El vídeo que circula por Instagram con Jean Alesi cruzando el pit lane del Circuito de Cataluña a fondo ante la mirada de pánico del mecánico no es una locura aislada: es el reflejo de cómo se entendían los boxes en la Fórmula 1 a principios de los 90. Un espacio estrecho, lleno de mecánicos, fotógrafos y material, por el que los coches pasaban casi sin levantar el pie para no perder posiciones en carrera.
Hoy el pit lane está estrictamente controlado, con limitadores electrónicos y sanciones inmediatas a quien no cumpla los límites. Pero desgraciadamente ese cambio no llegó por evolución natural, sino tras una cadena de accidentes graves que culminaron en uno de los fines de semana más negros de la historia del campeonato.
GP de Imola 1994: el punto de no retorno
Hasta 1993 no existía un límite de velocidad obligatorio en boxes durante la carrera. Los pilotos entraban frenando al último metro, paraban durante tres o cuatro segundos y salían acelerando entre personas y equipos rivales. El riesgo era asumido como parte del espectáculo y, en consecuencia, muchas veces había accidentes y roces.
En circuitos como el del GP de España, con un pit lane especialmente estrecho, escenas como la de Alesi en 1991 eran habituales. Aquella temporada, en su primer año con Ferrari, el francés incluso cumplió un ‘stop & go’ demostrando que, sin límites claros, el paso por boxes era casi otra especialidad de pilotaje.
Pero todo cambió tras el Gran Premio de San Marino de 1994. A la muerte de Roland Ratzenberger el sábado y de Ayrton Senna el domingo, se sumó un accidente que terminó de encender todas las alarmas.
En la vuelta 48, Michele Alboreto perdió la rueda trasera derecha de su Minardi al salir de boxes en Autodromo Enzo e Dino Ferrari. La rueda salió despedida y golpeó a cuatro mecánicos de Ferrari y Lotus, que tuvieron que ser hospitalizados. El pit lane, una vez más, había demostrado ser un lugar peligrosamente descontrolado.
La decisión de la FIA: límites por fin obligatorios
La reacción fue inmediata. A partir del siguiente GP, el de Mónaco de 1994, la FIA impuso un límite de 80 km/h en el pit lane para todas las sesiones, con sanciones de ‘stop & go’ para quien lo incumpliera. Curiosamente, ya en 1993 existía un límite en entrenamientos, pero no en carrera.
No fue solo la Fórmula 1 la que reaccionó tarde. En 1993, el piloto japonés Nobuyuki Wakai murió tras un accidente en la zona de boxes del campeonato nipón de motociclismo, un suceso que llevó al Mundial de 500 cc a introducir límites de velocidad en el pit lane.
Desde entonces, el pit lane pasó de ser territorio salvaje a un entorno milimetrado. En 2004 el límite se elevó puntualmente a 100 km/h, para volver a 80 km/h en 2012, y en algunos circuitos especialmente estrechos se reduce incluso a 60 km/h, como Monte Carlo o Singapur. Hoy, el botón del limitador es tan importante como el embrague en la salida. Visto con perspectiva, sorprende que la Fórmula 1 tardara tanto en actuar.
El vídeo de Alesi en el Circuito de Cataluña es espectacular, sí, pero también es el recordatorio de una época en la que el riesgo era parte del ADN del deporte. 1994 no solo cambió los coches y los circuitos: también convirtió los boxes en un lugar donde, por fin, la seguridad empezó a ir por delante del espectáculo.
Imágenes | FIA, @yoshi_05200
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