Probamos el Porsche 718 GT4 RS en circuito: 500 CV y sensaciones irrepetibles en un coche único que nos hace sentir vivos

El próximo Cayman será eléctrico, así que no nos ha quedado otro remedio que conducir el más radical de gasolina en su hábitat natural

Porsche 718 Cayman GT4 RS amarillo
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Héctor Ares

La mayoría de los coches que se prueban y a los pocos meses se olvidan. Otros se quedan para siempre en la memoria. Y luego está el Porsche 718 Cayman GT4 RS, que se instaló en mi cerebro de forma permanente desde que lo conduje por primera vez en el Circuito de Estoril, precisamente el mismo escenario en el que he vuelto a llevarlo en forma de despedida antes de que la próxima generación de 718 sea 100% eléctrica. ¿Te vienes a dedicarle un último adiós?

Hace tres años tuve la oportunidad de conducir por primera vez un Porsche 718 Cayman GT4 RS y quedé absolutamente fascinado por su pureza, su carácter y por la conexión que crea con el conductor. Ahora, tras volver a ponerme al volante en el mismo Circuito de Estoril, la sensación es distinta y tal vez sea porque la electrificación lo ha cambiado todo en este tiempo, incluida a la propia Porsche.

Porsche 718 Cayman GT4 RS

El GT4 RS representa el canto de cisne de los deportivos compactos de motor atmosférico, y como sabemos que la próxima generación del 718 será completamente eléctrica, todo lo he sentido de forma más profunda e intensa. Porque esta vez puede que sea la última. Éste podría haber sido su último rugido. Al menos para mí.

La ficha técnica de una leyenda moderna

Con el 718 Cayman GT4 RS la firma de Stuttgart se atrevió, al fin, a transplantarle el corazón del 911 más especial, el del GT3, a un coche que sabían podría rivalizar directamente con el nueveonce por su disposición de motor central. Más equilibrado, más lógico, más natural.

Se trata del seis cilindros bóxer de 4.0 litros atmosférico, sin turbos, sin electrificación, sin aditivos. Un prodigio de motor que desarrolla 500 CV a 8.400 rpm y un par máximo de 450 Nm, entregados con una progresividad y una rabia que solo un atmosférico casi de competición puede ofrecer.

Porsche 718 Cayman GT4 RS Llevar el motor bóxer atmosférico detrás de la nuca marca el carácter de este coche

Pero lo más impresionante no son las cifras, sino cómo se vive cada segundo desde dentro. Gira hasta 9.000 rpm con una ferocidad mecánica casi animal, mientras el sonido se cuela directamente al habitáculo a través de las tomas situadas detrás de las ventanillas. No es un efecto sonoro artificial: es el propio aliento del motor entrando en tus oídos y marcando de forma absoluta la experiencia al volante.

Este prodigio mecánico asociado exclusivamente a un cambio PDK de doble embrague y siete marchas, con relaciones más cortas que en el GT4 “normal” y desarrollos pensados para extraer todo el jugo del motor en circuito. La caja actúa con una rapidez quirúrgica, pero además transmite una sensación de conexión directa con la mecánica. Cada cambio es una sacudida perfectamente medida.

A nivel de chasis, el GT4 RS lleva la puesta a punto más radical jamás vista en un Cayman: suspensión rebajada, geometrías heredadas del motorsport, frenos carbocerámicos opcionales, y un paquete aerodinámico que no es solo para la galería.

Porsche 718 Cayman GT4 RS El Porsche 718 Cayman GT4 RS tiene soluciones de coches de competición

El capó y los pasos de rueda delanteros están fabricados en CFRP (plástico reforzado con fibra de carbono), el capó delantero tiene salidas de aire tipo NACA, y el enorme alerón trasero con soportes tipo “cuello de cisne” genera una carga real que se nota a alta velocidad.

El peso total se queda en apenas 1.415 kg en orden de marcha, gracias a la dieta estricta de materiales ligeros y la eliminación de todo lo prescindible. Lo justo para mantener la homologación como coche matriculable, pero sin perder el foco: ser un verdadero coche de carreras con matrícula.

Circuito de Estoril: un fado triste para el último adiós

El Autódromo do Estoril o Circuito de Estoril es un circuito con historia, técnica y carácter. A mí personalmente me encanta porque entre otras cosas, allí viví como aficionado algunos de los momentos más especiales cuando en sus 4,2 km de asfalto se disputaban carreras de MotoGP y pilotos como Valentino Rossi, Jorge Lorenzo o Dani Pedrosa se batían el cobre.

Porsche 718 Cayman GT4 RS Las gradas de Estoril vacías y la melancolía de pensar que este ha sido el último viaje a bordo de esta máquina tan especial

Es un trazado a la antigua usanza, como el Jarama. Combina curvas rápidas, frenadas fuertes, y zonas de apoyo prolongado que ponen a prueba tanto al chasis como a la confianza del piloto. Y aquí, el GT4 RS brilla con luz propia.

