Ferrari lo ha vuelto a hacer. La firma italiana acaba de presentar el SC40, un one-off que rinde homenaje al legendario F40, el último Ferrari que Enzo Ferrari aprobó antes de su muerte en 1988. Un cliente muy especial encargó a la marca que reinterpretara aquel mito, y el resultado es un coche absolutamente único, nacido sobre la base del 296 GTB, pero con una carrocería completamente nueva y la tecnología híbrida más avanzada bajo el capó.
El proyecto nace dentro del programa Special Projects, ese laboratorio de sueños donde Ferrari convierte los deseos de sus clientes más exclusivos en arte sobre ruedas. El equipo del Centro de Estilo de Maranello trabajó durante dos años codo con codo con el propietario, que participó en cada fase del diseño del SC40.
El espíritu del F40, reinterpretado para el siglo XXI
Aunque no busca ser una réplica literal, el SC40 conserva la esencia de su antepasado. Su nombre es el primer guiño, pero también lo son el alerón fijo trasero con la inscripción “SC40” en relieve, las tomas laterales inspiradas en los conductos NACA del F40 y el uso extensivo de fibra de carbono y Kevlar, materiales que evocan la ingeniería sin concesiones de los años 80.
A diferencia del modelo original diseñado por Pininfarina, este homenaje ha sido desarrollado internamente bajo la batuta de Flavio Manzoni, director de diseño de Ferrari. Su lenguaje es más industrial, con líneas angulosas y musculosas que sustituyen las curvas del 296 GTB, dando lugar a una silueta poderosa y moderna.
Un 296 GTB bajo la piel, pero con otra alma
Además, el SC40 hereda el chasis y la mecánica híbrida del Ferrari 296 GTB: un V6 biturbo de 3.0 litros combinado con un motor eléctrico que entrega 830 CV y unos 740 Nm de par, permitiendo acelerar de 0 a 100 km/h en solo 2,9 segundos y alcanzar más de 330 km/h.
Es decir, prestaciones superiores a las del F40 original, que con su V8 biturbo de 478 CV ya rozaba los 320 km/h en 1987. Esa mezcla de tecnología punta y homenaje al pasado resume la filosofía del SC40: “No busca recrear el F40, sino rendirle tributo con su propia personalidad”, dice la marca.
El color SC40 White, desarrollado específicamente para este coche, acentúa sus volúmenes y contrasta con los detalles en negro brillante. El alerón, las tomas de aire y las rejillas de Lexan ahumado dejan entrever el motor, mientras que los escapes de titanio impresos en 3D y las llantas de diseño exclusivo rematan una estética que combina brutalidad y elegancia.
En el interior, el Kevlar vuelve a ser protagonista, reinterpretado para el siglo XXI. Está presente en el volante, los reposapiés, las alfombrillas y parte del salpicadero, acompañado por Alcantara antracita y un tejido Jacquard rojo. Todo está pensado para transmitir esa mezcla entre competición y sobriedad que define a los Ferrari más puros.
Un ejemplar único que refleja la nueva era de Ferrari
Solo existirá una unidad del Ferrari SC40, propiedad del cliente que lo encargó. Sin embargo, los aficionados podrán admirar un modelo a escala real en el Museo Ferrari de Maranello, donde ya se exhibe como una pieza de arte contemporáneo sobre ruedas.
Más allá del homenaje al F40, este proyecto refleja la nueva dirección del lujo automovilístico: la personalización total. Ferrari, Lamborghini, Rolls-Royce o Bentley compiten en ese terreno, pero pocos logran el equilibrio entre pasado, innovación y emoción que Maranello sigue dominando.
Imágenes | Ferrari
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