Un Porsche 911 estuvo años hundido como una piedra en el fondo de un río. Alguien se ha pegado el curro de su vida para convertirlo en una pieza de colección

• Paolo Iacometti rescató este Porsche 911 del barro y lo convirtió en un 993 único

• El motor y la caja de cambios originales fueron reconstruidos a mano con piezas de competición

• El resultado: un coche radical con alma de Cup, corazón RSR y matrícula legal

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Irene Mendoza

La mayoría de los mortales habríamos salido corriendo al ver las fotos de un Porsche 993 que llevaba años sumergido en un río: estaba hasta arriba de barro, con la carrocería doblada. Pero Paolo Iacometti, no lo hizo. Y eso que sabía que el coche no sólo acumulaba porquería: también tenía muchas deudas pendientes y necesitaba una reconstrucción mecánica integral.

Pero todo eso le dio igual. Cinco años de trabajo después, esa locura se llama “Limoncella Projekt” y es uno de los restomod más radicales y apasionantes del universo Porsche que recordamos.

Del fango a la carretera: así renació el 993 Limoncella

Lo primero fue limpiar. Paolo aseguraba en una entrevista que del interior del Porsche salió “más de una tonelada de barro”. Una vez despejado, tocó desmontar por completo el coche hasta dejarlo en el chasis, evaluar daños y empezar desde cero. La carrocería se chorreó con arena y se soldó siguiendo especificaciones de competición: puntos críticos reforzados, jaula antivuelco preparada y rigidez estructural al nivel de un RS (M002).

Hasta entonces, Paolo no tenía experiencia profesional en restauraciones... Tampoco amigos que le pudieran asesoras o un equipo de mecánicos a su alrededor. Pero sí tenía determinación: buscó asesoramiento, aprendió por su cuenta y convenció a la histórica Autocarrozzeria Capecchi (fundada en 1952) para trabajar con él codo a codo. Su única condición: poder involucrarse en cada paso. Y lo hizo.

Él mismo lo explica mejor que nadie: “No quería hacer una réplica del RSR. Quería crear algo nuevo, algo que tuviera su propia historia y su razón de ser. Limoncella no es un tributo: es una evolución. Una herramienta de pista construida con respeto a la tradición y pasión por el detalle”. Así, cada decisión que se ha tomado en Limoncella Projekt tiene un propósito.

El motor original, un M64.05 de seis cilindros bóxer, fue reconstruido con piezas de alto rendimiento, tapas de válvulas de aluminio billet, pistones forjados y una ECU de variante posterior. La admisión procede del sistema VarioRam del M64.21. La caja de cambios G50/21, una joya con relaciones cortas, se restauró pieza a pieza. Todo el sistema de cableado se rehízo por completo.

Más que un restomod: artesanía pura

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El coche integra múltiples elementos de los 993 Cup y RSR: desde el kit aerodinámico original RS Clubsport M003 hasta los refuerzos de bastidor y la suspensión regulable en tres vías instalada por Motion Control Suspension. Se eliminaron elementos como airbags, aire acondicionado o aislamiento interior. Todo lo superfluo se fue. Solo quedó lo necesario para sentir la máquina.

La suspensión, los frenos, el diferencial autoblocante, los soportes del motor o el sistema de dirección… todo ha sido rediseñado, sustituido o mejorado con piezas de calidad superior. No es exagerado decir que hoy este 993 tiene poco que envidiar a un coche de carreras matriculado. De hecho, ese era el objetivo.

En el interior: ventanas de Lexan, paneles metálicos, un volante Momo, asientos Recaro Podium Carbon y un reloj Quarts que quedó detenido a las 18:42 del 14 de febrero de 2014, la noche en la que el coche cayó al río. Un detalle que Paolo decidió conservar como homenaje a su historia.

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Y es que el Porsche 911 ha tenido muchas generaciones, pero pocas tan veneradas como el 993. Lanzado en 1993, fue el último 911 refrigerado por aire, lo que lo convierte en una especie de “punto final romántico” para los más puristas. Su motor bóxer atmosférico y su diseño aún muy analógico lo convierten en un clásico moderno por derecho propio.

De hecho, muchos lo consideran el equilibrio perfecto entre la deportividad clásica de Porsche y un nivel de refinamiento ya adaptado a los nuevos tiempos. Además, fue una generación que marcó grandes hitos en competición, con versiones tan deseadas como el 993 Cup o el brutal RSR, de los que Paolo ha tomado inspiración para su proyecto.

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Historia, emoción y precisión: un coche con alma

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Este 993 no fue siempre una ruina. En su día fue propiedad del diseñador Enrico Coveri, quien lo encargó en un color amarillo personalizado o “Amarillo Limón” en un concesionario Porsche de Florencia. Más tarde lo condujo el piloto Alessandro Baccani, y después pasó a manos del coleccionista Andrea Giomi.

Fue este último quien informó a Paolo de su destino tras un accidente bajo la lluvia del que afortunadamente salió ileso. Paolo conocía desde joven a quienes habían tenido este 993 antes que él, así que su conexión con el coche era especial.

Al mismo tiempo, tenía claro que no quería modificar el 993 que había heredado de su padre, ya que estaba en perfecto estado. Por eso, cuando se cruzó en su camino esta unidad hundida, vio en ella la oportunidad perfecta: podía convertirla en su coche de circuito soñado sin remordimientos.

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El 25 de julio de 2023, después de cinco años de trabajo incesante, por fin lo consiguió: este 993 volvió a tocar asfalto. Paolo no olvida esa fecha. Tampoco quienes han seguido el proyecto desde la cuenta de Instagram @limoncellaprojekt, donde cada paso se ha documentado con mimo, detalle y alma.

Limoncella no es solo un coche: es el resultado de mucho trabajo y paciencia, una fe inquebrantable, de una pasión casi irracional... y del tipo de locura que hace que el mundo del motor siga siendo tan fascinante.

Imágenes | @limoncellaprojekt

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