Hace cinco años, Mitsubishi anunció que se retiraba del mercado europeo. El objetivo era no renovar los modelos que tenía en ese momento cuando alcanzasen el final de su ciclo comercial, pero los planes cambiaron y ahora la marca japonesa tiene una gama completamente nueva. Es más, varios años después de dejar de vender su primer y único coche eléctrico, el Mitsubishi i-MiEV, vuelve a tener un coche de cero emisiones en su catálogo.
Se trata del Mitsubishi Eclipse Cross. En su segunda generación, el SUV japonés se ha convertido en un coche eléctrico y lo ha hecho siguiendo el mismo plan que otros modelos de la compañía nipona: basándose en coches de Renault, aprovechando la alianza Renault-Nissan-Mistubishi.
Más pequeño por fuera que el modelo anterior, pero mucho más grande por dentro
Esa estrategia es la que ha permitido a Mitsubishi seguir en el mercado europeo y lo cierto es que funciona porque los números de la marca no dejan de mejorar. Entre enero y octubre de 2024, Mitsubishi vendió 4.187 coches en España, mientras que en el mismo periodo de este año se han matriculado 5.318 unidades, es decir, un 28,9% más.
Ahora, Mitsubishi pretende seguir mejorando esos números y para ello necesitaba un coche eléctrico, puesto que ya tiene gasolina, micro híbridos e híbridos. Para ello, ha tomado como base uno de los mejores coches eléctricos del mercado, el Renault Scenic E-Tech, y ha transformado su diseño para vestirlo de Mitsubishi, igual que hizo con el Mitsubishi Colt basado en el Renault Clio y con el Mitsubishi ASX basado en Renault Captur.
Eso sí, el Eclipse Cross es el Mitsubishi que más se diferencia de su pariente galo y, por lo tanto, el que tiene más personalidad. Mitsubishi ha trabajado especialmente en el frontal y lo cierto es que los cambios están muy bien integrados porque el Eclipse Cross tiene un aspecto bastante deportivo, con un morro ancho y un capó bajo que llaman más la atención en persona que en fotos.
En la parte trasera también hay cambios, los suficientes como para decir que el Eclipse Cross parece un Mitsubishi y no un Renault; es gracias a los pilotos LED, que tienen tiene una firma lumínica distinta a los del Renault Scenic, al paragolpes específico, a la franja negra que une los pilotos y al logotipo de los tres diamantes, que está mucho mejor integrado que en otros Mitsubishi basados en modelos de la marca del rombo.
Mitsubishi Eclipse Cross: así es por dentro
En el interior, eso sí, lo único que cambia es el logotipo. Lo bueno es que el interior es uno de los puntos fuertes del Scenic, por lo que también lo es en el Eclipse Cross: por calidad, ergonomía, tecnología y, sobre todo, amplitud.
El cuadro digital se integra en el mismo marco con forma de L que la pantalla táctil central y ambos utilizan el sistema operativo Android Automotive basado en Google. Su funcionamiento es impecable, por fluidez, facilidad de uso y lo bien planteado que está el sistema, en general, con detalles que no están disponibles en muchos otros coches, como la posibilidad de ver el mapa de Google Maps (y las indicaciones) en el cuadro digital.
Además, se agradece que tenga botones de los de toda la vida para el climatizador y también viene bien que la palanca de cambios esté ubicada detrás del volante porque queda muy a mano, es cómodo a la hora de hacer maniobras y deja mucho espacio libre en la consola central, donde se encuentran la bandeja de carga inalámbrica para el teléfono móvil y varios huecos portaobjetos.
Otra cosa destacable del interior del Eclipse Cross es el botón My Safety Person situado a la izquierda del volante. Sirve para activar un perfil preconfigurado por el conductor con las ayudas a la conducción que desea activar y desactivar.
Por ejemplo, se puede preconfigurar un perfil con el molesto aviso de límites de velocidad desactivado y con el sistema de mantenimiento en el carril apagado, de manera que solo hace falta pulsar el botón dos veces para cargar el perfil y que estas ayudas se desactiven de un plumazo.
En otros coches, desactivar ayudas y avisos es muy complicado, en cambio, de esta forma es rápido y fácil porque ni siquiera hace falta tocar la pantalla central o navegar por los menús del cuadro.
Otra cosa que me gusta mucho es la posición de conducción. Es un SUV, pero se puede ir sentado tan bajo como en un compacto o una berlina, con las piernas estiradas y el volante bien arriba, no como en la mayoría de SUV, que parece que vas sentado en una silla. Es una posición deportiva, pero muy cómoda, además, no hay que sacrificar la visibilidad en ninguna dirección.
Lo que no me convence es el retrovisor central digital (ni este ni el de ningún otro coche con esta tecnología). Viene de serie con el acabado tope de gama (Kaiteki+), pero, personalmente, no me parece tan fiable como un espejo convencional porque no soy capaz de entender igual de bien las distancias y me produce cierta sensación de mareo.
