Conducimos el Mazda CX-3 2018: más eficiencia, dinámica y tecnología para el SUV compacto
Estrenado en 2015, el Mazda CX-3 recibe la que posiblemente será la última actualización de su primera generación. En el modelo que llega ahora al mercado, encontramos ligeros retoques estéticos, más tecnología enfocada a la asistencia a la conducción, a la seguridad y a la conectividad, así como renovadas mecánicas que ponen el acento en una mejor eficiencia.
La gama SUV de Mazda representa la principal parte del pastel en ventas de la marca japonesa en Europa: un 66% de su cuota de mercado son todocamino. Y aunque el CX-3 no puede presumir de ser el más vendido, lo es su hermano mayor, el CX-5, el SUV compacto es el segundo más comercializado aglutinando un 23% de las ventas.
En definitiva, el Mazda CX-3, pese a estar rozando el fin de su vida comercial en su primera entrega, ha seguido aumentando sus números. Gran parte de su éxito lo encontramos en la propia idiosincrasia del mercado, en plena efervescencia de la fiebre SUV, aunque no por ello deja de contar con sus propios argumentos. ¿En qué ha cambiado respecto al modelo saliente?
Cambios estéticos, pocos
Números aparte, la marca nipona ha decidido que era buen momento para revitalizar el Mazda CX-3, con una ligera actualización tanto en lo que se ve, como en lo que no se ve. Empezando por el apartado estético, los cambios son bastante comedidos, ya que mantiene sus cotas exteriores e interiores. En el frontal, se ha revisado ligeramente la parrilla, que ahora ofrece un diseño de cuatro lamas dobles.
De igual manera, se han rediseñado los faros traseros, incluyendo unos nuevos LED en forma de anillo, y añade nuevos acabados en piano black en los pilares, las molduras laterales o los marcos de los faros antinebla. A ello se suma el estreno de un nuevo color para la carrocería, el rojo Soul Red Crystal, y unas llantas de aleación de 18 pulgadas de nueva factura.
En el interior, el salpicadero recibe pequeños retoques, incluyendo ahora una moldura en piel, que puede ser de tipo cuero o de tipo alcántara según versión, y se ha rediseñado el túnel central incluyendo dos posavasos plegables. De igual manera, en las plazas traseras también se ha añadido un reposabrazos central, que se abre para ofrecer otros dos posavasos plegables.
Más eficiencia
Pasando al plano mecánico el Mazda CX-3 2018, tal y como había adelantado ya la marca en el Salón de Ginebra 2018, dispone de un motor gasolina, en dos niveles de potencia, y uno diésel. El primero es el ya conocido 2.0 SKYACTIV-G, pero que ha sido revisado para optimizar su consumo y emisiones, mientras que el segundo, aunque se basa en el 1.5 SKYACTIV-D anterior, se ha rediseñado casi por completo.
Este nuevo motor de gasóleo aumenta la cilindrada, cubicando ahora 1.8 litros, a fin de ofrecer, según detalla Mazda, un consumo más optimizado y una conducción más lineal. En este propulsor, al igual que ocurre con el de gasolina, se incluye una nueva tecnología de gestión térmica y de gestión de inyección multietapa, lo que ayuda a reducir tanto la generación de partículas como de NOx. También crece en tamaño el turbocompresor de geometría variable, a fin de ajustarse a su mayor cilindrada.
Ofreciendo una potencia de 115 CV, su par motor se fija en los 270 Nm, que está disponible entre las 1.600 y las 2.600 rpm. Por su parte, su consumo en ciclo mixto es de 4,4 l/100 km y de 114 g/km de CO₂ homologados según el nuevo estándar WLTP, al cual Mazda asegura sí haber llegado a tiempo.
En lo que respecta al motor gasolina de 2.0 litros, se ofrece en potencias de 121 CV y 150 CV, lo que deja claro que Mazda sigue apostando por la gasolina en detrimento del diésel. No en vano, las variantes de gasolina siguen aglutinando este 2018 el 90% de las ventas del CX-3. Su eficiencia térmica se ha mejorado gracias a la optimización del perfil superior de los pistones y de su sistema de inyección de cuatro etapas, ofreciendo así consumos y emisiones más comedidas: 6,2 l/100 km y 141 g/km de CO₂ en el caso de la versión de 121 CV y 7,0 l/100 km y 160 g/km de CO₂ en el de 150 CV.
El Mazda CX-3 2018 puede asociarse tanto a tracción total como delantera, aunque la primera sólo está disponible en el propulsor de gasolina de 150 CV (de hecho es la única opción en su caso), así como en el diésel. De igual manera, el renovado todocamino compacto ofrece la posibilidad de elegir entre un cambio manual de 6 velocidades o un cambio automático también de seis relaciones.
Asimismo, Mazda añade tecnologías ya conocidas como el High Precision DE Boost, que ayuda a ofrecer una respuesta de par más lineal, y los sistemas Natural Sound Smoother y Natural Sound Frequency Control, concebidos para reducir el ruido dentro del habitáculo además de ofrecer mejor sonoridad.
