El Autopilot de Tesla se mete en otro lío: esta vez una demanda por publicidad engañosa

El Autopilot de Tesla se mete en otro lío: esta vez una demanda por publicidad engañosa
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Tesla y Elon Musk se enfrentan a una propuesta de demanda colectiva que acusa a la compañía de presunta publicidad engañosa en relación al Autopilot y las características del Full Self-Driving (FSD).

Concretamente, se reclama que desde 2016 la compañía californiana haya anunciado esta tecnología como “completamente funcional” o que estaba “a la vuelta de la esquina” a pesar de que era consciente que en realidad la tecnología no funcionaba o era inexistente, y que por tanto “hacía que los vehículos fueran inseguros”.

El Autopilot, de nuevo en el punto de mira de las autoridades

Musk

El demandante Briggs Matsko, quien inició el procedimiento, argumenta que Tesla ha utilizado este tipo de publicidad del asistente de conducción y sus distintas versiones como reclamo y “para generar emoción” entre sus posibles clientes.

También para atraer inversiones y provocar que subiera el precio de las acciones de la compañía, impulsar las ventas, evitar la bancarrota y en definitiva, para convertirse en una marca líder en el mercado de coches eléctricos. "Tesla aún no ha producido nada que se acerque remotamente a un coche completamente autónomo", dijo Matsko.

La demanda, que ha sido presentada en un tribunal federal de San Francisco pide “daños y perjuicios” (no especificados) para todas aquellas personas que desde 2016 compraron o alquilaron vehículos Tesla con funciones de Autopilot, Autopilot mejorado y el denominado FSD superior.

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Hemos de recordar que, de momento, con el Autopilot de Tesla (sin desmerecer su efectividad ni la tecnología que emplea para su funcionamiento) el vehículo es capaz de actuar de forma independiente dentro de unos escenarios determinados y puede realizar una o varias tareas antes realizadas por el conductor de forma simultánea.

Es decir: el sistema puede regular aspectos como la dirección y la velocidad del coche, pero siempre bajo la supervisión del conductor (además, requiere que este mantenga las manos en el volante con frecuencia). Está calificado como de nivel 2 en los estándares de conducción autónoma de la SAE, por lo que es más bien un asistente y no puede decirse que sea “un sistema de conducción autónoma”.

Esta nueva demanda se suma a otras similares como la presentada el pasado mes de julio por el Departamento de Vehículos de Motor de California, que acusa a Tesla de "exagerar el rendimiento de sus sistemas avanzados de asistencia al conductor".

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También está relacionada con hasta 38 investigaciones abiertas por la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) en EEUU, en torno a la seguridad que ofrece el Autopilot. El organismo investiga si este sistema estaba activado o no en diferentes siniestros viales, pues hasta 19 de ellos se han saldado con víctimas mortales.

Por su parte, la Autoridad Federal de Transportes Motorizados de Alemania (KBA) tiene al sistema bajo lupa y cuestiona su legalidad en Europa, pues asegura haber ha encontrado “algunas anomalías” en el Autopilot de Tesla, meses después de que empezasen sus investigaciones en torno a algunas de las funciones del sistema, como el cambio de carril automatizado.

Tesla por el momento no ha hecho declaraciones a ningún medio (en 2020 disolvió su departamento de comunicación) pero sí ha especificado del Autopilot que permite a sus coches cambiar de dirección, acelerar o frenar dentro de un carril”, mientras que el más avanzado Full Self-Driving “permite a los vehículos leer las señales de tráfico y cambiar de carril”.

También ha especificado que ambas tecnologías “requieren la supervisión activa del conductor”, cuyas manos han de estar en el volante y “estas no hacen que el vehículo sea autónomo”.

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Matsko, natural de California (EEUU) alega por su parte que, pese a pagar una prima de 5.000 dólares por su Tesla Model X en 2018 para obtener el Autopilot FSD, el sistema nunca cumplió lo prometido.

Asimismo señala que los conductores de Tesla que forman parte del programa de pruebas de la marca y reciben actualizaciones de software periódicas “actúan como ingenieros de prueba no entrenados y han encontrado innumerables problemas” mencionando, entre otros, que los vehículos se han llegado a dirigir hacia el tráfico en sentido contrario, saltarse semáforos e incluso hacer giros ilegales.

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