Hyundai i20 2014, toma de contacto
Que el Hyundai i20 ha cambiado con la llegada de esta nueva generación es algo que no ofrece discusión alguna. El subcompacto acumula casi un millón de unidades vendidas desde que llegó al mercado en 2002, pero no por ese motivo se estanca ahora que llega el relevo generacional. Al contrario, los cambios obedecen a otro cambio: un cambio en la estrategia de ventas de Hyundai.
Para ver un poco todo eso, y para poner a prueba el Hyundai i20 2014, nos acercamos hasta Málaga y paseamos un rato por la zona con dos unidades de este miembro del segmento B: una que monta motor de gasolina Kappa 1.2 de 84 CV y la otra con motor diésel U-II 1.4 de 90 CV.
Previsiones para el Hyundai i20 2014
Hyundai pasa por un momento dulce en nuestro mercado. Si la previsión general para el sector en España está en que el año 2014 sea el de mayor crecimiento desde 2008, con un aumento del 17 % de las ventas, la previsión de Hyundai es mantener cuota, esto es, crecer otro 17 %, más en el canal de Particulares que en el de Alquiladores, donde previsiblemente perderá peso.
La experiencia de Hyundai en el pasado más inmediato, con un crecimiento del 45 % desde 2008 hasta 2013, y una cuota de mercado que se ha duplicado en este tiempo, pone las tablas para un escenario de optimismo en la marca. Así, los responsables de la marca cuentan con que el Hyundai i20 se venda a razón de 100.000 unidades anuales, conquistando clientes de otras marcas en un 80 % de los casos, cuando la media del segmento B está en el 58 %.
Si hasta la fecha la razón de compra de un Hyundai, según datos de la marca, estaba en el value for money, o relación calidad-precio, con el nuevo i20 esa motivación se decanta al lado del diseño, como primer motivo para la compra del subcompacto que se fabrica en Turquía.
De lo que puede ofrecer sobre el papel este nuevo Hyundai i20 ya hablamos ayer. Ahora vamos a ver cómo se traslada esa información al subcompacto a partir de la toma de contacto realizada con motivo de su presentación internacional ante los medios.
Lo que sugiere el Hyundai i20 2014 visto por fuera
Visto por fuera, el nuevo Hyundai i20 tiene el atractivo de un subcompacto que ha abandonado definitivamente su estética de segundo coche de la casa y ahora se centra en el que ha de ser su nuevo público objetivo: los conductores jóvenes. No es que estéticamente se parezca a un Ibiza, a un Clio o a un 208 —quizá a este último un poco más—, pero tiene ese punto de atrevimiento que lo hace atractivo.
Su lado bueno es el lateral, sin lugar a dudas. Quizá el frontal queda algo dominado por el logo de la marca, aunque las apuntadas ópticas le restan protagonismo y abundan en la imagen que joven comentábamos, mientras que en la trasera se echa en falta algo más de trabajo para rebajar un poco en altura la línea de los faros y conseguir un conjunto algo más armónico.
Interior, acomodación y mandos
Al pasar al interior, se descubre un espacio agradable y de un nivel de calidad percibida superior al que es común en este segmento. Tiene razón Christian Löer, director de Gestión de Productos y Precios en Hyundai Motor Europa, cuando comenta que los primeros puntos donde deposita la mirada —y las manos— el cliente potencial son las puertas y el salpicadero, y en este caso ambos transmiten una muy buena sensación de solidez. Nos cuentan que en esas superficies y en algunas otras se ha aplicado olefina termoplástica (TPO) como material de protección que permite que esas zonas conserven un buen aspecto y la sensación de calidad incluso con un uso frecuente.
De momento, como es lógico, no es posible evaluar cómo afectará el paso del tiempo al interior del Hyundai i20, pero sí es cierto que la buena sensación la transmite… excepto en algún punto suelto, como ese parasol que al volver a su posición tras el uso da un golpetazo que queda algo chusco en un entorno tan cuidado por lo general.
También va a ser una sensación extraña la de quedarse uno encerrado en la calle y con las llaves en el interior del coche, cuando accionamos el cierre centralizado desde el botón de la consola central teniendo una de las puertas abiertas, con la idea de abrir el resto. No, el ingeniero que viene a asistirnos con la segunda llave del coche tampoco lo entiende, pero seguramente alguien cambiará algo en el diseño de este elemento que es tan habitual hoy en día, y que no puede permitirse tener estos errores tan simples de configuración.
Al ocupar el puesto de conducción, es fácil encontrar unos reglajes con los que tener una buena posición al volante. Este es uno de esos coches en los que se nota el gusto por la ergonomía, sin que nada destaque especialmente por este motivo. Esto es un punto a favor: si no se nota la presencia de un mando, eso es que está bien ubicado.
