El Shinkansen es un símbolo de Japón. Es una cuestión de orgullo nacional. Fue el primer tren de alta velocidad del mundo, puesto en marcha en pleno auge del transporte aéreo en los años 60. Y tras seis décadas de servicio, mantiene una puntualidad imposible de alcanzar para el resto del mundo y un récord de seguridad impecable sin accidentes mortales.
Y sin embargo, esa no es la razón por la que rocían los Shinkansen con agua cada vez que entran en una estación. Y más aún en invierno donde parece ir contra toda lógica. ¿No va a crear hielo en el tren?
No, no rocían el tren con agua caliente para lavarlo
La apuesta de Japón por un tren de alta velocidad, en pleno auge del transporte aéreo, pareció una locura en su día. Desde los primeros Shinkansen de 1964 y su velocidad comercial de 210 km/h hasta los tren bala actuales, con una velocidad comercial de 320 km/h, todo ha cambiado. Desde la manera de conducirlos hasta la infraestructura que los soporta.
Por ejemplo, cada invierno es preciso rocíar los trenes con agua vía unos aspersores integrados en la vía. ¿Por qué? Para evitar que se destruyan cada invierno. Se trata de un sistema de riego ferroviario. Sin estos pequeños chorros de agua, gran parte de los trenes de Japón se verían obligados a circular mucho más despacio en el norte del país.
De hecho, el norte de Japón es el lugar con las nevadas más intensas del planeta, es normal en la isla de Hokkaido tener más de 1,50 m de nieve cada invierno. Por lo tanto, para que los trenes puedan atravesar estas regiones, los japoneses construyeron quitanieves y trenes quitanieves a lo largo del siglo XX. El problema es que durante ese mismo periodo se produjeron grandes avances tecnológicos.
Los trenes eran capaces de circular cada vez más rápido y, cuando se superaron los 200 km/h con el Shinkansen, se dieron cuenta de que con máquinas quitanieve ya no era suficiente. De hecho, a esa velocidad, el tren crea un flujo de aire tan fuerte que aspira la nieve alrededor de la vía antes de volver a depositarla sobre ella.
Una vez ha pasado el Shinkansen, esta nieve se transforma en bloques de hielo que se compactan en los pasos de rueda y alrededor de los bogies. Cuando se desprende, este hielo golpea el balasto -las piedras de la vía- y lo hace rebotar a gran velocidad rompiendo el tren y todo lo que hay a su alrededor.
Por lo tanto, para evitar que esto suceda, se pulveriza agua caliente que derrite la nieve y el hielo, mientras que con la presión creada por la velocidad termina de arrancar los bloques de hielo que pueda tener.
Imágenes | the fact venture vía Youtube
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