En un contexto en el que la inteligencia artificial empieza a colonizar la publicidad y el mundo audiovisual, Porsche ha decidido ir a contracorriente. Su último cortometraje navideño no sólo prescinde de la IA, sino que reivindica el trabajo artesanal y la memoria histórica como señas de identidad de la marca.
El resultado se llama ‘The Coded Love Letter’ o ‘La carta de amor codificada’ y además de ser un vídeo con un trabajo espectacular detrás, es una invitación directa a la comunidad Porsche para jugar, observar y reconocer hasta ocho ‘easter eggs’ o guiños ocultos que resumen décadas de ingeniería, competición y cultura automovilística.
Una carta de amor hecha a mano… y pensada para los amantes de Porsche
Creado por Parallel Studios en París, el corto combina animación dibujada a mano con técnicas 3D tradicionales. Porsche lo define como un trabajo “artesanal”, una elección nada casual en un contexto en el que grandes marcas han sido criticadas por recurrir a campañas generadas por IA. Aquí, cada plano está meticulosamente pensado.
La historia sigue a un Porsche 911 rojo de 1963 que recorre las estaciones del año mientras acumula recuerdos, pegatinas y vivencias. Pero el verdadero gancho está en lo que no se ve a primera vista: ocho referencias ocultas que funcionan como un juego para aficionados y expertos con buen ojo.
Ocho guiños que resumen la historia de Porsche
El primero es solo apto para los más petrolheads: la matrícula K 45 286, la misma que llevaba el Porsche 356 Nr. 1 Roadster, el coche que dio origen a todo en 1948, cuando Ferry Porsche apenas podía imaginar el alcance futuro de su apellido.
Entre deportivos aparece también un invitado inesperado, el Mercedes-Benz 500 E, recordando la colaboración entre Porsche y Daimler a finales de los años 80 para crear una de las berlinas más carismáticas de su época. No podía faltar el tractor Porsche-Diesel Super, un guiño a la faceta agrícola de Ferdinand Porsche y a una etapa poco conocida de la marca, con más de 125.000 unidades fabricadas entre 1956 y 1963.
La competición y el diseño tienen su propio espacio: el llavero del cerdo rosa remite al legendario Porsche 917/20 de Le Mans 1971; el pato en la luneta trasera alude al mítico ducktail del Porsche 911 Carrera RS 2.7; y el “huevo frito” recuerda los controvertidos faros del Porsche 911 996, el primer 911 refrigerado por agua.
Quizá el guiño más difícil de ver llega con una señal casi invisible: 5:19.546, el tiempo récord marcado en Nürburgring por el Porsche 919 Hybrid Evo de 2018. Y el cierre, mirando al cielo, dibuja la silueta de la “cola de ballena”, el alerón que convirtió al Porsche 930 Turbo en un póster de pared para generaciones enteras. Una pieza sublime, que demuestra que a veces 30 segundos bastan para contar toda una historia… si sabes exactamente de dónde vienes.
Imágenes | Porsche
En Motorpasión | Razón contra emoción: la película “Le Mans” de Steve McQueen que apela al amor entre hombre y máquina
Ver 0 comentarios