Mazda tira de sentido común limitando el uso de pantallas táctiles porque son potencialmente peligrosas

Mazda tira de sentido común limitando el uso de pantallas táctiles porque son potencialmente peligrosas
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La fiebre por la digitalización de los salpicaderos en los coches podría tener los días contados. Mazda se va a convertir en la primera marca en decir no de manera taxativa al movimiento pro-pantallas táctiles y sus controles a dedo, al menos en parte.

El fabricante japonés ha decidido tirar de concienciación y se decanta por dar la espalda a las pantallas táctiles porque, en su opinión, son potenciales fuentes de accidentes debido a que son una fuente de distracciones.

Cuestión de prioridades: Mazda prefiere la seguridad

Mazda Family 2

Según datos de la Dirección General de Tráfico, el 30% de los accidentes en carretera están causados por las distracciones al volante. No es de extrañar que con estos datos en la mano alguien entonase la voz del sentido común para evitar que los propios coches puedan convertirse en elementos que distraen de la atención sobre la carretera.

Mazda ha decidido aportar su granito de arena y en el nuevo el Mazda3 limita el uso táctil de las pantallas en favor del HMI Commander de la marca. Sí, el compacto japonés tiene una pantalla de 8,8 pulgadas, pero está situada en una posición lejana al conductor y más próxima a su campo de visión para que, si este tiene que usarla, apenas modifique ni hacia dónde está mirando ni el enfoque de su visión.

No se han integrado las funciones básicas en la pantalla como sí ocurre en el Peugeot 508 que acabamos de probar y el piano de su i-Cockpit, sino que se han repartido de manera inteligente en mandos físicos en torno al volante y al salpicadero. Vamos, como ha sido toda la vida.

Mazda3 Sdn Machinegrey Interior 3

Antes una función sencilla como pasar una canción nos obligaba a pulsar un botón en el salpicadero. En un salpicadero de nuestros coches que teníamos memorizado y sabíamos qué era cada botón, dónde estaba y cómo teníamos que manipularlo. Luego llegaron los volantes multifunción y nos evitaron tener que apartar las manos del volante para algunas funciones, incrementando la seguridad. Con el control por voz pasó más o menos lo mismo.

De un tiempo a esta parte se han ido añadiendo otros sistemas como las pantallas táctiles, los controles en la consola, reconocimiento de escritura o reconocimiento gestual, por lo que una misma función en un coche se puede hacer de hasta cuatro cinco maneras diferentes. Las últimas opciones vuelven a requerir que apartemos las manos del volante.

Mazda3 Hb Soulredcrystal Action 18

A medida que las pantallas táctiles han ido cobrando protagonismo los botones físicos han ido desapareciendo del salpicadero, y con ellos esa capacidad para cambiar de canción o estar calentitos sin tener que soltar el volante y, más importante, sin mirar para ver lo que estamos haciendo. Este estudio afirma que las pantallas táctiles generan distracciones visuales, mentales y físicas que son potencialmente peligrosas.

No hace falta irse a sistemas absolutamente digitalizados como ocurre en los Tesla Model 3, en sus hermanos de marca o en el absurdo salpicadero con tablet de 48 pulgadas del Byton M-Byte. Salvo honrosas excepciones prácticamente la totalidad de las compañías han seguido un camino similar integrando el control de casi todas las funcionalidades de confort a través de pantallas táctiles XXL.

Mazda3 2019

Ya no sólo el sistema de infoentretenimiento se controla a través de una pantalla, sino que también se ha seguido suprimiendo botones físicos para asimilar las funciones cotidianas de climatización, iluminación y otros sistemas de ayuda del vehículo.

Este tipo de controles tienen un inconveniente doble: por un lado necesitaremos varias pulsaciones para controlar una función sencilla como cambiar de emisora o bajar la temperatura del aire acondicionado. Por otro lado y más importante es prácticamente imposible que podamos manipular estas funciones sin apartar la vista de la carretera.

Mazda3 2019

Un botón físico siempre tiene la misma forma, siempre está en el mismo sitio y siempre funciona de la misma manera. Un icono que aparece y desaparece en la pantalla del salpicadero en función de qué visualicemos en cada momento es infinitamente más complicado de manipular por no decir imposible si queremos mantener la vista al frente.

Algo similar ocurre con algo más básico que también pasamos por alto como es el caso de la dirección asistida. Añadir asistencias para hacer que se pueda maniobrar un vehículo de 2 toneladas con un dedo o la implementación de cada vez más asistencias a la conducción como los sistemas de mantenimiento o guiado de carril hacen que la información que nos llega del asfalto y del vehículo a través del volante sea muy, muy limitada.

Tesla Model 3 Prueba habitáculo
El minimalismo se lleva hasta tal extremo, que incluso algo tan cotidiano como ajustar los espejos retrovisores exteriores te obliga a tocar la pantalla.

Y es que el tacto tiene un papel fundamental en nuestro cerebro al saber cómo reaccionar. La información que nos transmite el tacto puede llegar a sustituir a la que conseguimos a través de la vista y, así, saber si por ejemplo estamos subiendo la temperatura del habitáculo simplemente con saber qué botón estamos manipulando (por su posición o forma o rugosidad) y cómo lo estamos manipulando (apretando, girando...).

Como alternativa también está el control por voz que desde hace años lleva intentando implantarse con no demasiado éxito en los coches. A los sistemas propios de los fabricantes se suman Android Auto, Apple Car Play y otras virguerías como la inteligencia artificial de Mercedes-Benz User Experience (MBUX)

Mazda3 Hb Soulredcrystal Action 2

Por otro lado quizá no todo sea una cuestión de concienciación ni un acto de honestidad por parte de la marca japonesa. La eliminación de este tipo de tecnologías en sus coches supone una vuelta al pasado, a tecnologías absolutamente probadas y también más baratas.

Esta maniobra también podría tener su justificación económica porque supondrá un ahorro lógico devenido de un sistema más asequible de implementar. Y es que al final las cosas sencillas son las que mejor funcionan, pero si además son más seguras para todos, mejor.

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