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Fue la cabecera francesa L'est Republicain, que sin saberlo, cubrió el suceso y destapó el pastel: un vehículo aparentemente robado de un camión de transporte había acabado en el fondo de un canal.

Tras el primer robo, los ladrones solo tuvieron que seguir el rastro cual migas de pan: dentro estaban las llaves de su segundo coche, un Lexus, junto documentación que indicaba su dirección.

Dejó unos segundos su pick-up con las llaves puestas y se la llevaron. No fue buena idea, pero ha tenido la mayor suerte del mundo.

El accidente ha dejado tres heridos de carácter leve y enormes atascos.

Tras el fuerte choque el conductor fue trasladado al hospital con heridas leves, pero va a tener que rendir cuentas con la justicia.

Los bomberos rápidamente sospecharon de que podría deberse a "la caída de un cuerpo estelar" y extrajeron del vehículo una piedra de unos dos centímetros para ser analizada.

Es una pequeña villa de apenas 10 calles y el 93 % de los ingresos municipales vienen de las multas de tráfico. La clave, su sistema judicial al estilo del Viejo Oeste.

Una vez que la grúa se ha llevado el vehículo, el tiempo empieza a correr, y la cantidad de dinero que va a tener que pagar el conductor crece como una bola de nieve rodando ladera abajo.

El vehículo impactó a tal velocidad que terminó literalmente dentro del agua de esta fuente de estilo Art Decó, que data de 1942 y representa a la diosa Artemisa, o su equivalente romano Diana.

Arremete contra el banco con su Kia un domingo a plena luz del día y en una concurrida calle durante 10 minutos.

Huyó durante 20 minutos hasta que acabó chocando contra un camión. Pese a volcar el coche, consiguió salir y escapar: aún no han dado con él.

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