Europa ha traicionado a algunas de sus marcas. Las que hicieron los deberes con el coche eléctrico han 'desperdiciado' miles de millones

Ciertas marcas que han apostado muy fuerte por la electrificación total piden a Europa más certeza

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Álvaro Ruiz

Desde hace meses se veía venir y ahora se ha confirmado: la Unión Europea suaviza sus objetivos de emisiones y levanta el veto a la venta de coches nuevos con motor de combustión a partir de 2035, cediendo a las presiones de Alemania, Italia y Polonia, entre otros.

En lugar de mantener el objetivo de reducir al 100% las emisiones de los coches nuevos para ese año, ha rebajado al límite al 90%, de manera que queda una puerta abierta para que los fabricantes sigan vendiendo coches con motor de combustión, ya sean diésel, gasolina, híbridos o híbridos enchufables.

Miles de millones de inversión y ahora se modifiquen las reglas del juego

Muchos fabricantes están celebrando esta decisión porque limitarse a producir únicamente coches eléctricos era lo más parecido a pegarse un tiro en el pie, especialmente ahora que China está dominando (con una superioridad insultante) el mercado de los cero emisiones. Para ciertas marcas, la normativa europea que prohibía vender coches nuevos de combustión en menos de 10 años podría implicar incluso su desaparición.

Lógicamente, cada fabricante hizo frente a esta decisión de una forma. Algunos se mantuvieron firmes y no abrazaron la electrificación al 100%, como Renault, que está dando forma a una interesante gama de vehículos eléctricos, pero sin olvidarse de los motores de combustión, en este caso, a través de la hibridación.

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También es el caso de Toyota, que ha seguido apostando decididamente por los híbridos y, aunque está ampliando su gama eléctrica, es más por la evolución natural del mercado que por la amenaza de no poder vender motores de combustión a partir de 2035. 

Al hilo de esto último, son muchos los fabricantes que siguen pensando que el futuro del automóvil será eléctrico, pero defienden que la transición hacia la electrificación total debe ser gradual y natural, no una imposición que obligue a los conductores a pasarse a la movilidad eléctrica a la fuerza.

Como sucede con toda la tecnología, si hay algo superior, se acabará imponiendo, simplemente porque la gente lo elegirá frente a otras tecnologías inferiores. De momento, el coche eléctrico está evolucionando a un ritmo frenético, por lo que lo lógico es pensar que más pronto que tarde se impondrá a los coches con motor de combustión.

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En parte, la nueva decisión de Europa busca dar tiempo a los fabricantes europeos para que se pongan las pilas y hagan coches eléctricos igual de interesantes (o más) que los coches eléctricos chinos para recuperar el terreno cedido y para volver a atraer a los clientes europeos que se han ido a las marcas chinas.

“La Comisión ha permitido a la industria automovilística europea tomar decisiones y tener la oportunidad de competir”, ha dicho a Reuters Phil Dunne, director general de la consultora Grant Thornton Stax. “Esperemos que permita a la industria europea ponerse al día con los chinos”.

En cualquier caso, desde que Europa anunció la prohibición de 2035 que ahora se ha relajado, algunos fabricantes han sido “más papistas que el Papa” y se han autoimpuesto objetivos de electrificación todavía más estrictos que los de Bruselas. Es el caso de Volvo, que anunció hace tiempo que su gama sería completamente eléctrica para el año 2030, es decir, cinco años antes de lo que exigía Europa.

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Dentro del mismo grupo Geely al que pertenece Volvo, la también sueca Polestar ya es una marca 100% eléctrica, si bien es cierto que ese era el objetivo desde que se fundó, por lo que no es una decisión que dependa de las políticas europeas.

El cambio en la política europea respecto a los coches eléctricos es un revés para todas las marcas, porque absolutamente todas se han visto obligadas a invertir miles de millones en la movilidad eléctrica, pero afecta especialmente a las marcas que decidieron apostarlo todo a los coches eléctricos, como Volvo o la propia Polestar.

El CEO de Polestar lo ha dejado claro en un mensaje publicado por Polestar a modo de reacción a la reciente decisión de Bruselas. Polestar defiende que “Sigue comprometida. Sigue siendo eléctrica”, mientras que su CEO es tajante: “Un coche de combustibles fósiles fabricado en 2035 podría seguir contaminando veinte años después. Pasar de un objetivo claro de 100% de emisiones cero a un 90% puede parecer pequeño, pero si retrocedemos ahora, no solo perjudicaremos el clima. Perjudicaremos la capacidad de Europa para competir”. 

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“La electrificación generará prosperidad y empleo a largo plazo para las próximas décadas. Invertir el rumbo haría lo contrario: prolongar la vida de industrias obsoletas durante unos pocos años mientras el resto del mundo avanza. Las soluciones limpias y eléctricas están listas y ampliamente adoptadas. Europa no tiene un problema de demanda, tiene un problema de confianza. En Polestar, seguimos convencidos: lo eléctrico es el único camino a seguir, y decimos que no a los motores de combustión”, añade Lohscheller.

En la misma línea, Chris Heron, secretario general de E-Mobility Europe, en palabras recogidas por Financial Times, ha señalado que “Al reabrir la puerta a plug-ins, híbridos y biocombustibles no escalables, corremos el riesgo de ralentizarnos en una carrera global altamente competitiva”.

Jim Farley, CEO de Ford, también se ha proununciado en contra de esta decisión de Europa. A lo largo de los últimos años, la marca del óvalo ha apostado muy fuerte por los coches eléctricos, con nuevos modelos, como el Explorer, el Capri o el Puma Gen-E, y otros de combustión que han desaparecido, como el Fiesta y el Focus. "Esa no es la manera de hacer una planificación de inversión de capital a largo plazo. Necesitamos certeza”, ha dicho Farley.

Imágenes | Onlogist, Volvo, Polestar, SEAT, Ford

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