Después de haberme dado unas cuantas vueltas al circuito en una jornada de pruebas con toda la gama GT de Porsche, primero con el impresionante 911 GT3 RS y luego con el Taycan Turbo GT de más de 1000 CV, tocaba el turno de sentarme en el GT4 RS. Sabía que iba a ser algo especial, porque es un coche único en la historia. Salimos a pista.

Desde la primera curva, la dirección transmite todo lo que ocurre bajo los neumáticos. No hay un solo gramo de aislamiento entre tus manos y el asfalto portugués. Puedes sentir cómo los magníficos Michelin Pilot Sport Cup 2 se deforman, cómo la suspensión trabaja para mantener plana su carrocería, cómo el tren delantero obedece al milímetro cada insinuación del volante. Es una sensación de control total, de coche bien parido, de ingeniería pensada para ser eficaz y emocionar.

Porsche 718 Cayman GT4 RS

En la recta de atrás el motor grita. Y no lo digo en sentido figurado. Grita de verdad. Cada vez que te acercas a las 9.000 rpm, el sonido se vuelve visceral, orgásmico, salvaje. Como si el coche supiera que le queda poco tiempo en este mundo y quisiera asegurarse de que no lo olvides.

Las reducciones con el cambio PDK son tan inmediatas que parecen leídas en tu mente, ya que incluso llevando el programa automático del cambio las hace en el punto exacto donde las harías tú.

Las frenadas al límite antes de la amplia horquilla que pone fin a esa contra recta o la chicane de la parte trasera del circuito son una clase magistral de cómo un coche puede combinar potencia, precisión y equilibrio sin recurrir a la electrónica en exceso. Está presente pero se siente menos que en un 911 GT3 RS por ejemplo.

Porsche 718 Cayman GT4 RS

El GT4 RS te obliga a implicarte, es adictivo. Cuando lo haces bien, te premia con sensaciones que ningún eléctrico puede ni podrá igualar. Es crudo, es ruidoso, es perfecto, y aunque a la salida de la larga curva parabólica Ayrton Senna que da paso a la larga recta ves como los 911 GT3 RS que van delante se escapan por su mayor potencia, no te importa que eso ocurra porque sabes que ellos no están viviendo una sensación tan pura como la que vives en el GT4 RS.

Una despedida con el corazón en un puño

Volver a conducir este coche en este escenario ha sido algo más que una simple prueba. Ha sido un momento cargado de emoción. Porque el GT4 RS no es solo un coche deportivo excepcional. Es un icono, un grito de resistencia.

La última manifestación de lo que significa disfrutar de un coche con los cinco sentidos: el tacto, el sonido, el olor de los frenos calientes, la vista de ese alerón trasero en los retrovisores, el aroma a goma quemada tras una tanda intensa. Los crujidos de la mecánica cuando paras en el pit lane y la mecánica está a tope de temperatura.

Porsche 718 Cayman GT4 RS

Es muy probable que no haya un sucesor como él. Porsche electrificará la gama 718 y, aunque seguramente, como ha hecho con el Macan eléctrico, lo hará con la excelencia que les caracteriza, esta experiencia visceral, analógica y sensorial que ofrece un 718 GT4 RS con su mecánica y sonoridad, quedarán en el recuerdo como una nueva demostración de que los tiempos pasados, en esto de la automoción, siempre fueron mejores. Al menos en coches emocionales y deportivos como este.

Una inversión garantizada en placer y valor

Por todo esto considero que esta prueba no solo ha sido una oportunidad. Ha sido un privilegio. Un regalo. Una puesta a punto para los sentidos de cara al futuro. Volví a casa conduciendo después de la jornada de pruebas en el Circuito de Estoril y mientras recorría los poco más de 500 km que me separaban de casa, pensaba: "el que tenga los 180.709 euros que cuesta este coche, debería correr a un Centro Porsche a hacerse con uno". Sí, porque todavía están a la venta algunas unidades antes de que en 2026 se presente el 718 eléctrico.

Porsche 718 Cayman GT4 RS

Si compras un coche de estos, tendrás entre tus manos la mayor herramienta de disfrute que puedes adquirir hoy en día, y puedes estar seguro que si lo mantienes en buenas condiciones, su precio no sufrirá una devaluación salvaje. Es más, me atrevo a adelantar que, aunque se han fabricado muchas unidades de estos GT4 RS, su valor a 10 años puede aumentar, sobre todo si tenemos en cuenta que en 2035 solo se podrán vender coches eléctricos en Europa

Qué regalo haber podido despedirme en un lugar como Estoril del Porsche 718 GT4 RS. Ojalá esta no sea la última vez que pueda experimentar sensaciones así. Solo el tiempo lo dirá.

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