Cuesta creerlo, pero los coches que conducimos hoy se han diseñado durante décadas pensando solo en un tipo de cuerpo: el masculino. Las pruebas de choque que determinan si un vehículo es seguro o no se han hecho casi siempre con maniquíes que representan al “hombre promedio”, un estándar que ha invisibilizado durante años cómo se lesionan realmente las mujeres en un accidente.
Ahora EEUU admite por fin esa brecha, y el Departamento de Transporte (DOT) ha presentado el primer maniquí femenino avanzado de su historia: el THOR-05F, que será obligatorio a partir de 2027. Para millones de conductoras y pasajeras, este movimiento llega tarde, pero supone un giro profundo en la forma en la que se diseñarán los coches del futuro.
Por fin, un maniquí femenino real: no una versión reducida del masculino
A lo largo de la historia de la automoción, cuando un laboratorio ha necesitaba un dummy “femenino”, simplemente encogía el modelo masculino reducido. Nada de anatomías reales, nada de diferencias biomecánicas ni de patrones de lesión propios. En muchas pruebas federales, ese maniquí reducido ni siquiera ocupaba el puesto del conductor: se quedaba relegado al asiento del acompañante.
El THOR-05F rompe por primera vez con esa ficción. Desarrollado por los técnicos de la NHTSA, la agencia responsable de las pruebas de choque en el país, no nace como una copia reducida, sino como un maniquí completamente nuevo que reproduce la estatura, el peso, la postura y la musculatura de una mujer del percentil 5, es decir, de baja estatura y unos 50 kg.
Además, su estructura incorpora sensores y articulaciones capaces de registrar movimientos que los antiguos Hybrid III ni siquiera podían detectar: desde la deformación real del tórax hasta las rotaciones del cráneo o el comportamiento de los tejidos blandos en caso de un impacto. Así, esta es la primera vez que EEUU cuenta con un dummy que refleja cómo se mueve y se lesiona un cuerpo femenino en condiciones de choque real.
Fuente: NHTSA
Y esa diferencia no es precisamente menor. En un impacto frontal idéntico, las mujeres tienen un 73 % más de riesgo de lesiones graves y un 17 % más de probabilidades de morir. No porque “sean más frágiles”, sino porque los coches llevan 70 años diseñándose para un cuerpo masculino de 1,77 metros y unos 76 kg.
Un avance que llega tarde, pero cambia las reglas del juego
A pesar de que Europa introdujo un maniquí femenino pequeño en 2015, sólo lo usa en el asiento del pasajero y en una prueba muy concreta. EEUU incorporó modelos pequeños en 2011, pero ninguno representaba realmente el cuerpo femenino. Y en muchos organismos internacionales la situación es todavía peor: ni Global NCAP ni Latin NCAP tienen un dummy femenino en los test oficiales.
Quien más había avanzado hasta ahora era la investigación académica. La ingeniera sueca Astrid Linder, referente mundial en seguridad vial, lleva años denunciando que la industria diseña coches sobre un sesgo antropométrico monumental.
Fuente: NHTSA
Ella creó EvaRID, el primer maniquí virtual femenino para evaluar latigazo cervical, y su trabajo ha demostrado que las mujeres sufren aceleraciones distintas, desplazamientos vertebrales mayores y un comportamiento articular que no aparece reflejado en los modelos masculinos. Pero ningún país había dado el paso político de hacer obligatorio un dummy específicamente femenino. Hasta ahora.
La decisión estadounidense exige que los fabricantes prueben sus coches tanto con maniquíes masculinos como femeninos. Eso obligará a revisar airbags, cinturones, reposacabezas, asientos, tensores y geometrías que hasta ahora funcionaban bien… para un solo tipo de cuerpo.
Qué supone esto para la industria y cuánto va a costar
Fuente: NHTSA
Para los fabricantes de coches, el THOR-05F no es un simple añadido. Obliga a repensar parámetros que parecían incuestionables, como la rigidez del respaldo, por ejemplo, que catapulta antes a un cuerpo más ligero. También los ángulos del reposacabezas, que no siempre protegen el cuello femenino (suele tener menos masa muscular); y el airbag tendrá que calibrarse para responder de forma segura con un rango de posiciones y alturas más amplio del que contemplaban los test tradicionales.
Todo ello implica más tiempo de ensayo, más ajustes y, en muchos casos, más inversión. Pero también abre la puerta a una seguridad más realista y equitativa: lo que funcione para ambos dummies funcionará mejor para toda la población, no solo para la mitad. No obstante, aunque EEUU ha dado el paso más contundente, el movimiento no es aislado.
Europa trabaja en reforzar sus protocolos y Suecia continúa liderando la investigación científica en modelos femeninos y en dummies representativos de edad avanzada, obesidad o embarazo. La industria sabe que la diversidad antropométrica influye directamente en cómo se comporta el cuerpo en un impacto, y que los vehículos modernos necesitan responder a más perfiles que el del “hombre estándar” de los años 70.
Un paso necesario hacia coches realmente seguros para todos
Volvo, por ejemplo, desarrolló ya en 2003 prototipos de dummies embarazadas. Y fabricantes como Toyota llevan años usando maniquíes virtuales mucho más precisos que los físicos. Pero hasta hoy ninguno había logrado abrir la puerta de la obligatoriedad normativa.
No va a ser un cambio inmediato, ni sencillo. Pero sí un cambio histórico. Con el THOR-05F, EEUU corrige por fin un vacío que llevaba décadas lastrado la seguridad vial y apunta al buen camino: si queremos coches realmente seguros para todos, necesitamos que reflejen la diversidad real de quienes los conducen.
Imágenes | NHTSA
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