Imagina una Toyota Hilux avanzando por el desierto californiano, cargada, con un remolque detrás que parece hecho de otra Hilux y horas de pista por delante sin una gasolinera cerca ni margen para el error. Pues para eso nació esta preciosa Toyota Hilux 4×4 de 1981 con remolque a juego, mucho antes de que se inventase el concepto ‘overland’ en el mundo camper.
Esta bestia del off-road, que de por si contaba con una muy base, fue preparada en su día por un especialista en buggies, pensada para rodar durante horas por terrenos muy complicados y condiciones duras. Tras una restauración y puesta a punto en 2015, vuelve a estar preparada para darlo todo respetando esa filosofía original.
La Hilux y por qué Toyota acertó de lleno
Cuando Toyota lanzó la Hilux en 1968, la presentó como una pick-up compacta, sencilla y resistente. El planteamiento funcionó tan bien que, con el paso de las generaciones, se convirtió en uno de los modelos más importantes de la marca, superando los 10 millones de unidades vendidas a nivel global y consolidando una reputación de fiabilidad casi legendaria que, por supuesto, conserva.
La tercera generación, presentada en 1978, fue un punto de inflexión. Ensanchó vías, mejoró suspensiones y dio un pequeño salto en confort. Y en 1979 llegó la Hilux 4×4 de fábrica, el cambio que la transformó en una herramienta válida tanto para trabajar como para viajar lejos del asfalto. Esta unidad de 1981 pertenece exactamente a ese momento en el que la Hilux dejó de ser solo una pick-up y empezó a construir su mito.
Una preparación hecha para devorar arena y kilómetros
Esta Hilux monta llantas mag de 15” con neumáticos General Grabber de 33”, que aumentan la altura libre al suelo y mejoran el apoyo sobre arena y pistas rotas. La suspensión reforzada tipo one-ton, con ballestas más robustas, está pensada para soportar carga constante durante horas sin fatigarse, algo clave cuando el vehículo es una herramienta de trabajo y viaje.
Los amortiguadores según Mecum son Rancho RS9000, regulables desde el interior gracias a un compresor de aire a bordo. Estos permiten adaptar el comportamiento del coche al terreno y al peso que arrastra en cada momento. En la práctica, significa poder endurecerlos en pista rápida o suavizarlos en zonas rotas para ganar tracción y control.
Los desarrollos de su diferencial 4.37 acortan las relaciones para que el motor entregue más fuerza a baja velocidad. Traducido a un uso real, la Hilux puede avanzar despacio con más control, remolcar sin forzar la mecánica y moverse con soltura cuando el suelo es blando o muy irregular. A eso se suman las estriberas tipo nerf bar, ancladas directamente al chasis, que protegen la carrocería y facilitan el acceso en zonas complicadas, y un depósito auxiliar de 57 l conectado al original.
El remolque a juego: una idea providencial
El remolque comenzó su vida como un Bayliner para barco de 28 pies, pero fue acortado y transformado para montar una caja de carga original de Toyota Hilux, pintada en el mismo rojo Tomato Red “Campbell’s Soup” y cubierta con una capota idéntica a la de la pick-up tractora.
El objetivo era separar carga y vehículo permite repartir mejor pesos, mantener la Hilux más manejable fuera del asfalto y ganar capacidad sin comprometer la tracción. Es exactamente el mismo planteamiento que hoy vemos en muchos remolques camper off-road modernos. Vista con perspectiva, esta Toyota Hilux con remolque resume una forma de viajar que hoy vuelve a estar de moda: mecánica sencilla, piezas robustas, autonomía real y soluciones prácticas.
Y quizá ese sea su mayor mérito: recordar que muchas de las mejores ideas del mundo camper no nacieron ayer. Simplemente funcionaron tan bien que siguen teniendo sentido hoy. Tras una nueva puesta a punto respetando la configuración original, este conjunto sale ahora a subasta en Mecum Auctions el próximo día 10 enero. Y eso, para los amantes del verdadero 4x4 que quieran una solución camper resistente, es mucha tentación.
Imágenes | Mecum Auctions
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