento), como por el ahorro en mantenimiento.
Kleanbus solo opera en Reino Unido. Sus instalaciones se encuentran en laparte este de Inglaterra y allí llevan a cabo la transformación al completo.
Por ahora, acaban de presentar su plataforma para estandarizar los retrofit de autobuses, pero su idea es comenzar a modificar vehículos de manera inmediata para transformar el parque de autobuses británico cuanto antes.
Joe Tighe, cofundador y director ejecutivo de Kleanbus, ha dicho: “Con el 97% de los autobuses del Reino Unido propulsados por motores diésel que emiten grandes cantidades de carbono, óxidos de nitrógeno y partículas, y la asombrosa cifra de 35.000 de ellos circulando por la carretera, el país se enfrenta un gran desafío para descarbonizar rápidamente este sector vital del transporte y está luchando para avanzar rápido en esta cuestión”.
Esto último significa que Reino Unido se ha comprometido a financiar 4.000 autobuses de cero emisiones, algo menos del 10% de la flota total. De momento, ya funcionan 800 autobuses de cero emisiones en Londres, 697 fuera de la capital y hay un presupuesto en marcha para comprar otros 2125 para todo el país.
La puesta en marcha del proyecto de Kleanbus no ha podido ser más oportuna, siempre y cuando sus modelos transformados encajen con los requisitos del gobierno británico a la hora de electrificar su flota de autobuses.