
Desde el pasado noviembre un carísimo Ferrari Roma se encuentra en paradero desconocido: un concesionario de lujo se lo compró a otro, pero sigue sin recibirlo. A estas alturas lo más probable es que jamás lo haga.
Según parece todo apunta a que fue robado durante el traslado entre ambos concesionarios. Y no es que asaltaran el camión que lo transportaba, sino que alguien se hizo pasar por la empresa de transporte contratada y se lo llevó. Surrealismo puro.
Negligencia a todo lujo
Cuando hablamos de un coupé de lujo que ronda los 200.000 euros, lo lógico es que tanto el contrato de compra-venta como el consecuente traslado se verifique exhaustivamente. No ha sido así en este loco capítulo que implica a varias empresas.
En noviembre del año pasado, el concesionario de Minneapolis de Twin Cities Performance, distribuidor oficial de la marca italiana en EEUU, compró un Ferrari Roma a Bentley Denver por 218.000 dólares. Hasta aquí todo normal: la adquisición de modelos entre concesionarios de lujo es algo habitual. El problema es que el Ferrari nunca llegó a destino por absoluta negligencia. Es la hipótesis más probable: la otra sería que directamente estuvieran compinchados para perpetrar su robo.
La contrata de la subcontrata. Tras formalizar la compra, Bentley Denver contrató los servicios de Angels Moving Autos para enviar el Ferrari a Minneapolis, lo que supone un trayecto que ronda los 1.500 km. Se trata de una empresa especializada en la gestión de transporte de coches de lujo y que trabaja con concesionarios, clientes o casas de subastas. Lo lógico es que con tal experiencia, y siendo además una firma acreditada, fuera la decisión correcta. Pero salió mal.
Angels Moving Autos seleccionó el traslado del Ferrari Roma en la plataforma Central Dispatch y el trabajo se asignó a KT Logistics. Esta última es una reputada empresa de transporte de alimentos y electrónica, pero no está especializada en el traslado de coches y menos de lujo: no dispone de vehículos para ello.
Esto debería haber hecho saltar las alarmas en Angels Moving Autos, pero no verificaron nada sobre la empresa de transporte designada: se dio por buena la asignación de Central Dispatch y a otra cosa.
Dos semanas después, admitieron el posible robo. Así, lo que parece ocurrió es que un falso transportista suplantó a KT Logistics, cargó el Ferrari Roma desde Bentley Denver y adiós. También llama la atención que en el concesionario no detectaran nada raro. Para colmo, pasados dos días de la recogida, Angels Moving Autos envió un mensaje a Twin Cities Performance comunicando que el envío del cavallino seguía su curso con todo en orden.
Una semana después, la empresa de Angels Moving Autos admitió que el Ferrari Roma posiblemente había sido robado. Lo alucinante además es que ni esta firma de gestión de transporte ni Bentley Denver presentaron una denuncia ante la policía. Repetimos: era un Ferrari Roma valorado en 218.000 dólares.
Demanda a dos bandas. Lithia Motors, que es la empresa propietaria de Twin Cities Performance, ha demandado tanto a Bentley Denver como a Angels Moving Autos por negligencia y robo. Además, también incluyen en la denuncia enriquecimiento injusto, ya que concesionario de Denver cobró el cheque, o incumplimiento de contrato con el proveedor.
En la demanda no solo exigen el reembolso íntegro de lo pagado por el Ferrari Roma, también una compensación por pérdidas de posibles ganancias. Al final hablamos de concesionarios: invertir en un deportivo de lujo que nunca podrá vender supone un buen agujero en sus cuentas.
Al menos a este estupendo rompecabezas de negligencias, o quizá robo planificado, no se añade un cliente esperando el Ferrari Roma: no se detalla que ya estuviera asignado a un posible comprador.
Imágenes | Ferrari, Ferrari Santogal. (Las fotografías usadas en el artículo son meramente ilustrativas).