Nos guste o no la conducción autónoma es parte del futuro y, lo que hasta ahora era cosa de las películas de ciencia ficción, dejará de serlo para convertirse en una realidad. Los amantes del automóvil nos rasgamos las vestiduras al escuchar hablar de este tema, pero hay determinadas circunstancias en las que, seamos sinceros, vendría bien que el coche condujera solo.
Pero para eso no sólo se necesita un mayor desarrollo de los sistemas de visión y comunicación (entre otros), también los mapas juegan un papel importante. TomTom y Bosch han llegado a un acuerdo para trabajar conjuntamente en vistas a esa futura conducción autónoma. TomTom pone los mapas y Bosch definirá las especificaciones necesarias para esos mapas.
Ya se está probando la conducción automatizada con mapas en la A81 de Alemania y la I280 de Estados Unidos. Los mapas tienen que ser mucho más precisos para este uso y están formados por capas. Una (la normal) para calcular trayectos de un punto a otro, y una segunda para localizar el coche exactamente en el carril.
Esta capa está apoyada por los datos de curvas y alturas, así que el coche puede, por ejemplo, calcular si adelantar o no dependiendo de todas estas variables. Además habrá vehículos con sensores que informarán de los últimos cambios en la vía par tener actualizada la cartografía en todo momento.
Sobre el papel suena bien, esperemos que no haya que lamentar más accidentes de coches sin conductor que los que hay ahora que somos los simples y erráticos humanos los que conducimos.