Probamos el Bentley Bentayga Hybrid: un híbrido de superlujo con 450 CV que necesita la batería para brillar

No es necesario recordar que todas marcas de coches están inmersas en plena transformación hacia la electrificación. Eso aplica también a las marcas del segmento del superlujo, y el coche que hoy nos ocupa es un buen ejemplo para entender cómo está afrontando este cambio un segmento tan específico, atípico y reducido. Hemos probado el Bentley Bentayga Hybrid de 450 CV y estas han sido nuestras conclusiones.

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El Bentley Bentayga ha supuesto un paso adelante importante para Bentley como marca. Meterse en el segmento SUV ha permitido a la marca de superlujo del Grupo Volkswagen multiplicar exponencialmente sus ventas, tanto que el año pasado de los 14.659 Bentley que se comercializaron en todo el mundo, el 40% eran Bentayga y eso les ha permitido situarlo como el SUV de lujo más vendido del mundo. Sí, más que el Rolls-Royce Cullinam.

De ellos, uno de cada cinco eran modelos híbridos como este que hoy nos ocupa. Este modelo llegó para complementar a los Flying Spur, cuyas ventas son estables año tras año y pronto recibirá su versión híbrida. También al siempre presente Continental, el icono deportivo de Bentley, pero el Bentayga les ha eclipsado y se ha situado como la opción preferente para los clientes de Bentley.

En esta ocasión nos hemos puesto al volante de la última versión del Bentayga, que está acompañada en la gama de productos por el Bentayga V8, el Speed y el Bentayga S. Frente a lo que cabría esperar, es el menos potente de todos ellos pese a ser híbrido.

El Bentley Bentayga Hybrid es el primer modelo de la marca que estrena tecnología híbrida, y supone un primer paso en materia de electrificación. Un reto que asumen con la vista puesta en 2030, que es la fecha en la que todos los Bentley serán 100% eléctricos tal y como anunciaron con la estrategia Beyond100.

Elegancia y contundencia a la vista

El Bentayga Hybrid es uno de esos coches que destaca allá por donde pasa. Destaca por su elegancia y contundencia, por sus dimensiones y por su planta, que claramente le identifica como un coche de ese segmento al que muy pocos pueden acceder, el del lujo más extremo.

Su diseño está marcado por un frontal con mucha personalidad, en el que las ópticas dobles redondas a cada lado acompañan a una parrilla gigantesca en posición central, sobre la que se sitúa el logotipo de la B alada de Bentley. En este caso la parrilla era metálica de verdad y venía acabada en tono cromado, extendiéndose a las tomas de aire inferiores laterales, algo por lo que hay que pagar un sobreprecio de 990 euros.

La pintura de la carrocería se llama Blanco ICE en el catálogo de la marca, y es básicamente un blanco perlado que brilla mucho a la luz del día. Su precio es de 4.710 euros sobre el precio base del coche y como curiosidad esta pintura se creó exclusivamente para el Continental Supersports de anterior generación.

Las líneas de su carrocería de 5,15 metros de largo están marcadas por las formas convencionales, fluidas y redondeadas, sin ningún tipo de ángulos o aristas como sí encontrábamos en el último súper SUV que hemos probado, el Lamboghini Urus al que son inevitables las referencias.

A nivel de diseño el Bentayga ha recibido hace poco tiempo una puesta al día en la que el cambio más destacado ha sido la adopción de unas nuevas ópticas traseras de forma elíptica siguiendo la línea del Continental, notablemente más planas y pequeñas que las del primer Bentayga. También son nuevas las ópticas delanteras, en las que las exteriores son notablemente más pequeñas que antes.

Esta versión híbrida hace gala de su tipo de mecánica. Lo hace a través de unas letras situadas en la parte inferior de las puertas delanteras que indican Hybrid en tono cromado. Para que todo el mundo sepa que este Bentley "no es de los que contamina tanto".

Las llantas Mulliner se ven gigantescas. Son de 22 pulgadas, tienen un diseño multiradio inclinado muy cerrado, que apenas deja entrever los discos de freno.

Esta unidad de pruebas que nos cedió Bentley Madrid lucía además detalles específicos del acabado First Edition, disponible únicamente durante el primer año de comercialización de este modelo.

Este acabado supone un sobreprecio de 28.075 euros y permite lucir los logotipos sobre los pilares C, en los respaldos de los asientos delanteros y traseros

Un interior de lujo con algunos detalles demasiado comunes

Si nos vamos al habitáculo de este trasatlántico, encontramos un espacio diseñado para satisfacer a los clientes más exigentes, esos que buscan el lujo en cada detalle. Y en algunos no lo encuentran.

