A lo largo de los últimos años, he probado coches eléctricos muy potentes que me han dejado clarísimo que los cero emisiones pueden ser extremadamente rápidos, solo hay que ver los tiempos que están firmando en el circuito de Nürburgring modelos como el Porsche Taycan, el Xiaomi SU7 o el Yangwang U9 Extreme.
A estas alturas, nadie duda de que los coches eléctricos son los reyes de las prestaciones, pero, cuando te gusta conducir, hay algo que valoras más que acelerar de 0 a 100 km/h en un par de segundos o alcanzar una velocidad máxima más propia de un Fórmula 1 que de un coche de calle: la diversión al volante. Opel se ha propuesto combinar las dos cosas con el nuevo Opel Mokka GSE.
Hora de pasárselo bien. Sí, en un coche eléctrico
El mejor ejemplo de que no hace falta tener 1.000 CV para disfrutar al volante es el Mazda MX-5. El biplaza japonés no ofrece unas prestaciones de infarto, pero es tremendamente divertido al volante. Da prioridad absoluta a las sensaciones y eso lo ha convertido en un coche de culto para los apasionados del mundo del motor. Además, lleva décadas demostrando que no hace falta gastarse muchísimo dinero para disfrutar de la conducción.
Ojo, hay ejemplos menos “canónicos” que el Mazda MX-5, como el Ford Puma ST. Cuando Ford presentó este coche, nadie esperaba (incluido yo) que pudiera estar a la altura del fantástico Ford Fiesta ST, sencillamente porque el Puma es un crossover y cuesta asociar este formato al concepto de “coche disfrutable”, pero Ford (nos) calló la boca y demostró que un crossover urbano asequible y muy práctico en el día a día también puede ser increíblemente divertido en una carretera de montaña, a pesar de no ser demasiado potente (primero 200 CV y luego 170 CV).
De alguna manera, el Ford Puma ST adaptó el concepto de “pequeño GTI” al formato SUV y eso fue esperanzador en un momento en el que los mini GTI empezaban a extinguirse, con la desaparición de modelos como el Opel Corsa OPC, el Renault Clio R.S. o el citado Ford Fiesta ST.
Pero las cosas se han complicado todavía más y, además de no haber hueco para los pequeños GTI con motor de gasolina, tampoco lo hay para los pequeños SUV deportivos con motor de gasolina, como el Ford Puma ST.
Lo que están haciendo los fabricantes es lanzar pequeños GTI eléctricos. El problema es que, de momento, ninguno ha podido estar a la altura de un pequeño GTI de gasolina, como demuestra el Abarth 500e (o más bien sus ventas), un coche que no es, ni de lejos, igual de divertido que el Abarth 595 de gasolina o que el extinto Abarth 500 cuando apenas tenía 135 CV.
La propia Stellantis parece haberlo entendido y está remediándolo con modelos como el Lancia Ypsilon HF y el Peugeot E-208 GTi, pero también ha decidido llevar esa fórmula al mundo SUV, primero con el Abarth 600e y el Alfa Romeo Junior Elettrica Veloce, y ahora con el Opel Mokka GSE.
Sí, GSE fue el apellido que utilizó Opel en los años 80 para el Opel Monza más prestacional, por lo que son unas siglas con pedigrí y a muchos les puede parecer un sacrilegio utilizarlas en este SUV eléctrico, pero te adelanto que no lo es.
En su día, GSE significa Grand Sport Einspritzung, es decir, Grand Sport Inyección (por eso los Kadett, Astra y Corsa se llamaron GSi), pero ahora significa Grand Sport Electric y sirve para identificar a los Opel más prestacionales.
Está claro que, a base de músculo eléctrico, estos coches pueden ser muy rápidos, al fin y al cabo, el Mokka es un SUV B que apenas mide 4,15 metros de largo y tiene un motor eléctrico de 281 CV, como el del Abarth 600e Scorpionissima y el del Alfa Junior Veloce eléctrico. La cuestión es si, además de rápido, puede ser divertido.
Para comprobarlo, Opel me ha llevado al Circuito del Jarama y lo primero que ha hecho es subirme al báquet del copiloto de un Opel Mokka GSE Rally, la versión de competición del Mokka GSE de calle, para que el piloto Álex (Sito) Español me diera un “paseo”.
