No, los escapes no siempre se ponen a la derecha para fastidiar a los ciclistas cuando los adelantamos. Las razones son más complejas

No hay una norma que indice dónde debe ir un escape, pero sí una serie de obligaciones que impidan que ya no se van ciertos diseños, como los escapes laterales

Shelby 427 Cobra Escapes Laterales
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Daniel Murias

Llevo más de 20 años probando toda clase de coches. Inevitablemente, familiares, amigos y conocidos tienen siempre preguntas para mí. Desde el clásico “qué coche me compro” hasta si sirven para algo o no los aditivos en la gasolina. Sin embargo, nunca me habían preguntado lo que me soltó un conocido. “¿Por qué los coches llevan siempre el escape a la derecha?¿Es para fastidiar a los ciclistas, verdad?”

Fui diplomático en mi respuesta e intenté evitar meter los pies en más teorías de la conspiración. De entrada, no todos los coches tienen el escape a la derecha. Y obviamente, no hay ninguna intención de fastidiar a los ciclistas. Pero esto me llevó a pensar sobre los escapes laterales. Esa gloriosa alegoría al coche deportivo y a los muscle cars. ¿Por qué nadie hace ya coches con escapes laterales?

La estética y las prestaciones se topan con la realidad industrial

La ubicación de un escape en un coche es una mezcla de estética (si hay uno, dos o tres, en el centro, en un lado a los dos) y sobre todo de cuestiones técnicas. En ello influye la disposición del motor (transversal, longitudinal o central) y la trayectoría que deberá seguir el tubo de escape, sorteando otros elementos, como la transmisión, diferencial o el depósito de gasolina.

Pero también hay una razón más mecánica con el objetivo de reducir la contrapresión. El diseño del colector de escape y del escape (longitud de los tubos, ausencia de solapamiento de gases) es crucial para optimizar el flujo de gases. Y en algunos casos, eso lleva a que la distancia ideal hace que el escape tenga que ponerse a la derecha del coche y en otras ocasiones, a la izquierda.

Srt Viper Gts 4

Los tubos de escape laterales fueron un elemento icónico de los muscle cars clásicos y de los coches de competición. En competición, a menudo, la norma parecía ser dotar de escapes laterales a los coches. Muchas marcas optaban por escapes libres, la idea de un escape lateral, más corto y más sencillo de fabricar -un simple tubo desde el colector- parecía ser la favorita en estos casos.

Algunos de los coches de competición más emblemáticos poseían este tipo de escapes, como los Ferrari 365 GTB4 'Daytona’ Competizioe o el BMW 3.0 CSL en los años 70 y 80 del siglo pasado. 

Incluso en la actualidad, los escapes laterales siguen siendo una opción válida en competición, como en el “desaparecido” DTM o en muchos coches de GT3, como el Aston Martin Vantage GT3. En estos casos, por cuestiones aerodinámicas. La idea es disponer así de un difusor trasero sin las interferencias de unos escapes.

En los coches de calle, sin embargo, los escapes laterales siempre fueron una rareza. Aunque lucían espectaculares en modelos, como el Shelby Cobra o el Chevrolet Corvette Stingray, estos sistemas daban prioridad a la estética y las prestaciones sobre la insonorización y las emisiones.

El principal problema surgió con las regulaciones de los países. Cuando se exigió incluir componentes como silenciadores y catalizadores, resultó muy difícil encontrar espacio para ellos en un sistema que no recorre toda la longitud del vehículo. 

La seguridad también fue un factor decisivo. Los tubos alcanzaban temperaturas de varios cientos de grados, lo que podía comprometer sistemas modernos como los airbags sensibles al calor, calentar incómodamente el habitáculo y provocar quemaduras al salir del coche. 

Aun así, Dodge con el SRT Viper siempre consiguió equipar el modelo con escapes laterales, aunque escondidos bajo un carenado por cuestiones de seguridad. Fue el último modelo de serie en equipar este tipo de tubos de escape.

Imágenes | Shelby, Stellantis

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