El volante es totalmente redondo, estilo clásico con piel bicolor que permite lucir una banda de color oscuro en la parte exterior del aro y en cambio llevar piel clara en el interior y el centro.

Y es ahí en el volante donde encontramos uno de los elementos que desentona ligeramente. Nos referimos a los botones de origen Audi de hace dos generaciones, que si bien tienen buen tacto, no dejan de ser los mismos que encuentras en un Audi A3 de segunda mano hoy en día.

Los perfiles cromados se sitúan por todo el salpicadero, desde las salidas de aireación hasta el perfil exterior del reloj analógico que preside la parte alta del salpicadero en posición central. Además junto a cada una de las salidas de aireación dispuestas por la parte alta del salpicadero encontramos unos tiradores metálicos que permiten abrir o cerrar esas compuertas, exactamente igual que ocurría en los coches antiguos.

El túnel central súper ancho que separa ambos asientos delanteros permite albergar una consola de grandes dimensiones, en la que encontramos en la parte delantera el espacio para cargar el teléfono móvil por inducción.

Inmediatamente después está la palanca selectora del cambio, con un diseño específico y fabricada con materiales metálicos que tanto a la vista como al tacto dan una sensación de calidad única. Está coronada por la B de Bentley en la parte superior, y es necesario pulsarla para cambiar de P a D, de D a N y sucesivos.

A su lado encontramos dos huecos para bebidas, que en caso de elegir el paquete de fumador como era el caso en la unidad de pruebas, sacrifica uno de los dos espacios para poder situar ahí un cenicero con la B de Bentley también bien marcada en la tapa superior.

Más abajo, y en posición central está el botón de de arranque rodeado del mando giratorio que permite seleccionar los distintos modos de conducción. En la parte inferior de este módulo, el botón E-Mode nos indica que estamos al volante del híbrido de los Bentayga.

Por lo demás, en la parte central del salpicadero encontramos los mandos de climatización, que cuentan con botones físicos adoptando por tanto una configuración muy tradicional.

Pese a ese estilo clásico que denota el Bentley Bentayga Hybrid, no rechaza su inmersión en el mundo digital y así el cuadro de mandos tradicional con relojes se ha sustituido por uno digital de 12,3 pulgadas, con grafías de cuerpo fino específicas para Bentley.

En posición central una pantalla multimedia de 10,9 pulgadas permite acceder a toda la información y sistemas del coche, aunque en este caso sí que es evidente su origen Audi, con quien comparte muchas grafías y arquitectura de menús.

También hay un nuevo mando inalámbrico una pequeña tablet de cinco pulgadas, similar al que equipa el Flying Spur, que puede integrarse en las plazas traseras en un hueco ubicado bajo las salidas de climatización. Ésta pequeña 'tablet', que cuenta con un procesador de cuatro núcleos y 1 GB de memoria RAM, permite manejar algunas funciones como la calefacción de los asientos, la función masaje de los asientos traseros, el propio sistema multimedia o la iluminación ambiental.

Un V6 y un motor eléctrico para empezar desde abajo en la hibridación

La configuración mecánica que Bentley ha elegido para el Bentayga Hybrid es curiosa. Como marca del Grupo Volkswagen, las opciones eran muchas, desde una micro hibridación como la que tienen modelos como el Audi RS Q8 hasta otras configuraciones con potentes motores V8 y eléctricos como las que tiene Porsche en sus gamas Cayenne y Panamera.

De entre todas ellas han elegido la combinación del archiconocido motor V6 de gasolina de 3.000 centímetros cúbicos, desarrollando en este caso 340 CV, con un motor eléctrico de 128 CV situado en posición delantera longitudinal. Todo ello combinado con una batería de 17,3 kWh que le debería otorgar una autonomía eléctrica con carga al máximo de 40 kilómetros.

Estamos por tanto ante un Bentayga de 450 CV de potencia y 700 Nm de par, quedando esta versión como la de acceso a la gama tanto por potencia como por precio. Por encima están los Bentayga V8 de 550 CV y el Bentayga Speed de 635 CV impulsado por su motor V12. Una delicia.

Así pues, el comportamiento de este modelo está muy condicionado con la carga de la batería, que va situada en la parte inferior del maletero. Si dispones de energía, el coche arrancará en eléctrico sin hacer ningún tipo de ruido mecánico, en un absoluto silencio que se mantendrá a medida que iniciamos la marcha.