De esa forma, me ha quedado claro que un coche eléctrico de rallye puede ser muy rápido y Sito me ha confesado que también es efectivo y fácil de conducir porque “permite mucho por lo bien puesto a punto que está”.
Pues bien, Opel se ha basado en este coche con homologación eRally5 de la FIA que compite en el ADAC Opel GSE Rally Cup para hacer un modelo de calle. Así es como ha nacido el Mokka GSE, un SUV con un motor eléctrico de 281 CV y un par máximo de 345 Nm que, además, tiene detalles estéticos exclusivos, equipamiento específico y una puesta a punto bastante más radical que la de cualquier otro Mokka.
Por fuera, hay varias cosas que dejan claro que no es un Mokka cualquiera, como los anagramas GSE, los paragolpes específicos, las molduras de los laterales o las enormes llantas de 20” que dejan ver perfectamente los frenos firmados por Aikon con pinzas de color lima, el tono escogido por Opel para la gama GSE.
Además, el capó se puede pintar opcionalmente de color negro, en contraste con el resto de la carrocería. Si a eso le sumamos la suspensión más baja y firme, el resultado es un diseño muy llamativo y, sobre todo, muy deportivo.
Opel Mokka GSE: así es por dentro
En el interior, los protagonistas son los asientos de tipo semi báquet. Llaman mucho la atención porque tienen un diseño muy deportivo y están tapizados en Alcantara y cuero, con detalles en lima y el logotipo GSE. Además de ser atractivos, sujetan muy bien el cuerpo gracias a sus enormes orejas, tanto las del respaldo como las de la banqueta.
Eso sí, no me han parecido insufribles, como los Sabelt opcionales que tenía el Abart 595: aunque sujetan de maravilla, no son duros ni incómodos y es fácil entrar y salir de ellos porque las orejas no están como una piedra.
Me parecen asientos muy adecuados para un coche de estas características porque no son radicales, pero molan muchísimo y cumplen cuando vienen curvas.
Más allá de los asientos, el interior del GSE está rematado con un techo con el tapizado interior en negro, detalles de color lima, un volante deportivo achatado por arriba y por abajo, pedales de aluminio y un menú específico en el multimedia que muestra datos de conducción, como las fuerzas G o la aceleración.
Como en el resto de Mokka, el espacio en las plazas traseras es limitado y el maletero es solo correcto, con 310 litros de capacidad, suficiente para el día a día y para pequeñas escapadas, pero no es un coche familiar, como el Grandland.
Opel Mokka GSE: así va
En cambio, sí tiene la potencia de un coche más grande y, aunque no es un peso pluma, como el Mazda MX-5, detiene la báscula en los 1.672 kg, una cifra razonable para un coche eléctrico.
Gracias a eso, es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 5,9 segundos, exactamente el mismo tiempo que necesita el mismísimo Volkswagen Golf GTI de 265 CV, mientras que su velocidad máxima está limitada, en teoría, a 200 km/h, pero te aseguro que los supera (al menos de marcador).
Lo que ha buscado Opel es un buen compromiso entre prestaciones y autonomía, eligiendo una batería de 54 kWh de capacidad (50,8 kWh netos) que mantiene el peso por debajo del coche por debajo de 1.700 kg y permite homologar una autonomía de 324 km.
Es la misma que utiliza el Opel Mokka Electric de 156 CV, pero como esta versión GSE es mucho más potente y tiene otra puesta a punto, incluidas unas ruedas gigantes y de enfoque deportivo (Michelin Pilot Sport EV en medida 225/40 R20), lógicamente, la autonomía es inferior: el Mokka Electric de 156 CV homologa 402 km.
Bien es verdad que estamos ante un SUV urbano, por lo que esos 324 km se antojan más que suficiente para no tener que cargar en varios días, siempre que no se salga de la ciudad, pero no deja de ser una autonomía escasa que condiciona mucho el uso del coche porque no invita a hacer mucha carretera.
Podría compensarse con una buena potencia de carga, pero el Mokka GSE se conforma con cargar a una potencia máxima de 100 kW en CC y a 11 kW en CA.
Con una batería más grande tendría más autonomía, pero pesaría más y sus prestaciones no serían tan buenas. Tampoco su comportamiento. Digamos, por tanto, que el precio a pagar por lo bien que se mueve es una autonomía bastante justa. A cambio, es un coche realmente divertido, y reconozco que no esperaba decir esto antes de conducirlo.
