Mercedes-Benz Clase S 350 BT, prueba (parte 1)
Pruebas de coches

Mercedes-Benz Clase S 350 BT, prueba (parte 1)

Desde que Mercedes presentó el pasado año su nuevo buque insignia el Clase S, mucho es lo que hemos escrito sobre el en Motorpasión. Que si puesta de largo en los hangares de Airbus en Alemania con concierto de Alicia Keys incluído, que si prueba en Canadá, que si llegará en versión Coupé o que si habrá un híbrido enchufable, el S 500 Plug-In Hybrid.

Recuerdo que a su vuelta de aquel road trip por Canadá, Javier Álvarez me dijo sobre el Clase S: “es el coche más moderno del mundo, no tiene nada que ver con otros coches de su segmento que hayas probado. Es mágico”. Sus palabras y las de otros compañeros que tuvieron ocasión de probarlo más adelante despertaron mucha curiosidad en mi interior. Todo el mundo hablaba del nuevo Clase S de Mercedes, así que yo no quería quedarme sin saber qué esconde ese coche para que todo el mundo hable maravillas sobre el.

1.500 kilómetros viajando en Clase S: preferente

Esta no va a ser una prueba al uso, sino un viaje en clase preferente de algo más de 1.500 kilómetros al volante del Mercedes Clase S 350 BlueTec, la única motorización cien por cien diésel disponible actualmente para este modelo. También existe un S 300 BlueTec Hybrid pero en ese caso combina el motor diésel pequeño de 204 caballos con un motor eléctrico.

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El S 350 BT esconde bajo su gigantesco capó delantero un motor V6 de 3 litros, 258 CV y un par máximo de 620 Nm. Puede que algunos penséis que es poca potencia para un coche que mide, en esta versión larga 5,24 metros (4,2 centímetros más que el anterior), pero lo cierto es que el peso de este mastodonte del asfalto está bastante ajustado para sus dimensiones, ya que no supera las dos toneladas de peso.

Por eso, creo que el motor 350 BT es más que suficiente para mover este coche con alegría y no es que lo crea yo, sino que sus prestaciones me avalan. Acelera de 0 a 100 km/h en el mismo tiempo que el híbrido, 6,8 segundos y en velocidad punta está limitado a 250 km/h. El motor siempre va unido a la caja de cambios 7G-Tronic Plus de siete velocidades.

Además sus consumos son los más contenidos de todas las motorizaciones disponibles, ya que homologa 5,5 l/100 km de media. Si tenemos en cuenta que en este segmento de coches uno de sus principales usos es hacer viajes largos a buen ritmo y con comodidad, no parece un mal plan poder hacer alrededor de 1.000 kilómetros en clase preferente sin tener que parar en una sola gasolinera.

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Cuando llegué a recoger el coche a la sede de Mercedes, su morro sobresalía entre toda la fila de coches allí aparcados. Le acompañaban varios Clase A y CLA, los modelos compactos que están permitiendo a Mercedes cosechando el éxito en sus segmentos impensable hace unos años. Pero no lo neguemos, Mercedes siempre ha sido y seguirá siendo una marca reconocida por sus grandes berlinas de lujo.

El Clase S es el máximo exponente de ese segmento de las berlinas de lujo, un coche que ha llegado para marcar un antes y un después en su segmento, dejando en un escalón muy inferior a coches de la talla del BMW Serie 7 o el Audi A8, y al mismo tiempo acercándose peligrosamente al segmento superior de los coches de superlujo como el Bentley Flying Spur, el Rolls-Royce Phantom o el desaparecido Maybach de la propia Mercedes.

Abro el coche y lo primero que me encuentro es un habitáculo que rezuma lujo por todas partes. Los asientos son impresionantes, auténticas butacas que te incitan a tirarte en ellos sin pensarlo dos veces. Una serie de luces iluminan el perímetro que te rodea en un llamativo color azul. A nivel visual la calidad se percibe desde el primer momento.

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La llave del coche es idéntica a la de cualquier otro Mercedes, ya que no han optado por el sistema KEYLESS-GO que por poco más de 2.000 euros te permite sin sacarla del bolsillo, entrar o arrancar el coche gracias a sus detectores por proximidad. Aquí en cambio, como si estuvieses al volante de un Clase A toca girar la llave.