Como ocurre en todos los coches de este tamaño y peso, y se acrecienta en este con una puesta a punto refinada que busca el máximo placer a bordo, la experiencia de moverse en eléctrico por el tráfico urbano genera sensaciones enfrentadas. Tu inconsciente te dice que este tipo de coches necesitan mucha energía para moverse, y eso suele ir asociado a grandes y en ocasiones ruidosos motores de gasolina. No en este caso.

Aquí el Bentayga permite moverse con suavidad sin que el motor de combustión entre en funcionamiento. Puedes circular así siempre y cuando no seas muy impetuoso con el acelerador, o siempre y cuando lleves seleccionado el EV Mode desde el grupo de botones situado en la inmensa consola central, donde también podrás seleccionar los modos Hybrid y Hold.

Mientras la batería tenga carga y el sistema automático de gestión interprete que es suficiente para mover los 2.626 Kg que pesa esta mole, todo irá bien. Pero en cuanto la carga de la batería empieza a decaer, si eres muy impetuoso con el pie derecho, o si cambias al modo Hybrid, el motor de combustión entrará en funcionamiento, con todo lo que ello lleva aparejado.

Pasar del modo eléctrico al modo híbrido en que ambos sistemas funcionan de forma combinada, con el motor eléctrico ayudando al de gasolina, es más crítico en este modelo que en otros que hemos probado anteriormente. El silencio y el placer de conducción del que veníamos disfrutando, da paso a un sonido del motor no todo lo refinado que esperaba.

El motor 3.0 V6 del Grupo Volkswagen no es precisamente ejemplo de suavidad y dulzura en ninguna de sus configuraciones en los múltiples modelos que lo utilizan. Es un motor con buen rendimiento, una curva de par muy lineal que sube de vueltas hasta muy arriba, pero lo hace con unas vibraciones bastante notables y un sonido que, siendo honestos, no encaja con el carácter del Bentayga.

En otros modelos más terrenales que equipan ese propulsor eso no es algo crítico, pero sí lo es en un coche de este segmento donde la dulzura, el cuidado por el detalle, la suavidad y la capacidad para aislarte del mundo exterior es una de las premisas básicas, igual que lo son en el avión o el barco de los propietarios de un Bentayga.

Pero debemos tener en cuenta que según datos de la marca, la mayoría de los clientes que se decantan por esta versión del Bentayga lo hacen porque utilizan el coche a diario para moverse por el centro de la ciudad. Vivas en Madrid, en Barcelona, en Londres o en Los Ángeles, se antoja complicado que recorras más de 40 kilómetros al día, y por tanto deberías desplazarte la mayor parte del tiempo en eléctrico sin problema.

Por lo demás, con una carga completa el Bentayga ha alcanzado los 37 kilómetros en funcionamiento totalmente eléctrico, lo cual es una buena cifra

En carretera

Dicho todo esto, y abandonando los tramos urbanos para ponerlo a prueba en carretera ya pasando al modo Hybrid, lo cierto es que el rodar del coche mejora en todos los aspectos. El trabajo del equipo de suspensiones es excelente, consigue mantener la carrocería al margen de las ondulaciones del terreno y, aunque sin llegar al nivel de un Flying Spur, es un fantástico coche con el que viajar llaneando.

La caja de cambios es la automática secuencial de doble embrague y 7 velocidades que conocemos en otros modelos. Funciona bien, las transiciones de una marcha a otra son rápidas y apenas se aprecian escalonamientos.

Si quieres, puedes subir el volumen del equipo de música Naim con 1.780 watios y 20 altavoces que entra dentro del paquete First Edition y que es sencillamente sublime. Ese confort de marcha anima a descalzarse y hundir los pies en las mullidas alfombrillas de este coche, pero recuerda que eso solo lo pueden hacer el resto de ocupantes del coche, porque en España es ilegal conducir descalzo.

Saber aprovechar las inercias en un coche con esta envergadura y peso es clave para sacarle el máximo partido al sistema híbrido. En las zonas en bajada sueltas el acelerador y el sistema rápidamente lo deja rodar "a vela" reduciendo considerablemente los consumos.

El Bentayga Hybrid se comporta sorprendentemente bien en curvas. Si bien es cierto que en los apoyos más fuertes las inercias siguen estando ahí, las suspensiones neumáticas y estabilizadoras activas se encargan de permitirte trazarlas a un ritmo muy superior al que necesita el cliente de un coche de este tipo.

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