Le ofrecieron casi 200.000 euros por su casa, los rechazó y acabó viviendo atrapado en una autopista. En España sería ciencia ficción

  • Rechazó la indemnización esperando una mejor que nunca llegó y a tenido que mudarse porque es imposible vivir allí.

  • En China las "casas clavo" son habituales porque se han limitado mucho las expropiaciones sin el consentimiento de los propietarios. En España ocurre todo lo contrario.

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Alejandra Otero

China ha crecido muchísimo en infraestructuras los últimos 25 años, muchas de ellas monumentales. Autopistas imposibles, altísimos puentes o gigantescas presas como la de las Tres Gargantas: para concebirla 20 ciudades quedaron inundadas y más de un millón de personas tuvieron que abandonar sus casas y mudarse.

El gobierno chino compensa a los ciudadanos con indemnizaciones para que puedan rehacer su vida, pero los hay que se niegan. Este hombre es un buen ejemplo: le ofrecieron cerca de 200.000 euros para que dejase su casa para la construcción de una autopista. No aceptó y ahora su hogar se encuentra completamente rodeado por la vía y aislado. Ha tenido que mudarse.

"Ahora siento que perdí una gran apuesta. Me arrepiento un poco"

Huang Ping residía en Jinxi, un distrito al suroeste de Shanghái. Su casa de dos plantas hoy se encuentra totalmente rodeada por una autopista de circunvalación. La imagen es tan surrealista como llamativa, así que es habitual verla rondar cada cierto tiempo por redes sociales en los últimos meses.

Las autoridades contactaron con Ping cuando estaban planificando la carretera, la vía G206, cuyo trazado pasaba justo por su hogar. Le ofrecieron 1,6 millones de yuanes, unos 190.900 euros al cambio actual, y escoger entre tres propiedades diferentes para sustituir su vivienda. El dueño de la casa se negó pensando que podría apretar al Gobierno y obtener una oferta mejor. No fue así.

Imposible vivir allí. Ante la negativa, y apremiado por los plazos, el Ejecutivo empezó a construir la autopista rodeando la vivienda entre las dos direcciones de la vía de cuatro carriles. Ha quedado completamente aislada y residir allí se ha convertido en un auténtico infierno.

Primero, porque solo puede acceder a su hogar por una tubería. A ello se añadió el ruido de las obras y el polvo. Una vez abierta al tráfico, lo que ocurrió en abril, llegó la realidad que le espera para siempre: el humo, el ruido y las vibraciones constantes de los vehículos circulando. Según publica Vanguardia, en base a declaraciones del secretario del Partido Comunista en la zona, ha terminado por claudicar: se ha trasladado a un piso de alquiler al centro de la ciudad. Ping vivía en su casa ahora aislada con su nieto de 11 años.

El hombre ha lamentado el pulso que mantuvo con la administración: "Si pudiera retroceder el tiempo, aceptaría las condiciones de demolición que me ofrecieron. Ahora siento que perdí una gran apuesta. Me arrepiento un poco", admite según publicó a principios de año Daily Mail.

Impensable en España. El caso de Huang Ping es uno de tantos de lo que se conoce en China como "casas clavo": los propietarios se niegan a abandonar su propiedad para la construcción de infraestructuras. Uno de los más sonados fue el de una pareja que en 2012 se cerró en banda y no abandonó su piso, integrado en un edificio de cinco plantas. El inmueble quedó rodeado por el asfalto y allí resistieron más de un año y medio. Al final llegaron a un acuerdo con la constructora y fue derruido.

Esto ocurre en China porque tras las últimas reformas legales sobre la propiedad privada han limitado mucho las expropiaciones sin el consentimiento de los propietarios. En España esto no es posible. La Ley de Expropiación Forzosa (Ley 16/1954, modificada varias veces) permite a las administraciones expropiar un terreno o inmueble por motivos de utilidad pública o interés social. Por ejemplo una autopista, necesaria para la mejora de comunicación de una zona dada.

Esta regulación contempla una indemnización al propietario, normalmente por el valor de la propiedad o incluso mayor. En ocasiones se ofrece alternativas de alojamiento. El dueño tiene tres opciones: aceptar la indemnización, negociar una mayor o directamente rechazarla, recurso judicial mediante. Si no se llega a un acuerdo, la administración puede iniciar un procedimiento de expropiación forzosa.

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