En la historia de Ford hay coches que nacieron para mover al mundo y otros que nacieron para emocionar: el Model 40 Special Speedster de 1934 es un buen ejemplo de esto último. Fue un encargo personal de Edsel Ford, único hijo de Henry Ford y el gran responsable del lado más artístico del imperio familiar.
Amante del diseño, la velocidad y la estética europea, Edsel concibió este coche como un ejercicio de estilo puro en plena era Art Decó, muy lejos de la producción en masa que definía a la marca.
Casi un siglo después, esa visión ha vuelto a tomar forma gracias a los expertos de Iconic Auto Sports, que han reinterpretado aquel one-off histórico en clave moderna bajo el nombre SP40 Restomod Speedster: misma silueta, misma filosofía… pero con materiales, chasis y prestaciones del siglo XXI.
Un coche único que se convirtió en leyenda
El Ford Model 40 Special Speedster original fue construido sobre un chasis modificado del Ford Model 40, con carrocería artesanal de aluminio y un V8 de 3,9 l y unos 100 CV. Edsel Ford desplazó el eje delantero, acortó el morro y buscó proporciones más cercanas a las de un coche europeo que a las de un Ford de producción. El resultado fue un deportivo adelantado a su tiempo, elegante y radical a partes iguales.
Durante décadas, el Ford Model 40 Special Speedster desapareció del mapa, alimentando su aura de leyenda hasta que reapareció en 1999, tras haber pasado años oculto y prácticamente olvidado. Su redescubrimiento confirmó que aquel coche no era un mito y lo devolvió al primer plano de la historia del automóvil.
En 2008, el Speedster fue subastado por RM Auctions durante su prestigiosa cita de Amelia Island (Florida), donde alcanzó 1,76 millones de dólares, una cifra que al cambio de la época equivalía a alrededor de 1,5 millones de euros. Tras pasar por manos privadas, hoy se conserva y exhibe en la Edsel and Eleanor Ford House, convertido en símbolo del lado más artístico, personal y menos industrial del imperio Ford
El SP40: mismo espíritu, otra era
Iconic Auto Sports no ha querido replicar el pasado, sino reinterpretarlo. Según Arturo Arrebillaga, cofundador de la marca argentina, su objetivo era “despertar la historia, no copiarla”. Esa idea se nota en cada pieza del SP40: Las proporciones se mantienen casi intactas, pero el conjunto pesa apenas unos 1.200 kg, una cifra impensable para un coche de este tamaño y presencia estética.
La carrocería ya no es de aluminio, sino de fibra de carbono, montada sobre un chasis tubular space frame. Bajo el larguísimo capó late un V8 Ford Coyote 5.0 actual, con alrededor de 480 CV, asociado a un cambio manual Tremec de cinco velocidades. Y nada de concesiones a la nostalgia mecánica: suspensiones independientes en ambos ejes, dirección asistida eléctrica y frenos Brembo heredados del Mustang GT350R garantizan un comportamiento muy alejado del de un coche de los años 30.
Las llantas de 20” pulgadas, los neumáticos anchos y los discos sobredimensionados delatan que, por muy clásico que parezca, el SP40 está pensado para ser conducido sin miedo… y sin renunciar a las prestaciones.
Lujo clásico con guiños contemporáneos
El interior sigue la misma receta. Cuero, aluminio y madera recuerdan al Art Decó original, pero conviven con detalles actuales como arneses deportivos o incluso carga inalámbrica para el móvil. No es un coche retro por dentro ni un escaparate tecnológico: es una reinterpretación coherente de lo que Edsel Ford habría firmado hoy.
Iconic Auto Sports fabrica cada unidad de forma artesanal y a medida y los pedidos ya están abiertos. El precio no es público, pero no hace falta ser adivino para saber que será desorbitado. Aun así, para quien busque algo realmente exclusivo, probablemente resulte más honesto y singular que muchos superdeportivos de producción limitada. El SP40 demuestra que hubo un Ford que nació como obra de arte… y que, con las manos adecuadas, todavía puede seguir siéndolo casi cien años después.
Imágenes | Iconic Auto Sports
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