Hoy tenemos que pagar un pastón por faros que se supone que no deslumbran a los demás. Un coche de 1952 hacía lo mismo

  • En 1952, General Motors lanzó el “Autronic Eye”, el primer sistema que ajustaba sólo las luces

  • Un sensor fotoeléctrico y válvulas de vacío para resolver el problema de los deslumbramientos

Cadillac Autronic Eye
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Irene Mendoza

Hoy pagamos miles de euros en forma de extras como faros LED matriciales, luces adaptativas con cámara y otros sistemas capaces de detectar el tráfico que viene de frente y adaptar automáticamente el haz de luz para no deslumbrar a los demás. Son algunas de las tecnologías de seguridad más valoradas en los coches modernos, especialmente cuando cae la noche y la visibilidad se vuelve crítica.

Pero esa idea, automatizar el cambio entre luces largas y cortas para evitar deslumbramientos, ya estaba inventada hace más de 70 años. En 1952, General Motors presentó el “Autronic Eye”, un sistema capaz de detectar la luz de otros vehículos y bajar los faros sin que el conductor tuviera que intervenir.

Luces, deslumbramientos y una solución adelantada a su tiempo

A comienzos de los años cincuenta, el tráfico crecía rápidamente y los faros ganaban potencia, pero el uso correcto de las luces seguía siendo un problema. Muchos conductores no bajaban las largas al cruzarse con otro coche y otros circulaban siempre con cortas, perdiendo visibilidad en carretera abierta. 

El deslumbramiento se convirtió en un riesgo real para la seguridad vial, difícil de corregir sólo con normas o educación. Fue ahí cuando GM optó por una solución técnica: un sistema que detectara la luz antes que el conductor y actuara por él. De ese planteamiento nació el “Autronic Eye”, desarrollado por la Guide Lamp Division, la división de iluminación del grupo.

Cómo funcionaba el “Autronic Eye”: el abuelo de las dashcams modernas

El “Autronic Eye” se apoyaba en una pieza clave: un tubo fotomultiplicador, un tipo de válvula de vacío extremadamente sensible a la luz. Ese sensor iba montado en una carcasa muy llamativa sobre el salpicadero, apuntando a la carretera a través del parabrisas. Hoy podría confundirse con una dashcam primitiva, pero su única misión era “ver” los faros que venían de frente.

Cuando detectaba los faros de un coche que se aproximaba, el sensor enviaba la señal a un conjunto de válvulas, relés y amplificadores conocido como ‘Autronic Brain’. Ese conjunto eléctrico ordenaba el cambio automático de largas a cortas y, una vez el vehículo contrario pasaba, el sistema volvía a poner las largas. Todo ocurría sin intervención del conductor, aunque trabajaba con tensiones altísimas para la época, superiores a los 1.000 voltios.

Autronic Eye2

El “Autronic Eye” debutó en modelos de Cadillac y Oldsmobile en 1952 y pronto llegó a Buick y Pontiac. La tecnología funcionaba, pero no era perfecta: las cuvas cerradas, señales reflectantes o luces urbanas podían confundir al sensor y provocar cambios constantes entre largas y cortas. Para solucionarlo, GM fue refinando el sistema: para finales de década se añadió un control de sensibilidad regulable pensado para lluvia, nieve o conducción urbana, y un sistema de anulación manual para que el conductor recuperara el control si algo fallaba.

Ya en 1960, el sistema evolucionó y pasó a llamarse Guide-Matic. El sensor se hizo más pequeño, la electrónica se compactó y su integración en el coche fue más discreta, llegando incluso a ocultarse en el frontal en algunos Cadillac de los años sesenta. También apareció el llamado “safety salute”, un breve guiño de luces pensado para llamar la atención del conductor que venía de frente si no había bajado las largas.

Al mismo tiempo, GM lanzó el “Twilight Sentinel”, que encendía y apagaba los faros automáticamente según la luz ambiental y los mantenía encendidos unos segundos tras apagar el motor, para iluminar el camino a casa.

Cuando la electrónica avanzada tomó el relevo

Con el paso de los años, las voluminosas válvulas de vacío dieron paso a componentes electrónicos de estado sólido, más pequeños, fiables y eficientes. Esa transición permitió integrar varias funciones en un solo sistema y reducir fallos, algo clave para que la tecnología sobreviviera. Otros fabricantes siguieron el mismo camino.

Ford y Chrysler desarrollaron sus propios sistemas de atenuación automática para modelos de lujo, y con el paso de las décadas aquella idea inicial evolucionó hacia soluciones cada vez más precisas basadas en electrónica, cámaras y software. Hoy, los faros matriciales LED analizan la carretera en tiempo real, apagan solo la parte del haz que puede deslumbrar y ajustan alcance e intensidad según el entorno. Cambian los medios, pero no la idea de fondo: hacer que el coche ayude al conductor cuando la visibilidad empeora.

Imágenes | GM, retropowercars

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