Al volante del Mazda CX-3 2018: mejorando lo presente
Tras conocer la teoría, pasemos a la práctica. Además de las optimizadas mecánicas, el nuevo Mazda CX-3 ha ajustado la suspensión, tanto en la delantera de tipo McPherson como en la trasera de barra torsión, a fin de absorber mejor las irregularidades del firme, pero sin perder ese carácter endurecido propio de su segmento. También se ha optimizado la tecnología G-Vectoring, lo que ha contribuido a mejorar tanto la estabilidad como el confort de la marcha cuando el agarre es menor.
De igual manera, se ha refinado la dirección, y lo cierto es que es notablemente precisa y responde muy bien en carreteras reviradas, que es donde hemos puesto a prueba principalmente todo el potencial del nuevo Mazda CX-3. No obstante, su radio de giro es ligeramente corto, por lo que en maniobras y giros muy cerrados obliga a tomar bastante ángulo.
Por otra parte, el puesto de conducción es muy cómodo, tanto para una persona de 1,60 metros como para una de 1,80 metros, aunque el reposapiés es algo ajustado, por lo que alguien con más de una talla 45 se quedará con parte del pie fuera. El asiento del conductor ofrece un amplio recorrido entre su posición más baja y más alta, especialmente en el caso del sistema manual. De hecho, si optamos por la baja, tenemos la sensación de que estamos más al volante de un compacto que de un SUV.
En primer lugar optamos por el Mazda CX-3 equipado con el propulsor más básico de gasolina, que apunta a ser, según confirman los números, el más vendido de la gama. En pos de una mayor eficiencia, sus desarrollos son algo cortos y se echa de menos algo más de par a bajas vueltas, el cual, por cierto está disponible a partir de las 2.800 rpm y es del 206 Nm. Al ser tracción delantera, donde mejor se desenvuelve es en autopista, más que un exigente puerto de montaña, así como en ciudad.
Tras catar el propulsor gasolina, nos pasamos al diésel. Y hay que reconocer que le sienta mucho mejor al nuevo CX-3. Permite marchas algo más largas, recupera mejor y responde mejor en regímenes más bajos, gracias a que su par esta disponible antes y es mayor. Está por ver si ello contribuye a mejorar sus ventas, que en el caso del gasóleo sólo integra el 10% de las mismas en la actualidad.
En definitiva, sin grandes alardes, el comportamiento del Mazda CX-3 2018 es más que correcto y los ajustes efectivamente han contribuido a mejorar su comportamiento en carretera.
Más tecnología
En lo que respecta a la tecnología y equipamiento, el nuevo Mazda CX-3 añade nuevos elementos, como el freno de mano electrónico, así como nuevas tecnologías de asistencia a la conducción. La principal novedad es el nuevo controlador de velocidad adaptativo con radar y función Stop & Go, que nos hemos quedado con las ganas de probar debidamente debido a la naturaleza de la ruta, principalmente puertos de montaña y carreteras urbanas.
Este se suma a tecnologías ya existentes como el detector de ángulo muerto, avisador de señales (sólo disponible en las versiones), el head-display a color o la frenada de emergencia con detector de peatones. De igual manera, el Mazda CX-3 2018 estrena el sensor de párking delantero, sumándose al trasero, y el sistema de alerta de cambio de carril involuntario.
En el apartado de conectividad, incorpora un nuevo navegador y su sistema multimedia es ahora compatible ahora tanto con Apple Carplay como con Android Auto.
Algunas de estas nuevas tecnologías están disponibles sin sobre precio desde su segundo acabado, el Evolution, como es el caso de la alerta de cambio de carril, o en el tope de gama Zenith: sensor de párking delantero y conectividad con Apple y Android. El resto de las novedades son opcionales y se ofrecen en forma de packs.
Hasta 3.096 euros de descuento
El Mazda CX-3 2018 ya está disponible en los concesionarios de nuestro país y llega con una campaña de lanzamiento de 2.000 euros, que añade un descuento adicional de 1.096 euros si optamos por la opción de financiación Promofinance, que incluye los cinco primeros mantenimientos, o de 700 euros si se escoge la FlexiOpción, que incluye de dos a tres años de mantenimiento gratuito. De igual manera, se puede optar al programa de renting para particulares Rent & Drive de Mazda: por 10 euros al día, durante tres años, incluye impuestos, seguro y asistencia en carretera y mantenimientos.
Si bien mantiene los acabados que ya conocíamos, el más básico Origin, el intermedio Evolution o el superior Zenith, añade una evolución del segundo, el Evolution Design. Asimismo, dispone de los paquetes Pack White (1.500 euros), que incluye tapicería en cuero blanco, asientos delanteros calefactables, ajuste eléctrico para el asiento del conductor y sistema de sonido BOSE, y Pack Cruise (1.050 euros), en el que se añade el nuevo control de crucero adaptativo, así como la mayor parte de sistemas de asistencia a la conducción.
Precios Mazda CX-3 2018
- Mazda CX-3 2.0 SKYACTIV-G 121 CV: de 20.645 euros a 23.450 euros.
- Mazda CX-3 2.0 SKYACTIV-G 150 CV: de 27.580 euros a 30.380 euros.
- Mazda CX-3 1.8 SKYACTIV-D 115 CV: de 21.845 euros a 23.850 euros.
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