Opel ha trabajado mucho en la puesta a punto de este pequeño deportivo y su experiencia en rallyes ha sido clave. Además de los frenos Aikon con pinzas delanteras de cuatro pistones y de los amortiguadores y ejes específicos, cuenta con una dirección calibrada expresamente para la ocasión, aunque lo más interesante es el diferencial autoblocante multidisco Torsen.
Este último elemento es la clave del Mokka GSE, más allá de sus 281 CV, porque es lo que permite conducir muy rápido y pasárselo muy bien. Como he podido comprobar en el Circuito del Jarama, el autoblocante consigue “meter” al coche en curva como por arte de magia, evitando cualquier tipo de subviraje (te garantizo que este Opel sí gira, y muy bien) y brindando la posibilidad de abrir gas mucho antes de lo que se podría hacer sin este diferencial.
Si a eso le unimos la buena capacidad que tiene el Mokka GSE para transmitir sus 281 CV al asfalto y de traccionar sin perder rueda (el mérito también es de los Michelin Pilot Sport EV), el resultado es un coche muy rápido: es capaz de dar una vuelta en el Jarama en menos de dos minutos.
Lo bueno es que no es radical y eso se agradece en carretera abierta. También es rápido en una zona de curvas y permite disfrutar, por el tacto de la dirección, por el trabajo que hace el autoblocante y, en general, por el buen tacto de conducción que tiene. Va por el sitio de forma fácil, implicándote mucho en la conducción, pero sin ser nervioso ni jugarte malas pasadas, en parte porque la ubicación de la batería le permite tener un centro de gravedad muy bajo.
Vale, se echa en falta el sonido de un motor de conducción, pero, a cambio, entrega la potencia de una forma mucho más inmediata que cualquier motor térmico, por lo que pierde algunas cosas respecto a los GTI térmicos, pero gana otras.
Entre las cosas que pierde, también es inevitable hablar del tacto de los frenos: funcionan de maravilla en circuito y son eficaces en carretera, también en un tramo de montaña, pero tienen un tacto demasiado esponjoso en la primera parte del recorrido del pedal.
De primeras, da la sensación de que no “muerde” y hay que hundir un poco más el pie para que lo haga. Es algo común entre la mayoría de coches eléctricos, pero hay otros con un tacto de freno mucho mejor, como el Alpine A290 o incluso el Renault 5 E-Tech, sin ser último deportivo.
En cualquier caso, es algo que simplemente requiere un periodo de adaptación. También es justo decir que la función B (brake) del cambio para incrementar la intensidad de la frenada regenerativa es una ventaja frente a los coches térmicos porque permite conducir prácticamente sin tocar el pedal del freno, y es algo de agradecer, sobre todo, en ciudad.
Como digo, un GTI eléctrico tiene sus desventajas y tiene sus ventajas. Simplemente estamos ante una evolución de los pequeños GTI, esta vez bien ejecutada, a diferencia del citado Abarth 500e.
Te recuerdo que, en su día, el Skoda Fabia RS y el SEAT Ibiza Cupra, ambos con motor diésel 1.9 TDI, se vieron como un sacrilegio, pero demostraron que podían ser muy rápidos y muy divertidos, especialmente el Ibiza con sus 160 CV y su torrente de par.
El Mokka GSE sencillamente es un GTI de la era electrificada y, mucho ojo, porque es un aparato bien serio con verdadero ADN de rallyes, por lo que si crees que “te lo vas a merendar con patatas” en un tramo de montaña porque “es una lavadora”, lo más probable es que te lleves una sorpresa.
Precio del Opel Mokka GSE
Lo que no tengo claro es si verás muchos Mokka GSE porque no es barato: su precio de partida es de 46.600 euros. Independientemente de lo bien equipado que está, de lo potente que es y de su magnífica puesta a punto, es una cifra elevada para un SUV B, lo que lo convierte en un coche de puro capricho.
Respecto a sus rivales, cuesta 13 euros más que el Abarth 600e Scorpionissima (desde 46.587 euros) con el que comparte casi todo, incluido el motor de 281 CV. El Alfa Romeo Junio Elettrica Veloce, en cambio, es más barato: desde 42.339 euros, pero tiene una puesta a punto menos deportiva que el Abarth y el Opel.
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Imágenes | Motorpasión y Opel
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