El primer automóvil fabricado data de 1886 con el nombre de Benz Patent Motor Wagen. Sin embargo, la primera gasolinera no apareció hasta 1913, cuando la Gulf Refining Company instaló una en Pittsburgh. Hasta entonces, la gente compraba la gasolina en farmacias, como lo hizo Bertha Benz en el primer viaje automóvil de la historia, o en droguerías.
Diez años más tarde de la primera gasolinera, en una estación de servicio de Dayton, Ohio, se vendió por primera vez un nuevo tipo de combustible, la gasolina con plomo. Se añadió plomo a la gasolina para evitar el picado de biela que provocaba roturas del motor y aumentar el rendimiento de los motores que alimentaba, y sin duda funcionó bien. Pero, como ahora sabemos, la exposición al plomo tiene consecuencias especialmente nefastas.
La gasolina sin plomo empezó a dejar de usarse en Europa en los años 80
De hecho, desde el principio hubo advertencias sobre estos efectos secundarios, pero la gasolina con plomo siguió alimentando nuestros coches durante años. No fue hasta los años 70 que en Estados Unidos se introdujo la gasolina sin plomo y los catalizadores en las líneas de escape, pero la gasolina con plomo no fue prohibida allí hasta 1996 y retirada por completo del mercado.
Fue Japón, en 1986, el primer país en prohibir el plomo en la gasolina. Pronto le siguieron otros países, como Canadá, Suiza y Austria. En 1989, la gasolina sin plomo empezó a ser retirada en todo el territorio de la Unión Europea. En España dejó de venderse definitivamente el 1 de enero de 2002.
La razón es sencilla, el catalizador en el sistema de escape se convirtió en obligatorio en todos los coches nuevos en Europa a partir de 1993 con la normativa Euro 1. Y el plomo que contenía la gasolina destruía el catalizador, por tanto, la gasolina sin plomo estaba destinada a sustituir la súper con plomo.
Antes de esa fecha, otros países ya lo volvieron obligatorio, como Suiza. En el país helveta el catalizador fue obligatorio desde el 1 de octubre de 1987. En Alemania, el Gobierno federal alemán decidió el 19 de septiembre de 1984 que todos los automóviles nuevos de gasolina debían llevar obligatoriamente un catalizador, pero concedió un período transitorio hasta el 1 de enero de 1989 para su plena aplicación.
En Francia, todos los coches gasolina de más de 2.0 litros de cilindrada debían equipar un catalizador. Todo eso que en España, la gasolina sin plomo empezara a venderse desde 1986.
Más allá de la incompatibilidad entre el catalizador de los coches y el plomo, la razón por la que se fue eliminando en todo el mundo el plomo de la gasolina -el último país en hacerlo fue Argelia, en 2021- ha sido una cuestión de salud pública. Desde su influencia en la generación de lluvias ácidas hasta intoxicaciones mortales por exposición al plomo.
De hecho, las consecuencias del uso del plomo, expulsado al aire en forma de partículas por millones de coches desde los 30 hasta los años 80 del siglo XX, se perciben todavía hoy. El plomo afecta a casi todos los ámbitos fisiológicos del cuerpo humano, explica Amit Bhattacharya, profesor de salud ambiental de la Universidad de Cincinnati. "El sistema motor, cognitivo, hepático, renal, visual, todo lo que se te ocurra, puede destruirlo".
Imágenes | Jan Kopřiva, dominio público
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