Suiza ha vuelto a convertirse en escenario de uno de los episodios más llamativos en la lucha internacional contra la corrupción de los últimos años. En Ginebra, una colección de 25 coches de lujo incautados a Teodoro “Teodorín” Nguema Obiang, vicepresidente de Guinea Ecuatorial e hijo del presidente Teodoro Obiang Nguema, se acaba de vender por unos 27,8 millones de euros en una subasta de Bonhams.
El dinero recaudado será destinado a proyectos sociales y sanitarios supervisados internacionalmente, aunque diversas ONG han cuestionado que los fondos acaben realmente beneficiando a la población. Mientras tanto, “Teodorín” sigue aumentando su colección financiada con dinero de dudosa procedencia.
Los coches más deseados de la colección
La colección de coches del hijo del presidente de Guinea parecía una exposición de Pebble Beach más que el resultado de una investigación judicial: siete Ferraris, tres Lamborghinis, cinco Bentleys, un Maserati, un McLaren y varias piezas únicas… Entre ellas, un Lamborghini Veneno Roadster de 2014, que alcanzó los 8,5 millones de euros, marcando un récord para la marca italiana.
Además, había un Koenigsegg One:1 de 2015, uno de los únicos siete fabricados en todo el mundo, que se adjudicó por 4,7 millones de euros. El Ferrari Enzo, el LaFerrari y el Reventón Roadster superaron cada uno los dos millones. Incluso modelos más “modestos”, como un Maserati 4200 GT o un Ferrari Testarossa, encontraron comprador.
Bonhams estimaba una recaudación de unos 19 millones de euros, pero la expectación superó todas las previsiones, con coleccionistas de Oriente Medio, Europa y EEUU pujando por la polémica colección. “Fue una venta sin precedentes: la historia detrás de los coches generó tanto interés como las máquinas en sí”, declaró un portavoz de Bonhams a SwissInfo.
El origen de una fortuna bajo sospecha
Todo se remonta a 2016, cuando la Fiscalía de Ginebra abrió una investigación por blanqueo de capitales y malversación de fondos públicos contra Teodorín Obiang. Según los fiscales, gran parte de su fortuna personal procedía de desvíos de ingresos del petróleo y de la explotación forestal, dos pilares económicos del país africano.
Guinea Ecuatorial es uno de los principales productores de crudo del África subsahariana, pero también uno de los más desiguales: más del 70 % de su población vive bajo el umbral de la pobreza. Mientras tanto, Teodorín, conocido por su vida de excesos, acumulaba coches, relojes y mansiones en Europa y EEUU.
En 2017, la justicia francesa condenó a Teodoro Nguema Obiang Mangue por blanqueo de dinero y malversación, imponiéndole una pena de tres años de prisión (suspendida después), y una multa de 30 millones de euros, además de la confiscación de parte de sus propiedades en Francia.
Aunque el caso suizo fue archivado este año por motivos procesales, los tribunales también decidieron confiscar los coches y subastarlos. Guinea Ecuatorial aceptó pagar 1,34 millones de euros en concepto de costas judiciales. El acuerdo incluía una cláusula que establecía que los beneficios de la venta debían destinarse a proyectos sociales “en beneficio del pueblo ecuatoguineano”.
El destino del dinero y la polémica sobre su control
Tras la subasta, unos 24 millones de euros netos fueron transferidos a un fondo gestionado conjuntamente por Suiza y Guinea Ecuatorial. Oficialmente, el dinero financiará proyectos sanitarios y educativos en varias regiones del país, como Wele-Nzas y Kie-Ntem.
Sin embargo, ONG como Transparency International y Human Rights Watch denunciaron que el mecanismo de gestión otorga al régimen de Obiang derechos de veto y mayoría operativa, lo que “permite al gobierno controlar de facto la utilización de fondos que se obtuvieron confiscando bienes comprados con dinero público”.
Un portavoz de la coalición anticorrupción UNCAC calificó el acuerdo como “una rendición moral”: “Suiza se ha convertido en juez y parte, devolviendo poder político a los mismos que generaron el saqueo”. Pese a las críticas, el Gobierno suizo defiende que los proyectos estarán bajo “supervisión internacional” y ejecutados por entidades como el Swiss Tropical and Public Health Institute.
Una historia que se repite
No es la primera vez que Teodorín perdía parte de su patrimonio. En Francia ya se subastaron dos Bugatti Veyron, un Porsche Carrera GT, un Ferrari Enzo y un Maserati MC12, que recaudaron apenas 2,8 millones de euros. En EEUU, el Departamento de Justicia confiscó su mansión en Malibú, valorada en 30 millones, junto con una colección de objetos de Michael Jackson y más de 20 coches de lujo.
Aun así, el vicepresidente sigue mostrando en su cuenta de Instagram sus nuevas adquisiciones, como un Lamborghini Centenario, un Pagani Huayra Roadster y un Rolls-Royce Cullinan. Una demostración de que, pese a las sanciones y confiscaciones, su estilo de vida no ha cambiado demasiado.
Aun así, el vicepresidente sigue mostrando en su cuenta de Instagram sus nuevas adquisiciones, como un Lamborghini Centenario, un Pagani Huayra Roadster y un Rolls-Royce Cullinan. Una demostración de que, pese a las sanciones y confiscaciones, su estilo de vida no ha cambiado demasiado.
Los 27,8 millones recaudados por la venta de los coches de Teodoro Obiang Mangue son una victoria simbólica contra la corrupción, pero también un recordatorio de que el lujo y el poder siempre encuentran la forma de sobrevivir a los tribunales.
Imágenes | Bonhams
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