Richard Hammond y el Shelby Mustang GT500

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Este es el tipo de prueba que me hubiese gustado hacerle al Shelby GT500 del amigo Paco, pero claro, yo no tengo la suerte de disponer ni de un circuito como en Top Gear ni las manos de Richard Hammond, todo hay que decirlo.

En el último capítulo de la tempora, el ‘Hamster’ compara su precioso Ford Mustang GT390 (el de Bullitt) con el nuevo Shelby Mustang GT500 y por lo que he creido entender, queda un poco decepcionado con el coche.En cierto modo puede ser hasta comprensible, ya que si a ese coche le exiges algo para lo que no está preparado, no podrá dar más de sí. La suspensión del Mustang GT no fue revisada para abaratar el precio final, algo comprensible dentro de la filosofía Mustang y de los muscle cars en general, pero debo reconocer que fue o es un gran error por parte de Ford.

Según dicen en el programa, el cambio de suspensiones hubiese supuesto un incremento de precio final del orden de 5.000 dólares. Un aumento casi insignificante, teniendo en cuenta el coche que es y el precio que tiene en Estados Unidos este coche. Yo los pagaría encantando.

En donde no estoy de acuerdo con los chicos de Top Gear es en la cara de sorpresa al comprobar la potencia a las ruedas del coche. 457 447 CV frente a los 500 CV anunciados por Ford. ¿Dónde está el truco? Fácil respuesta. En Europa la potencia se mide a las ruedas, en Estados Unidos la potencia se mide directamente sobre el motor, con lo que pérdida de potencia por la transmisión, diferencial y demás componentes es nula, ya que estos no están conectados al motor. O lo que es lo mismo, medida directamente sobre el volante de inercia. Eso son los brake horse power. Fallo mío el no haberlo especificado antes. En mi humilde opinión, esto es un dato que la gente de un programa del calibre de Top Gear deberían conocer de antemano. Fallo de ellos.

Pero bueno, a pesar de que alguien pueda sentirse estafado por este dato, decir que una pérdida de potencia del orden del 11% menos del 10% al medir los caballos a las ruedas traseras no es una dato para nada alarmante, es más, es un dato bastante bueno.

Eso sí, una vez que el coche pasa a manos de The Stig, el comportamiento en el circuito mejora bastante respecto a lo que vimos en la comparativa con el Lotus Exige S. Y eso que el Mustang que enfrentan a ese pequeño diablo es un ROUSH Mustang Stage 3, bastante superior en prestaciones a un Shelby GT500. Esta superioridad la consigue gracias al sistema de suspensiones mejoradas que montan en ROUSH Performance al Mustang GT. Claro, esas suspensiones encarecen el Stage 3 en casi 20.000 dólares (que se dice pronto) respecto al GT500.

Por último, comentar que me ha sorprendido oir a Jeremy Clarkson decir que el Roush Mustang es realmente un coche brillante (traducción literal), con el odio irracional que tiene este hombre por cualquier cosa que huela a yankee. Eso sí, Richard Hammond me cae bastante mejor después de ver el vídeo, no sabía que en su garaje dormía un Ford Mustang GT390 (supongo que del ‘69).

Un saludo para el amigo symk1000
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