Cuando lo haces, el cuadro de mandos cobra vida y la sensación es similar a la que debe tener el encargado de la sección de televisores del Media Markt cuando cada mañana tiene que encender todos los televisores. Ante ti se encienden dos gigantescos monitores (porque eso no son pantallas) de 12,3 pulgadas que dan vida a un cuadro de mandos virtual y a un ordenador que te permite manejar y disfrutar de los diferentes sistemas del vehículo, desde navegador hasta equipo de música o las múltiples opciones que ofrecen los asientos delanteros.

Con la suavidad que esperas en un coche de estas características, abandono la sede de Mercedes y comienzo a circular entre el tráfico urbano con este gigante que no pasa precisamente desapercibido. Conducir el Clase S entre el tráfico urbano no es diferente a hacerlo con cualquier otro coche de ese tamaño. Simplemente debes medirte un poco más de lo habitual cuando haces maniobras sin demasiado margen, para no arañar esa preciosa carrocería que te rodea.

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Una vez que ya he recorrido los primeros kilómetros y le he cogido el primer tacto al coche, estoy deseando hacer las cuatro cosas que todo el mundo necesita hacer cuando coge un coche nuevo: conectar el Bluetooth con el teléfono móvil, ajustar la temperatura del climatizador y buscar tu emisora de radio habitual.

Los mandos del Clase S se reparten en varias zonas a lo largo del habitáculo. Por un lado está la consola central que separa ambos asientos, en la cual encontramos varios botones que nos permiten acceder a la configuración de los asientos, del vehículo en general, telefonía, navegación y los sistemas de audio habituales. La disposición de estos mandos no tiene nada que ver con la de cualquier otro Mercedes, por lo que es recomendable pasar por un periodo de adaptación y conocimiento de los mismos, después del cual su manejo es súper intuitivo a través de un mando giratorio casi idéntico al que montan también otros modelos de la competencia desde hace bastante tiempo.

Si la cita se retrasa, que se retrase

Tenía una cita en el centro de Madrid a las 16 horas, pero sólo unos minutos antes de la hora acordaba, recibí un Whats Up de la persona con la que había quedado diciéndome que se retrasaba media hora.

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Una pena porque ya había aparcando, haciendo uso además del Parktronic que te ayuda a buscar aparcamiento tanto en línea como en batería siempre que no vayas a más de 30 km/h. Después de aparcar sin tocar el volante, algo con lo que todavía muchos viandantes alucinan, decidí quedarme esperando dentro del coche hasta la nueva hora de mi cita.

Dónde mejor que dentro del Clase S si en el exterior hay unos agobiantes 32 grados de calor veraniego. En la puerta del conductor hay una serie de mandos para los asientos, los típicos que te permiten ajustar la posición del asiento respecto al volante y los que activan en tres niveles la calefacción en los asientos y la ventilación interior de estos.

Pongo tres puntos de ventilación, echo para atrás un poco la banqueta del asiento y ya estoy listo para pasar esa media hora investigando todos los gadgets que tenía este coche, tantos que creo que los compañeros de Xataka disfrutarían de lo lindo en su interior.

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El primer botón que me encuentro en la consola por el lado derecho es uno con forma de asiento. Lo pulso y en la pantalla central se despliega un menú exclusivo para los asientos. Te permite elegir el nivel de apoyo lumbar, el apoyo de la zona de los hombros, el nivel de agarre de las molduras laterales, que por cierto son activas y puedes configurar para que se hinchen en la zona exterior cuando tomas una curva. El número de opciones que permiten los asientos del coche parecen casi infinitas, y eso que todavía no había entrado en la sala de masajes.

Porque los asientos de conductor y acompañante te permiten elegir entre seis programas de masaje distintos, desde unos que van recorriendo distintos puntos de tu espalda aplicando presión hasta otro con calor que se llama Afterwork. ¡Dios mío, quién necesita un Spa teniendo eso en el coche!

Sin apenas darme cuenta había pasado la media hora de espera y solamente me había metido en la configuración de los asientos. Apago el coche, abro la puerta y un insoportable golpe de calor me da la bienvenida a la calle. Con lo bien que estaba yo dentro del Clase S…

Continuará...

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