En 2009, Nürburgring se propuso algo más que ser uno de los circuitos más importantes del mundo: quería ser un destino turístico permanente. Hoteles, tiendas, un parque temático cubierto llamado 'Ring Werk' y una atracción estrella: ‘Ring Racer’, una montaña rusa que debía dispararte de 0 a 217 km/h en solo 2,5 segundos, simulando la aceleración de un Fórmula 1.
Según ‘Motorsport-Total’, el proyecto costó más de 12 millones de euros, financiados por el estado de Renania-Palatinado. Pero el sueño se rompió antes de abrir: en septiembre de 2009, durante una prueba del sistema neumático, una explosión lesionó a siete personas y destrozó cristales de edificios cercanos. El accidente paralizó la obra y marcó para siempre la reputación de la atracción.
La atracción que quiso ser la Fórmula 1 hecha montaña rusa
La idea era simple: si Nürburgring no podía tener Fórmula 1 todo el año, llevaría la experiencia a los visitantes. La montaña rusa ‘Ring Racer’ prometía sensaciones de monoplaza, con un sistema neumático que lanzaría su tren a más de 217 km/h en 2,5 segundos, rozando el récord mundial de velocidad para una montaña rusa.
Construida por S&S Worldwide y diseñada para recorrer 1,2 km prácticamente a ras de pista, no pudo estrenarse en el GP de Alemania tal y como como estaba previsto. Tras años de reparaciones, cambios de diseño y reducción de velocidad a 160 km/h para cumplir con la TÜV alemana, Ring Racer logró abrir el 31 de octubre de 2013.
Cuatro días después, cerró para siempre. Problemas técnicos, costes desorbitados y un sistema de mantenimiento tan caro como ineficiente hicieron imposible operarla con normalidad. Para entonces, Nürburgring ya arrastraba deudas millonarias que acabarían llevando al complejo a la bancarrota en 2012.
Un año después, el circuito pasó a manos del empresario ruso Viktor Kharitonin y los planes de parque temático quedaron aparcados. Desde entonces, la montaña rusa quedó allí, inmóvil, oxidándose junto al trazado del Infierno Verde. Los aficionados la apodaron “el monumento a Kurt Beck”, el político que impulsó aquella inversión pública fallida. Solo un puñado de personas la pudieron probar.
El fin del mito, 16 años después
Ahora, después de años de rumores y debates sobre qué hacer con ella, Nürburgring ha comenzado a desmontar por partes la ‘Ring Racer’, como puede verse en directo en las webcams del circuito. No será un derribo completo por ahora, ya que está integrada en el edificio del Ring Werk y eliminarla entera costaría una fortuna.
De momento, desaparecerán secciones clave como la primera parte del recorrido, para habilitar así el acceso a un nuevo museo y centro de exposiciones que el circuito espera rentabilizar mejor. La dirección del circuito lleva tiempo centrada en lo que mejor sabe hacer: ser el banco de pruebas de referencia para los fabricantes, hogar de récords en el Nordschleife y sede de las 24 Horas.
Los sueños de parque temático han quedado atrás, sustituidos por un modelo de negocio más realista. Con el desmantelamiento de su montaña rusa, Nürburgring cierra uno de los capítulos más extraños de su historia y deja atrás un experimento que nunca llegó a arrancar.
Imágenes | Nürburgring, Bridge to Gantry, Motorsport-Total
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