El Mercedes-AMG SL más potente de todos los tiempos acaba de ver la luz, es una bestia de 816 CV que acelera de 0 a 100 km/h en 2,9 segundos. Es posible gracias a que su motor V8 está electrificado y es híbrido enchufable.
El descapotable alemán no está solo. La marca de la estrella está utilizando la electrificación para desarrollar los coches más bestias de su historia y, de paso, dejar claro que los coches electrificados no son sinónimo de aburrimiento y eficiencia.
Electrificación para alcanzar cifras de potencia desmedidas en una berlina de lujo o un familiar
Lo habitual a la hora de pensar en coches electrificados es asociarlos a la eficiencia. El Toyota Prius es, en gran medida, el culpable de ese prejuicio tan extendido de que los modelos electrificados son ecológicos porque con este híbrido empezó la era eléctrica en la segunda parte de los años 90.
Hasta la DGT tiene esa idea y le basta el requisito de que un coche esté electrificado, de una forma u otra, para otorgarle la etiqueta ‘ECO’ o la ‘CERO’, aunque ese modelo se encuentre en las antípodas de la eficiencia.
De ahí que hablemos de la trampa de los mild-hybrid en el caso de España. Pero algunos fabricantes se están empeñando en demostrar que la electrificación no siempre es sinónimo de “coche ecológico” y que no solo es útil desde el punto de vista de la eficiencia, sino también del rendimiento.
Todo empezó en 2013 con el Ferrari LaFerrari, el McLaren P1 y el Porsche 918 Spyder. Una década más tarde podemos poner muchos ejemplos, desde los Fórmula 1 y los WRC con motores híbridos, hasta los hypercars 100% eléctricos que están batiendo todos los récord del mundo de velocidad, como el Rimac Nevera y el Pininfarina Battista.
Más allá de estos ejemplos tan particulares, hay un fabricante mucho más “mundano” que ha entendido especialmente bien lo práctico que resulta recurrir a la electrificación para conseguir mejores prestaciones: Mercedes-Benz. Más bien la división Mercedes-AMG de la marca de la estrella.
Poco a poco, la electrificación ha ganado protagonismo en la gama de los de Affalterbach y no precisamente con el objetivo de que sus coches tengan las etiquetas ‘ECO’ o ‘CERO’, sino con la finalidad de que sean más rápidos y más salvajes.
Bien es verdad que los Mercedes-AMG electrificados (ya son unos cuantos) también ganan practicidad en el día a día, no solo por sus distintivos medioambientales, también porque tienen un carácter más dócil al activar el modo de conducción ECO y, por supuesto, son algo más eficientes.
Pero este último objetivo es muy secundario, incluso en los coches 100% eléctricos de Mercedes-AMG, como los EQE y EQS. La prioridad para el fabricante alemán es que sus vehículos sean más potentes y, en el caso de los híbridos, alcanzar un nivel de deportividad superior de lo que permiten los motores térmicos sin asistencia eléctrica.
Solo hay que fijarse en el Mercedes-AMG ONE, el no va más de la deportividad de Mercedes-AMG antes de dar el salto al Mercedes-AMG de Fórmula 1 de Lewis Hamilton y George Russell.
Este hypercar con una producción limitada a 275 unidades es uno de los coches más rápidos de los últimos años, aunque su motor de combustión V6 de apenas 1.6 litros “se conforma” con desarrollar 574 CV. Sin embargo, cuenta con la ayuda de otros tres motores eléctricos de 163 CV cada uno que, en conjunto llevan la potencia máxima combinada hasta los 1.063 CV.
Una batería de litio de 8,4 kWh le permite recorrer hasta 18 km en modo eléctrico con cada carga. Es útil para salir del garaje sin hacer mucho ruido o moverse por el pit lane, pero el verdadero objetivo de esta batería es alimentar los tres motores eléctricos para desatar todo el potencial de esta bestia, es decir, combinar el músculo térmico con el músculo eléctrico para que el Mercedes-AMG ONE sea rapidísimo.
Poco a poco, la misma estrategia se está implementando en los Mercedes-AMG que no se fabrican de forma limitada. Pero eso no significan que sean menos brutales, de hecho, con permiso del propio Mercedes-AMG One, son los coches de calle más potentes que ha fabricado esta marca. Incluso más que los exclusivos Black Series.
Y hay de todo, desde una señorial berlina de lujo como el Mercedes-AMG S 63 E Performance de 802 CV que catapulta sus 5,34 metros de largo y 2.600 kg de 0 a 100 km/h en apenas 3,3 segundos, hasta el recién presentado Mercedes-AMG SL 63 S E Performance de 816 CV. Pasando, por supuesto, por el descomunal Mercedes-AMG GT 63 S E Performance de 843 CV y 1.470 Nm.
Todos estos Mercedes-AMG tienen en común que son híbridos enchufables y que llevan el apellido E Performance. Es la denominación que ha decidido utilizar la marca para diferenciar a estas bestias electrificadas que se sitúan en lo más alto de la gama Mercedes-AMG.
Eso sí, en todos los casos su autonomía eléctrica no es suficiente como para que les corresponda la etiqueta ‘CERO’ de la DGT porque no pueden recorrer al menos 45 km en modo cero emisiones. Para conseguirlo, a Mercedes le hubiera bastado con equiparlos con baterías más grandes, pero ya ha quedado claro que no es el objetivo de estos coches.
Claro que eso no impide que se beneficien de las lagunas que tiene el sistema de etiquetado de la DGT y luzcan el distintivo ‘ECO’ en su parabrisas, lo que les sitúa, a efectos de sostenibilidad, en el mismo nivel que un Suzuki Ignis micro híbrido o un Toyota C-HR híbrido.
Sea como sea, gracias a la hibridación enchufable Mercedes ha conseguido crear un Mercedes-AMG Clase S más bestia que S 63 “convencional” sin recurrir a los enormes motores V12 de gasolina que empleaba esta berlina en el pasado.
La electrificación también ha permitido al Mercedes-AMG SL dar un paso adelante en términos de deportividad porque el nuevo SL 63 S E Perfomance es el SL más potente de todos los tiempos. Y también el más rápido: solo necesita 2,9 segundos para alcanzar los 100 km/h desde parado.
Varios peldaños más abajo dentro del catálogo de Mercedes-AMG hay otro E Performance muy bestia que ha cambiado las reglas del juego con la ayuda de la electrificación: el Mercedes-AMG C 63 S E Performance.
El Clase C más deportivo tradicionalmente ha utilizado motores V8 de gasolina, pero este nuevo modelo no lo necesita. Debajo de su capó se esconde un cuatro cilindros en línea de 2.0 litros y 476 (el cuatro cilindros más potente del mercado, todo hay que decirlo) que, con la ayuda de un motor eléctrico y una pequeña batería de litio, desarrolla 680 CV y unos contundentes 1.020 Nm de par máximo.
Hay quien dice que es un sacrilegio, pero es suficiente para hablar del Clase C más rápido de la historia (0 a 100 km/h en 3,4 segundos), tanto con la carrocería sedán como en la variante familiar. Y, sobre todo, es suficiente para que el Clase C deje muy atrás en términos de potencia y prestaciones a sus rivales, los Audi RS 4, BMW M3 y Alfa Romeo Giulia QV.
En una dimensión más convencional que los E Performance, que se multiplicarán a lo largo de los próximos años, están los Mercedes-AMG con hibridación ligera.
También son ejemplos de deportividad con un toque de electrificación, mientras que los Mercedes-AMG completamente eléctricos demuestran que la electrificación y la deportividad maridan perfectamente, tanto si se mezclan solo un poco como si se combinan totalmente.