En Singapur, el lujo no es tener un Ferrari o un Lamborghini. El lujo real simplemente es tener un coche, aunque sea un coche cutre

  • Los certificados de titularidad (COE) pueden elevar el precio de un coche corriente a más de 120.000 euros

  • En Singapur hay apenas 11 coches por cada 100 habitantes, frente a más de 56 en la Unión Europea y más de 80 en EEUU

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Irene Mendoza

En buena parte del mundo tener coche es casi una necesidad. Si no, al menos es una opción. Sin embargo, en Singapur es un lujo comparable a lucir un exclusivo Rolex en la muñeca o incluso pagar la entrada de un piso normalito. Y no porque los coches allí sean más sofisticados, sino porque el simple derecho a poseer uno cuesta una fortuna.

La clave está en los Certificates of Entitlement (COE), permisos creados en 1990 para limitar la contaminación y el tráfico. Se subastan dos veces al mes y son imprescindibles para matricular cualquier coche. Duran diez años, y su precio puede superar los 72.000 euros al cambio.

Singapur, el país donde un Kia de segunda mano cuesta como un deportivo

El caso del agente de seguros Andre Lee, recogido por The New York Times, es revelador. En 2020 pagó 24.000 dólares (unos 20.600 euros) por un Kia Forte de 2010, unas cinco veces más de lo que costaría en EEUU, uno de sus principales mercados. Su idea era que le ayudara a impresionar a clientes: “Es como llevar un Rolex”, decía.

Pero tres años después lo vendió: el mantenimiento, el combustible y el aparcamiento habían convertido su coche en una carga. La empresaria Su-Sanne Ching cuenta una historia similar: pagó 150.000 dólares (unos 129.000 euros) por un Mercedes-Benz, con 60.000 solo en el permiso. “Pago por comodidad”, reconocía.

Los resultados del sistema son evidentes. En Singapur, una ciudad-estado de apenas 5,9 millones de habitantes concentrados en una isla más pequeña que Nueva York, circulan 11 coches por cada 100 habitantes, frente a los más de 80 de EEUU o los 56–57 de la Unión Europea, según datos de Eurostat y ACEA.

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La diferencia con otras ciudades del sudeste asiático es enorme. Frente al caos de Yakarta o Bangkok, Singapur presume de calles despejadas y trayectos rápidos. “No estamos sentados tres horas en un atasco solo para llegar al trabajo”, explicaba a NYT el sociólogo Chua Beng Huat, de la Universidad Nacional de Singapur.

Transporte público eficiente y barato como alternativa real de movilidad

La fórmula de Singapur funciona porque está respaldada por un transporte público eficiente, puntual y barato. Un trayecto largo en metro cuesta menos de 2 SGD (1,60 euros), y plataformas como Grab cubren la movilidad puerta a puerta.

Además, Singapur ha invertido fuerte su red de transporte en la última década: 1.000 autobuses, 200 trenes y varias líneas de metro nuevas que garantizan que el 80 % de los hogares esté a menos de 10 minutos de una estación.

Para los más ricos, pagar un COE no supone un gran problema. Pero para la clase media es otra historia. Joy Fang y su marido compraron en 2022 un Hyundai Avante de segunda mano por 58.000 dólares (poco menos de 50.000 euros), incluyendo el permiso. Hoy dedican más del 10 % de su presupuesto familiar a mantenerlo.

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“Definitivamente no merece la pena cuando comparas el coste con lo poco que lo usamos”, reconocía a The New York Times. Aun así, aseguran que moverse con dos niños pequeños y un carrito en transporte público es aún más complicado. Un dilema que ilustra bien cómo, en Singapur, tener coche es más un lujo aspiracional que una necesidad.

Pero, ¿es el de Singapur un modelo exportable a otras ciudades del mundo? Ciudad de México limita la circulación por matrículas, Londres y Estocolmo aplican peajes urbanos y Nueva York los ha estrenado este año. Pero ninguna va tan lejos como Singapur: aquí el coche más que libertad para la movilidad privada representa estatus... un auténtico lujo al alcance de muy pocos.

Imágenes | Unsplash

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