En redes sociales circula un vídeo que parece grabado en un concurrido Salón del Automóvil. Hay presentadores, visitantes, entrevistas y, por supuesto, coches espectaculares. Pero hay un detalle que lo cambia todo: nada de lo que aparece en pantalla es real. Todo ha sido generado por inteligencia artificial.
La obra es del especialista en IA László Gaál, que ha utilizado herramientas como Veo3 y Google DeepMind para crear, a partir de simples textos, un evento entero que nunca ha existido. Y el resultado es tan impresionante como inquietante.
“Bienvenidos a un salón del automóvil inexistente”
Durante décadas, los salones del automóvil fueron la gran cita del año para fabricantes, medios especializados y amantes del motor. Sin embargo, su popularidad ha caído en picado en los últimos años. ¿La solución? Quizá no sea reinventarlos, sino crearlos desde cero… en el mundo digital. Esto es lo que ha hecho László Gaál, especialista húngaro en inteligencia artificial, con un vídeo viral que parece sacado de un Salón real, pero no lo es.
“Bienvenidos a un salón del automóvil inexistente”, dice un presentador al comienzo del vídeo. A partir de ahí, desfilan entrevistas con supuestos asistentes comentando los coches que han visto, valorando aspectos como la seguridad o la emoción de estar allí.
Todo es falso: las personas, las voces, los coches (inspirados en modelos reales, eso sí), incluso el fondo y los gestos. Todo ha sido generado mediante IA, y editado para formar una narrativa coherente y casi cinematográfica. Para ello, Gaál ha empleado herramientas de vanguardia como Veo3, presentada recientemente por Google en su evento I/O, y desarrollada junto a Google DeepMind, la división de IA responsable de algunas de las mayores innovaciones en este campo.
Según explicó él mismo en X (antes Twitter), la técnica consiste en generar clips mediante simples mensajes de texto, uno por cada escena, para luego editarlos en un vídeo final. "Antes de que preguntes: sí, todo es IA aquí", decía en la publicación. Aunque lo cierto es que el vídeo no es perfecto al 100 % (algunos detalles como por ejemplo las manos de los 'asistentes', o los textos en la ropa delatan su origen virtual), logra engañar a primera vista.
Los coches que aparecen de fondo, podrían pasar por novedades reales de cualquier marca (se adivina, por ejemplo, lo que podría ser un "nuevo Ferrari"). Para Gaál, este experimento no es más que una prueba de concepto, pero confirma el imparable avance de las tecnologías de generación de vídeo mediante IA.
Gaál, que ya ha colaborado con marcas como Porsche o Volvo en proyectos similares, confiesa que todo su conocimiento previo como colorista le ha ayudado a mantener la coherencia visual entre las distintas escenas. “Alrededor del 90% de la coherencia cromática se consiguió mediante indicaciones”, explicaba en una entrevista con Alpha Avenue el año pasado. El resto lo corrigió en apenas 10 minutos.
El vídeo también pone sobre la mesa una cuestión que muchos en la industria del cine, la publicidad y la automoción ya se hacen: ¿es esta tecnología una amenaza o una oportunidad? “No creo que la IA pueda sustituir todo el proceso de creación de un anuncio tradicional, pero sí que puede ser parte del flujo de trabajo”, admite Gaál. De hecho, destaca que el ritmo de evolución de estas herramientas es tan vertiginoso que lo que hoy parece una novedad, mañana puede volverse estándar.
El autor, que utiliza el pseudónimo Rick Deckard en redes (en referencia al protagonista de 'Blade Runner'), asegura que sus proyectos con IA son todavía un hobby, pero que ve un futuro muy diferente para la creación de contenido. “Todo lo que podamos imaginar ahora es probablemente muy limitado en comparación con lo que ocurrirá en realidad”, afirma. Y añade: “Las cosas cambiarán muy rápida e inesperadamente”.
El vídeo del salón del automóvil que nunca existió es solo la última demostración de lo que las IAs generativas son capaces de hacer. Sorprende, fascina… e invita a la reflexión. Quizá el futuro de los salones del automóvil ya no esté en los recintos feriales, sino en las líneas de código.
Imágenes | László Gaál
