En EEUU hoy se fabrican autocaravanas, caravanas y remolques-vivienda y todo tipo de soluciones camper a gran escala, enormes y cargadas de equipamiento. Pero en los años 30 la idea de enganchar una “mini-casa” al coche aún era algo muy loco… y precisamente por eso una Covered Wagon de 1934 resulta tan fascinante: no es la primera caravana de la historia, pero sí una adelantada a su tiempo y una de las primeras en producirse en serie.
Detrás de la idea estaba Arthur Sherman, un empresario de Detroit que se cansó de pelearse con un remolque-tienda bajo la lluvia y decidió diseñar uno con paredes rígidas, más resistente y práctico. La jugada le salió tan bien que acabó fabricándolos en serie y vendiéndolos por 395 dólares, que entonces era un buen dinero. Para 1936, Sherman ya era el mayor fabricante de caravanas de EEUU.
Una caravana muy sencilla, pero con ideas que siguen vigentes
Lo más “revolucionario” de estos remolques entonces es algo tan básico hoy como contar con una estructura cerrada y resistente. Frente a las tiendas de campaña básicas que se usaban entonces sobre un remolque, la Covered Wagon ofrecía paredes rígidas con cierto aislamiento, ventanas con mosquitera y un interior pensado para hacer vida dentro, no sólo para dormir.
En un folleto conservado por The Henry Ford se podía leer: “con camas reales, cocina compacta y sensación de refugio frente a la intemperie”. Y así era. En cuanto al apartado técnico, la receta era simple pero muy bien pensada: chasis duro pero ligero, suelo de contrachapado y paredes recubiertas de materiales tipo polipiel, con techo de lona y aluminio pintado.
Dentro, el espacio estaba aprovechado al máximo: sofá-cama modular, armarios para guardar ropa y utensilios, fregadero, depósito de agua y nevera de hielo, entre otros. Incluso contaba con iluminación eléctrica a 110 V, algo poco habitual en un remolque de su tamaño en aquella época.
La Covered Wagon de 1934 que ha llegado hasta hoy
Una de las pocas unidades que sobreviven a nuestros días, de 1934, nos permite curiosear sobre cómo eran estas caravanas pioneras que anticipaban muchas ideas que sobreviven a nuestros días. Pasó por Pensilvania y Misuri antes de ser donada en 2023 al emblemático Classic Car Club of America Museum, en Michigan, y el pasado mes de agosto se subastó a través de Bring a Trailer, donde se vendió por 8.000 dólares, o poco más de 6.800 euros al cambio.
Por fuera conserva esa silueta compacta y aerodinámica tan característica, con ventanas tipo toldo, un único piloto trasero y una sencilla puerta de madera con mosquitera. Por dentro sigue contando historias: suelo vinílico, paneles de madera, ventilación en el techo y un sofá que se convierte en cama.
La cocina es puro manual de época, con encimera de Congoleum (material de tipo vinílico, como el suelo), cocina de gas Readykook, fregadero de porcelana con grifo de bombeo, superficie de trabajo abatible y congelador. Pero además de tener cierto encanto, también tenía muchas cosas que arreglar: las luces no funcionan, los neumáticos están cuarteados y el estado de la fontanería o de los electrodomésticos es incierto.
Como caravana para usar con regularidad hoy en día sería poco práctica, tanto por seguridad como por disponibilidad de recambios. Pero como pieza de museo e historia camper, es un auténtico tesoro. Noventa y un años después, esta Covered Wagon demuestra que el caravaning de masas no nació precisamente pensado para el lujo: nació siendo eminentemente práctico.
Imágenes | Classic Car Club of America Museum, Volo Museum
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