De hecho, el salpicadero es ligeramente asimétrico, y se ha diseñado dándole un ángulo de 5 grados para encararlo hacia el conductor. El matiz no se observa a simple vista salvo que llevemos implantado un goniómetro en la retina, pero el dato nos ayuda a comprender por qué todo parece tan bien colocado en este puesto de mando tan orientado al conductor que parece que no lo está. Cuestión de sutilezas.
Y sobre el salpicadero se encuentra un punto que puede generar controversia. ¿Habíamos hablado de pantallas que parecían un pegote? Bien, pues en el Hyundai i20 2014 damos un paso al frente y encontramos… mejor dicho, no encontramos una pantalla para el navegador al uso, sino un soporte para que cada cual, a lo Juan Palomo, utilice como navegador el móvil y la aplicación móvil que más le gusten. De momento, Samsung y iPhone, y ya vendrán los demás cuando lleguen los nuevos soportes que están en el horno.
Se puede entender el argumento según el cual un navegador encarece un coche, y porcentualmente este encarecimiento es mayor en un subcompacto, y de hecho cualquier ser vivo que tenga un smartphone puede tener fácilmente un navegador. De hecho, casi seguro que en más de un caso delegar la navegación al móvil va a ser una solución mejor que depender de un GPS que es malo a rabiar y que no te puedes desinstalar del coche. No obstante, en lo estético a más de uno le va a parecer una solución francamente mejorable.
Por el contrario, no parece demasiado mejorable la buena disposición de los espacios portaobjetos, entre los que destacan los huecos portabotellas de 1 litro en las puertas traseras, ni la posición del arcón central o la existencia de un portagafas en un coche de este segmento. No es gratuito recordar en este aspecto que el maletero tiene una impresionante capacidad de 326 litros (1.042 litros con los respaldos traseros abatidos).
Finalmente, el techo solar con cortinilla, que es opcional y viene a costar alrededor de 900 euros, es un punto a favor de estos acabados de calidad. Se trata de un techo solar panorámico que se puede inclinar y abrir completamente, aunque la idea no es demasiado afortunada si, como es el caso que nos ocupa, Málaga ha decidido dar una pequeña tregua a sus días de sol y aconseja no exponerse demasiado, por si acaso.
Al volante del Hyundai i20 2014
No son demasiado largas ni complicadas las vueltas que damos con los dos Hyundai i20 que probamos. Dentro de eso, el 1.4 de gasolina (84 CV, 122 Nm) se muestra despierto, mientras que el 1.4 diésel (90 CV, 240 Nm) parece algo perezoso en comparación. Si uno sólo ve el diésel, quizá no perciba el efecto, pero desde luego, y visto lo visto, si me dan a escoger me quedo con el 1.4 gasolina sin pensarlo dos veces. Además sale por 2.300 euros menos en la compra, a igualdad de equipamiento (Tecno, el tope de gama para este gasolina).
Curiosamente, sobre el papel la marca de aceleración de 0 a 100 km/h favorece al diésel en 1 segundo (12,1 s contra 13,1 s), pero la sensación con el coche entre manos es otra, sobre todo en aceleraciones algo agresivas realizadas en entornos urbanos, de esas que le permiten a uno colocarse con este bichillo en buena posición en alguna que otra plaza complicada.
En el apartado dinámico, el Hyundai i20 2014 se defiende muy bien. Tanto la suspensión trasera, que ha sido modificada desde la base y ahora aporta un mayor peso a la direccionabilidad del vehículo, como la misma dirección, que ha sido rediseñada, permiten que el trazado sea bastante fiel, al menos a velocidades no demasiado exigentes.
En cuanto al tacto de pedales, es bueno y transmite con fiabilidad las sensaciones necesarias para el día a día. Sin embargo, en materia de tactos el volante de la dirección acusa un cierto exceso de asistencia, que en diésel resulta menor, acaso por la diferencia de masa entre una y otra versiones probadas.
Finalmente, tanto la caja de cinco relaciones (probada en la versión gasolina) como la de seis relaciones (probada en la versión diésel) han sido renovadas para obtener un comportamiento "más suave, silencioso y táctil", según la marca. Le han incorporado nuevos sincronizadores a la caja, además de un mecanismo antivibración para evitar chirridos y una placa guía para el guiado de la palanca. Lo cierto es que el tacto del cambio es muy correcto, con unos recorridos ni largos ni cortos, sino adecuados, precisos y que en ningún momento hacen que uno se plantee si el cambio ha de ser un problema para el conductor.
Con poco más llegamos a nuestro punto de destino con la sensación de haber conocido una alternativa interesante en el segmento B, siempre que busquemos algo más que relación calidad-precio y que seamos capaces de ver en la nueva imagen del Hyundai i20 2014 el giro conceptual que han querido para el subcompacto los creadores de esta nueva generación.
Los gastos del viaje para esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.