Los malos presagios, finalmente, se han confirmado. Nissan cerrará las plantas barcelonesas de la Zona Franca, Sant Andreu de la Barca y Montcada i Reixac, lo que afectará a unos 3.000 trabajadores y a otros 20.000 puestos de trabajo indirectos. Las otras fábricas de la marca en España, ubicadas en Ávila y Cantabria, seguirán fabricando componentes para otras plantas europeas.
La decisión ha sido anunciada de forma oficial este jueves durante la presentación de resultados financieros de Nissan por Makoto Uchida, CEO de la compañía, como parte de su plan de reestructuración, del que ya ofreció en el día de ayer un primer esbozo: la alianza Renault-Nissan-Mitusibishi se repartirá el mundo, y Renault será la encargada de producir tanto sus coches como los de las marcas hermanadas en el Viejo Continente.
Nissan incluye el cierre de la factoría planta catalana, que se efectuará a partir de diciembre de 2020, dentro de un plan global más amplio a través del cual prevé recortar el gasto unos 2.000 millones de euros en los próximos tres años.
La firma ha decidido seguir adelante con esta medida pese a las advertencias de Industria, que cifró en 1.000 millones de euros el coste que supondrá para la entidad abandonar la planta de Barcelona.
Asimismo, el Ejecutivo lleva tiempo tratando de llegar a un acuerdo con la automovilística nipona. De hecho, el pasado 22 de enero, Pedro Sánchez aseguró tras reunirse en el Foro Económico Mundial de Davos con el presidente de Renault-Nissan-Mitsubishi, Jean-Dominique Senard, que el empleo en la planta de Nissan en Barcelona estaba "garantizado".
Nissan, sin embargo, ha decidido dar un último golpe de timón y los esfuerzos de las Administraciones por tratar de demostrar que hacer la planta competitiva hubiese sido más rentable que el cierre, lo que pasaría por materializar la propuesta del Gobierno de invertir 300 millones de euros para fabricar un coche eléctrico pequeño, parecen haber caído en saco roto.
Nissan, abocada a recortar gastos
La mala situación económica de la entidad era ya conocida. A nivel global, Nissan firmó en el cuarto trimestre de 2019 el peor ejercicio de los últimos diez años con 238 millones de dólares de pérdidas, debido en gran medida a la caída de sus ventas en Estados Unidos (-18% con respecto a 2018). En Europa, las ventas cayeron el año pasado un 19%, de modo que los recortes en España (y el resto del Viejo Continente) se antojaban la vía de salvación para mantenerse en Asia y EEUU.
En España, la difícil situación quedó patente en España especialmente el año pasado tras acometerse un ERE que afectó a 600 personas.
La fábrica de automóviles de Nissan en Barcelona, con una capacidad de producción de 200.000 unidades al año, concluyó el año fiscal nipón de 2018 (que va del 1 de abril 2018 al 31 de marzo del año de 2019) habiendo fabricado solamente 88.679 vehículos.
Pero el futuro que se oteaba no parecía ser mucho más halagüeño. Nissan anunció que el Mercedes Clase-X se dejaría de producir en la planta barcelonesa este año, de modo que solamente con las Nissan eNV200, el Nissan Navara y el Renault Alaskan que fabrica llegar a ensbamblar 50.000 unidades en 2020 hubiese sido todo un éxito.
Nissan abandona así una factoría histórica en España, donde comenzó su aventura en 1983, y ahora se abre la incógnita sobre qué sucederá con la planta.
Según adelantó El Economista, el Gobierno, consciente del riesgo que existía de que se materializase el adiós de la firma nipona, inició contactos con hasta tres marcas automovilísticas chinas con la esperanza de que alguna desembarque en Barcelona y reflote la fábrica.
Por lo pronto, según ha informado La Vanguardia, el Gobierno convocará en los próximos días a la Generalitat de Catalunya, al Ayuntamiento de Barcelona, al Consorci de la Zona Franca y a las centrales sindicales para analizar conjuntamente la situación y estudiar diferentes escenarios de futuro.
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