El frustrado macroproyecto para probar trenes a 520 km/h en Málaga llega a su fin: Adif busca comprador o al menos inquilino

El frustrado macroproyecto para probar trenes a 520 km/h en Málaga llega a su fin: Adif busca comprador o al menos inquilino
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Adif busca nuevo dueño o, cuando menos, alquilar la monstruosa nave de casi 20.000 metros cuadrados que se terminó de construir en 2013, tras dos años de desarrollo, y sobre la que debería haber pivotado el Centro de Ensayos de Alta Tecnología Ferroviaria (CEATF), el frustrado macroproyecto para probar trenes a velocidades de hasta 520 km/h en Málaga. Renfe y la cordobesa Eco Rail serían dos de las posibles interesadas en hacerse con el activo.

¿La causa de la venta o alquiler de la nave? Es un derroche de dinero a día de hoy. Esta instalación, ubicada en Bobadilla (en el término municipal de Antequera, Málaga), lleva siete años inutilizada, vacía, y suponiendo un coste de unos 150.000 euros anuales al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), que recordemos es una entidad pública dependiente del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.

Cuando surgió el CEATF, allá por 2011 al amparo del Gobierno socialista con Zapatero a la cabeza, se planeó que en los aledaños de dicha nave se construyese un anillo ferroviario de 58 kilómetros.

Estaba llamado a ser el más grande del mundo hasta la fecha, tal y como explica elDiario.es. Pero no solo eso, sino que el objetivo era probar los trenes más veloces jamás vistos, capaces de alcanzar los 520 km/h.

Era el esperado fruto de una inversión que se estimó en 386 millones de euros y cuya financiación correría a cuenta de fondos públicos. Europa pondría 253 millones de euros vía los fondos FEDER, y España el resto.

Un viraje al modelo público-privado que acabó frustrado

Hyperloop One

De hecho, España pagó a ADIF, a partir de 2011, 140,7 millones de euros incluso antes de que la Comisión adoptara su decisión sobre el proyecto, infringiendo así las normas de la UE. El anillo nunca llegó a construirse; la inmensa nave sí se culminó y se quedó colgada.

El plan comenzó a truncarse en 2016. Durante la segunda legislación de Mariano Rajoy (PP), Ana Pastor, entonces ministra de Fomento, decidió dar un golpe de timón y apostar por un modelo público-privado para el desarrollo del proyecto.

Europa inició entonces una investigación y ese mismo año decretó "que la financiación pública crearía un falseamiento de la competencia, al subvencionar a un nuevo participante en el mercado", y ordenó a España recuperar los 140 millones de euros que concedió años atrás a Adif.

Además, la Comisión Europea espetó que "la ayuda concedida por España al administrador de infraestructuras ferroviarias ADIF no corresponde a un auténtico objetivo de interés común".

"No parece existir ningún interés en el mercado por desarrollar productos que funcionen a esas altas velocidades, ya que no serían comercialmente viables. En la práctica, al ensayo de trenes y equipos hasta las velocidades comercialmente viables de 320 a 350 km/h, para las que ya existen centros de ensayo en la UE. El CEATF no haría sino duplicar esas infraestructuras existentes", explicó entonces Europa.

Con el proyecto público noqueado, dos años después, en 2018, se desveló que Virgin Hyperloop One, la empresa del multimillonario británico Richard Branson que compite con el Hyperloop de Elon Musk, había escogido este espacio en España para testar su tren-tubo de alta velocidad. El proyecto parecía poder volver a respirar.

Supuestamente, las primeras pruebas reales del Virgin Hyperloop One estaban previstas para 2020 y eran fruto de una inversión total de 500 millones de dólares. Se crearían 250 puestos de trabajo asociados de manera directa al proyecto más cientos de puestos de trabajo indirectos derivados. Pero todo quedó ahí.

A punto de finalizar 2020, "Virgin no nos ha comunicado su interés por materializar este proyecto", concluyen lamentando desde Adif en declaraciones al citado medio.

NOTA: la imagen superior utilizada para ilustrar el artículo corresponde al Virgin Hyperloop One.

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