Ojo, funciona bien y la imagen que proyecta es nítida, pero prefiero el espejo. Por suerte, se puede utilizar como si fuese un espejo normal y corriente. Reconozco que es llamativo y que vienen muy bien para “tirarse el rollo” delante de amigos y familiares y vean lo que es capaz de hacer el coche, pero me quedo con el método tradicional.
En términos de espacio no se le puede poner ni una pega. Es un coche muy amplio, teniendo en cuenta que mide 4,49 metros de largo (parece más grande de lo que en realidad es), porque pueden viajar muy cómodos cuatro adultos de gran estatura y hay sitio de sobra para su equipaje en el maletero porque tiene 545 litros de capacidad y es muy aprovechable, por su diseño regular y por su profundidad.
Tanto en habitabilidad como en maletero, este Eclipse Cross mejora (mucho) respecto al Eclipse Cross anterior, a pesar de que ese modelo era más grande por fuera (4,54 metros de largo). Es una de las ventajas que tiene ser un coche eléctrico.
Así va el Mitsubishi Eclipse Cross
Otra de las ventajas tiene que ver con el confort de marcha: es muy silencioso. Más allá de que sea eléctrico y no haga ruido, está muy bien insonorizado y eso influye en que sea, en general, muy cómodo. De la misma forma que el Scenic, tiene una puesta a punto más orientada al confort que al dinamismo.
Es agradable de conducir, se mueve muy bien y es un coche relativamente rápido (teniendo en cuenta que pesa casi dos toneladas), pero la prioridad es la comodidad y se nota especialmente en el tarado de la suspensión, que es más bien blanda y se traga perfectamente cualquier irregularidad, incluidos los molestos resaltos que tenemos en todas las ciudades.
Cuando digo que es rápido, me refiero a que es un coche solvente a la hora de hacer adelantamientos o de incorporarse a la autovía. Su motor eléctrico desarrolla 220 CV y un par máximo de 300 Nm, suficiente para acelerar de 0 a 100 km/h en 7,9 segundos; la velocidad máxima está limitada a 170 km/h.
También llama la atención su autonomía: 626 km homologados en ciclo combinado WLTP. La toma de contacto no fue lo suficientemente larga como para comprobar si su batería de 87 kWh es capaz de llegar a esa cifra, pero sí pude ver que consume algo más de lo que dice la ficha técnica.
Promete gastar 16,7 kWh/100 km de media, pero en realidad está más cerca de los 20 kWh/100 km, por lo que su autonomía real debería ser de unos 500 km, unos 400 km si se hace mucha carretera (en autovía consume más).
Es más que suficiente para que la mayoría de familias no tengan que cargar en varios días, pero es una cifra mejorable, teniendo en cuenta que se queda lejos de la autonomía prometida.
También es mejorable su potencia de carga: puede cargarse a un máximo de 22 kW en corriente alterna, lo cual está bien, pero en corriente continua solo puede cargarse a una potencia máxima de 150 kW.
Hoy por hoy, hay margen de mejora porque cada vez hay más coches que cargan a más de 300 kW de potencia. No es algo que se note en el día a día, pero viene muy bien a la hora de viajar y, precisamente, el Eclipse Cross es un coche que invita mucho a viajar.
Precio del Mitsubishi Eclipse Cross
El Mitsubishi Eclipse Cross se pondrá a la venta dentro de unas semanas con un precio de partida de 43.050 euros (PVP). Con descuento comercial, descuento por financiación y las ayudas del Plan MOVES III, pasa a costar 32.050 euros. Ese precio es para la variante Kaiteki con batería de 87 kWh y 220 CV.
El tope de gama Kaiteki+ parte desde los 47.900 euros (PVP) y con descuentos y ayudas pasa a costar 36.900 euros. Más adelante, Mitsubishi debería ampliar la gama con una versión menos potente y con batería más pequeña. También es posible que se introduzca un acabado por debajo del Kaiteki.
Es más caro que el Renault Scenic equivalente, pero también tiene más equipamiento de serie y, sobre todo, más garantía: el francés se conforma con tres años y el japonés tiene ocho años de garantía o 160.000 km.
Respecto al equipamiento de serie, el Kaiteki ya lleva de serie portón eléctrico, faros Full LED, llantas de 19”, retrovisor interior fotosensible, control de crucero adaptativo, asientos delanteros y volante calefactados, cargador inalámbrico para móviles, cámara trasera o bomba de calor.
El Kaiteki+ añade llantas de 20”, sistema de sonido Harman Kardon, cámara de 360 grados, asientos delanteros eléctricos, aparcamiento automático, cámara de reconocimiento facial, sistema de conducción autónoma Nivel 2 MI-PILOT, retrovisor interior digital, tapicería de cuero (“vegano”) o techo panorámico electrocrómico de cristal (en lugar de tener cortinilla, se oscurece eléctricamente).
Los gastos asociados para acudir a esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
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Imágenes | Motorpasión y Mitsubishi
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